Gantz Club



Unirse al foro, es rápido y fácil

Gantz Club

Gantz Club

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar.

    Teras
    Teras

    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Novato_3


    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Nivel Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Numero
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-11 / 1001 / 100Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1

    Nada

    Mensajes466 Reputación56
    Dinero0
    Puntos Gantz43 100 Puntos0 Vida
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1

    Traje
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 3000 / 300Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1

    Vehiculo
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 1000 / 100Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 5000 / 500Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 9000 / 900Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1

    Energia
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Derecha-1
    Radar Nada

    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Empty Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar.

    Mensaje  Teras Jue Mar 15, 2012 1:14 pm

    El guardián se levantó temprano. Desayunó y después guardó sus pertenencias en su bolso. Tomó su espada y fue al comedor para despedirse de su maestro.

    .¿Ya te vas?-preguntó Alem.

    -Sí. Gracias por todo. Aprendí mucho estando con vos estas dos últimas semanas. Muchas veces pensé que estabas loco por haberme sometido a esas mortales pruebas. En realidad sigo pensando que estás loco, pero ahora entiendo por qué lo hiciste. Conocés perfectamente el riesgo que implica ser un humano con el máximo potencial. Para nosotros no hay muchas oportunidades. Si en este mundo no sos lo suficientemente fuerte terminás muerto.

    -¡Increíble!-exclamó Alem-. No esperaba escucharte decir eso. Me alegra saber que comprendés cual es la situación en la que vive cualquiera que tiene el máximo potencial.

    -Hay algo que me estuve olvidando de preguntarte desde el primer día. ¿Qué le dijiste a tu esposa para justificar tus dos semanas de ausencia?

    -Le dije la verdad. Ella sabe que no soy un simple mecánico.

    -¿Lo decís en serio?-preguntó sorprendido Ismael.

    -Sí. No tenés idea de los comprensivas que pueden ser las personas si les das oportunidad. Pero no pierdas tiempo pensando en eso. Volvé a tu casa, Isma. No te metas en problemas en el colegio.

    -Adiós mecánico. Cuidate.

    -Nos vemos el próximo fin de semana. No lo olvides.

    Ismael volvió a su casa teletransportandose. Apareció en su habitación. El lugar estaba igual que en el momento en que se había ido. Encontró sobre su cama un regalo de bienvenida: una nueva edición de uno de sus comics favoritos. Dejó su espada y su bolso en el suelo, y agarró el libro que estaba sobre su almohada. Se entretuvo unos minutos observando sus páginas y luego lo dejó sobre la mesa que había en su habitación.

    -Muchas gracias, padre.

    Empezó a ordenar sus cosas. Puso el bolso sobre su cama. Primero sacó toda su ropa. Acomodó cada prenda en el lugar que le correspondía ocupar en su armario.

    Encendió su celular y lo revisó. En esas dos semanas que había estado apagado el aparato había recibido muchos mensajes de texto. Supo que Edgar, Sara, Amanda, Marina, y su padre habían intentado comunicarse con él.

    Guardó su espada, su puñal, y su brazalete en uno de los cajones de su armario.

    No necesitaba esconder ninguna cosa, ya que contaba con la seguridad que le daba la confianza de su padre.

    Cuando terminó de acomodar sus pertenencias apagó la luz de su habitación, se quitó sus zapatillas, y se acostó en la cama.

    Aún sentía mucho dolor por las heridas que le habían quedado después de su último combate.

    Vio la hora en la pantalla de su celular. Eran las 10:15Am. Programó una alarma para que el aparato sonara a las 11:30Am. Quería dormir un poco más.

    Había descansado las ocho horas necesarias para recobrar energías, pero parecía que no había sido suficiente.

    Pensaba que la lucha con su doble lo había dejado completamente destrozado.

    Despertó a la hora programada.

    Se cambió de ropa, cargó su mochila sobre sus hombros, guardó su navaja en uno de los bolsillos de su campera, y se puso sus anteojos negros detectores.

    Salió de su casa y cerró con llave.

    Caminó rápidamente, dispuesto a enfrentar nuevamente al terrible mundo que él debía salvar. Se dirigió hacia el colegio.

    En el camino se encontró con una muy querida amiga.

    Amanda corrió para abrazar a su amigo.

    -¡Te extrañé mucho, Isma! Pasé dos semanas sin darte un abrazo, mi amor. Te quiero mucho.

    Ismael acarició el cabello de la chica, quien se apartó completamente sonrojada.

    -Siempre tan cariñosa, Ami.

    -Eh... Sí. Creo que me excedí. Supongo que debo ser más comedida con mis muestras de cariño ahora que tenés novia, ¿no? Si ella nos viera podría ponerse celosa. No quiero meterte en problemas.

    -Claro que no, Ami. Vos siempre me trataste de la misma manera. Marina te conoce. No tiene que cambiar nada entre nosotros.

    -¿No? ¡Perfecto! Entonces permitime darte otro abrazo.

    La chica de cabello castaño abrazó a su amigo nuevamente.

    -¿Estás bien?-preguntó Amanda al finalizar su abrazo.

    -Sí. Últimamente me siento mucho mejor que de costumbre.

    -Entonces te ayudó hacer ese retiro espiritual.

    -¿Retiro espiritual?

    La excusa que había dado Gabriel Andes para justificar la ausencia de su hijo.

    -Eh... Sí. No estuvo mal.

    Se despidieron y cada cual siguió su camino.

    -Asi que un retiro espiritual. No se te ocurrió nada mejor.

    Ismael siguió caminando hasta que llegó a donde se encontraba el inmenso edificio de dos pisos en el que él pasaba cinco horas de lunes a viernes. Vio a Sara acercándose a él. Edgar la seguía. Pensó que iban a saludarlo. Él nunca habría imaginado lo que en realidad iba a suceder.

    Sara abofeteó a Ismael.

    -¡Hey! ¿Por qué hiciste eso?

    -Porque al fin reuní el valor suficiente para hacer algo que se me ocurrió hace tiempo. ¿Era necesario que me mintieras? Podrías haberme dicho que la estabas esperando o que preferías que siguiéramos siendo amigos, pero no lo hiciste. Me dijiste que ya no querías tener una relación y no sé qué más. ¿Te gusto jugar conmigo? ¿Te gustó hacerme llorar y besarme? ¡Contestame! Decí algo.

    Ismael utilizó el tiempo que le dio su amiga para pensar. ¿Qué podía decirle? Se preguntó si ella podía creerle si él le decía que al volver Marina las ideas a las que él se había aferrado se habían derrumbado con la misma facilidad con la que se habían construido. ¿Podía mirarla y decirle que en su alma no existía la fuerza necesaria para rechazar a la chica en la que se había interesado hace tanto tiempo? Prefirió no decir una palabra. Sólo recibió otra bofetada y vio a su amiga alejándose de él. En ese momento reaccionó. No podía darle una explicación, pero al menos debía haber algo que pudiera hacer para que lo perdonara. Intentó ir tras ella.

    -¡No te vayas, Sara!

    Edgar detuvo a su amigo dándole un golpe.

    -¡No te acerques a ella!

    Ismael retrocedió totalmente sorprendido.

    -¿Por qué me golpeaste? ¿Qué te sucede?

    -Vos sabés por qué. No puedo permanecer impasible cuando alguien hiere los sentimientos de una amiga.

    -Ed, dejame...

    -¡Callate! No quiero escuchar lo que tengas que decir.

    -Está bien.

    -Pero que quede claro que esto no cambia nada. Seguiremos siendo amigos. Sé que tener amistades implica tolerar muchas cosas, incluso que tus amigos se comporten como unos auténticos imbéciles. No sé que pasará con Sara. Ahora mismo sólo puedo decirte que no sé si seguirás contando con su amistad.

    Edgar iba a retirarse, pero se detuvo cuando escuchó algo que dijo su amigo.

    -Así es mejor para vos, Ed. Ahora tenés oportunidad.

    -¿De qué estás hablando, Isma?

    -Sabés bien de qué hablo. Ella te gusta. Siempre lo supe. Nadie se ha interesado en Sara como vos.

    -¿Por qué decís eso? ¿Creés que soy un hipócrita? Estás equivocado si creés que me alegro porque la rechazaste. Yo sólo les deseo lo mejor a todas las personas que me importan. Siempre creí que los dos pensábamos de la misma manera, pero ahora lo dudo mucho. Ahora creo en eso que me estuviste diciendo todo este tiempo. Vos no sos el Ismael Andes que todos conocíamos. Ahora tengo delante de mí a un extraño. No sabés cuanto dolor siento en este momento.

    Edgar se retiró, dejando a su amigo sintiéndose mal por las palabras que él le había dicho.

    Ismael vio llegar a Marina.

    La chica de cabellos dorados inmediatamente se acercó a él y lo besó.

    -¿Vos también vas a golpearme?

    -Claro que no, Isma. ¿Por qué haría algo así? Te quiero mucho.

    Marina vio a Edgar y Sara en la vereda de enfrente.

    -Mirá. Ahí están nuestros amigos. Vamos con ellos.

    -Eh... Ahora no puedo. Tengo que irme. Recordé que tengo algo que hacer.

    -Pero no tardes mucho, Isma. Si te dejan afuera tu papá podría enojarse.

    -No te preocupes-dijo Ismael-. Puedo entrar teletransportandome-dijo, olvidando por un momento que su novia no sabía su secreto.

    Marina simplemente se rió, y lo besó en la mejilla.

    -¿Teletransportandote? Qué tontería. En serio, Isma. No tardes mucho. Te estaré esperando.

    Ismael se alejó del colegio. No deseaba llegar a algún lugar en especial. Sólo quería estar lejos de Edgar y Sara.

    En el camino se encontró con un hombre. En una mano tenía un maletín y en la otra una botella de medio litro que contenía gaseosa de lima-limón. Vestía un pantalón negro, una camisa blanca y un saco gris. Sus zapatos negros relucían. Tenía el cabello corto. Su estatura era inferior a la de Ismael, pero no era bajo.

    -¿No es malo faltar a clases?-preguntó el hombre luego de beber un poco de gaseosa.

    -¿No es malo meterse en los asuntos de los demás?

    -En este caso no. No me gustaría que el mundo quede hecho trizas, chico.

    Ismael se detuvo.

    -Los del Eje oculto se esforzaron demasiado para ocultar la información que tienen sobre mi persona. ¿Quién es usted?

    -Un hombre que quiere ayudarte. Mi nombre es Darío Senna. No te enojes con el Eje oculto. ¿Qué podían hacer contra el mejor ladrón del mundo? Ni siquiera se dieron cuenta de que entré en su depósito de archivos.

    -¿Sos un ladrón?

    -Sí. No te alteres. No pienso hacerte daño. A mi no me gusta la violencia. No tengo alma de guerrero.

    -Cuando hablé con el asesino él me dijo que alguien que conocía le había robado información al Eje oculto. Como no fue notificada alguna irrupción en el depósito de archivos Alem pensó que alguien había ingresado ilegalmente a la página de internet de la organización, pero creo que se equivocó. Vos ayudaste al asesino, ¿no? Recien dijiste que robaste información sin que nadie se diera cuenta.

    Darío no se sorprendió por esa acusación. Él sabía que el joven desconfiaría.

    -Alguien ayudó a ese miserable. Eso es seguro. Pero yo no fui. ¿Qué ganaría si el mundo fuera destruido? Ya no existiría la gente adinerada dispuesta a pagarme para robar toda clase de objetos valiosos. El dinero es lo único que me importa. Mi lealtad y mis servicios son para la persona que pueda pagarme más. ¿Qué valor tendría el dinero en un mundo destrozado?

    -No tendría ningún valor.

    -Exacto. No me importa que no confíes en mí. Hacé lo que quieras, pero al menos permitime mostrarte lo que traje. Es un objeto muy valioso que robé hace mucho tiempo.

    -¿Lo robaste? Entonces no pierdas tiempo. No quiero tener problemas si llego a conocer a su legítimo propietario.

    -¡No seas cobarde!

    Ismael agarró a Dario por el cuello de la camisa.

    -Yo no soy ningún cobarde.

    -Entonces dejame mostrarte lo que traje y prestá atención.

    El joven soltó al ladrón, quien dejó en el suelo su botella con gaseosa y abrió su maletín.

    El hombre sacó un guantelete de color negro hecho de metal. Se lo mostró al guardián.

    -Este es el guantelete potenciador. También se lo conoce como “brazo de Heracles”. Sirve para incrementar la fuerza de tu brazo derecho más allá de los límites. Teniéndolo puesto podrías golpear con una fuerza titánica, lanzar rayos que podrían freir a cualquiera, y dar descargas fatales. ¿Querés probártelo?

    Ismael colocó el guantelete en su brazo derecho. El mismo cubría casi todo su antebrazo, y de sus mano sólo dejaba al descubierto los dedos.

    Para comprobar si el guantelete realmente era útil manifestó su energía vital. Su brazo brilló intensamente y tembló al sentir la potente corriente eléctrica. Cuando terminó con esa demostración se quitó el guantelete.

    -¿Qué opinás ahora?-preguntó Darío-. ¿Querés quedártelo o preferís devolvérmelo? Antes de que me respondas tengo que hacerte una advertencia. No sé si la utilización de ese objeto tiene algún efecto secundario. Si algo malo llega a sucederte por utilizarlo excesivamente no va a ser mi culpa, ¿entendido?

    -Quiero quedármelo, pero supongo que no vas a permitir que me lo quede sin que te de algo a cambio.

    -Te equivocás. ¿Qué podrías darme a cambio? No creo que tengas algo muy valioso en tu poder. Salvá al mundo. Eso es lo único que quiero que hagas. Adiós Ismael Andes.

    Darío Senna cerró su maletín, levantó su botella con gaseosa y se fue caminando.

    Ismael decidió volver al colegio. Todavía tenía tiempo para entrar sin tener que recurrir a su habilidad para teletransportarse.









    Llegó el primer recreo.

    Sara la pidió a su amigo Edgar que se quedara en el salón para hablar con ella.

    Juntos esperaron a que los demás se retiraran.

    -¿Qué sucede, amiga? ¿Qué puedo hacer por vos?

    -Decirme por qué estuviste evitándome. Te cansaste de inventar excusas para no salir conmigo durante las vacaciones de invierno, ¿no?

    -No quiero hablar de eso.

    -Yo sí quiero hablar de eso. Aceptalo. Sólo quiero saber por qué te desagrada tanto la idea.

    -Porque vos sos como una hermana para mí. Tener una relación con vos sería muy similar a cometer incesto.

    -No exageres. Nuestra amistad nunca fue tan especial. Quiero que seas sincero conmigo. La verdad no ofende. La mentira sí.

    Edgar no tenía escapatoria. Su amiga sólo aceptaría una respuesta válida. Ocupó una de las tantas sillas del salón.

    -Sos una chica especial, Sara. No te corresponde estar con alguien como yo. No soy un tipo excepcional como Isma. Él siempre fue mejor que yo en todo. Por eso siempre lo admiré. Nunca sentí envidia. No me rechazó por ser inferior como muchas otras personas. ¿Ahora lo entendés? Yo no merezco a una chica como vos. No soy bueno para el estudio, pierdo mi tiempo en tonterías, y aunque me esfuerzo mucho todo me sale mal siempre. Soy un inútil.

    Edgar se levantó con la intención de abandonar el salón, pero su amiga lo detuvo agarrandolo de un brazo. La miró.

    -No sos un inútil, Ed. Sos muy duro con vos mismo. Todos tenemos nuestras fortalezas y nuestras debilidades. ¿Qué importa si no te va muy bien en el estudio? Yo tampoco tengo las mejores notas, pero no me importa. No está mal perder el tiempo con tonterías. Yo prefiero a un tonto divertido y no a un serio deprimente.

    Se miraron fijamente y sonrieron.

    -Y por último-dijo Sara-, aunque todo te salga mal las personas sabrán valorar tu esfuerzo. Sos amable, comprensivo y siempre estás dispuesto a ayudar a otros. Cuando ese hombre desagradable del cabello blanco se nos acercó aquella vez, vos te pusiste frente a mí para protegerme. A pesar de que estabas tan asustado como yo.

    Sara se acercó a su amigo.

    Sus rostros quedaron a unos pocos centímetros de distancia.

    -Te acepto con tus virtudes y defectos, Ed.

    Ambos cerraron sus ojos y se conectaron en un beso que terminó cuando una persona les llamó la atención.

    -¡Disculpen!

    Se separaron y miraron a la preceptora Sabrina totalmente sonrojados.

    -No me molesta que se quieran tanto, pero no pueden quedarse en el salón durante el recreo. Salgan ahora mismo.

    -Sí-dijeron Edgar y Sara al mismo tiempo antes de abandonar el salón seguidos por la preceptora.









    Marina cerró su carpeta. Su curso tenía hora libre porque un profesor había faltado por problemas de salud.

    -Isma, quiero preguntarte algo.

    Ismael dejó de leer el comic que le había regalado su padre. Lo había llevado con él por si se presentaba la oportunidad de leerlo. Miró a su compañera.

    -Preguntá.

    -¿Por qué nunca estás en tu casa los fines de semana?

    -Porque en esos días me ocupo de algo muy importante.

    -¿Podés decirme de qué se trata?

    -No puedo hacerlo. Al menos no por ahora.

    -¿Cuándo vas a poder decírmelo?

    -El veintidos de diciembre voy a poder contarte hasta el más mínimo detalle.

    -Buena idea, ¿no? Si llega el fin del mundo no vas a tener que decirme nada. ¿No podrías decírmelo ahora?

    -No. Y no te preocupes, porque no va a pasar nada el veintiuno de diciembre. Te lo prometo.

    -¿Por qué no podés decírmelo? Creí que confiabas en mí. ¿Creés que no puedo guardar un secreto?

    Marina se levantó dispuesta a dejar a su novio para ir a conversar con sus amigas, pero fue detenida.

    Ismael se acercó a ella y rodeó su cintura con sus brazos. La abrazó por detrás frente a todos.

    Todas las miradas se posaron sobre ellos.

    -Isma, todos nos miran-dijo Marina totalmente avergonzada.

    -Confío plenamente en vos, Marina. Pero ahora no puedo decirte nada. Te prometo que vas a saber todo cuando llegue el momento adecuado. Creé en mis palabras.

    -Está bien. Te creo. Soltame. Me da mucha vergüenza.

    Ismael la soltó y volvió a su asiento. A él no le afectaba la atención de sus compañeros. No sentía vergüenza.

    Marina también volvió a su lugar.

    -Por favor no vuelvas a hacer eso frente a todos.



    Lunes 30 de julio del año 2.012.



    El regreso del guardián, la visita de un ladrón al que sólo le importa el dinero, un conflicto entre amigos, una amistad que se quiebra por un beso, se ocultan verdades. Todo sucede mientras el día decisivo se acerca cada vez más.

    Los saluda el sr. Teras. Very Happy
    Anonymous
    Invitado
    Invitado


    Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar. Empty Re: Escenario para tres. Parte 20: Me gusta robar.

    Mensaje  Invitado Jue Mar 15, 2012 3:25 pm

    Uhhhh mas Caps careta

    Mhhh quiero sangre...quiero accion...quiero leer la batalla final.....

      Fecha y hora actual: Miér Mayo 08, 2024 7:04 pm