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    Escenario para tres. Parte 37: En paz.

    Teras
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    Mensaje  Teras Vie Mar 16, 2012 12:43 pm

    Padre e hijo desayunaban juntos en el comedor de esa pequeña casa. Cada uno tenía una taza con té y disfrutaban de una deliciosa tarta de ricota.

    -Invitamos a todos a almorzar para celebrar mi regreso. Estoy emocionado. Y algo ansioso.

    -Alem se va a sorprender mucho cuando te vea. ¿Por qué lo dejaste para lo último?

    -Alguien tenía que quedar a lo último, ¿no? Preferí que fuera él. Porque no me cae bien.

    -¿Por qué despreciás a Alem? Es un buen tipo.

    -Tengo mis razones, papá. ¿Qué respuesta te dieron por tu invitación?

    -Casi todos dijeron que van a venir. Amanda me preguntó si podían venir con ella unas amigas. Le dije que no habría problema.

    -¿Casi todos? ¿Quién no te respondió?

    -Marina. ¿Podrías llamarla para preguntarle qué piensa hacer?

    Ismael suspiró.

    -Preferiría no hacerlo. ¿Por qué no la llamás vos?

    -Te entiendo, hijo. Te rechazó y ahora estás sufriendo por eso, pero no podés evitarla por el resto de tu vida. Conformate con lo que ella puede ofrecerte ahora. Intentá ser su amigo. No queda otra.

    -Pero...

    -¿Realmente querés apartarte de una persona a la que querés tanto sólo porque ya no pueden tener la misma relación que antes? Preguntatelo.

    -Está bien. No hace falta que sigas sermoneandome. Voy a llamarla.

    Ismael tomó su celular, el cual estaba sobre la mesa del comedor. Buscó en la agenda del aparato el número de su exnovia.

    -¿Vas a llamarla ahora mismo? Es temprano, Isma. Son las 10:25 Am. Esa chica podría estar durmiendo.

    -Ya lo sé. Si no atiende la llamo más tarde. No hay problema.

    La llamó.

    Escuchó la voz de la chica.

    -¿Sí? ¿Quién llama?

    -Hola Marina.

    -Ah. Hola Ismael. Buen día.

    -Buen día. Quiero preguntarte algo.

    -No insistas, Isma. Ya hablamos de eso. Pensé que te había quedado claro. Adiós.

    -No te llamo para hablar de eso. No cortes. Necesitamos saber si vas a venir a almorzar.

    -No lo sé. No estoy muy segura. Es que no tengo ganas de verte.

    -Entiendo que estás enojada conmigo, pero no me parece correcto que dejes de lado a los demás. No tienen nada que ver. Para ser sincero yo tampoco quiero cruzarme con vos, pero tenemos que actuar como adultos. No como unos nenes.

    -¿Por qué me llamaste? ¿Tu papá te lo pidió?

    -Sí. ¿Vas a venir?

    -Sí. ¿A qué hora tengo que estar allá?

    -A las 12:30 Pm.

    -Bien. A esa hora. Nos vemos más tarde, Isma. Adiós.

    -Adiós. Te quie...

    Iba a decirle que la quería.

    -¿Qué?

    -Nada. Adiós.

    Cortó la llamada.

    -Listo. Va a venir.

    Ismael suspiró y agachó la cabeza.

    -Ya lo vas a superar.

    -Sí. Sólo necesito tiempo.







    Gabriel colocó la parrilla sobre los ardientes trozos de carbón que estaban tirados en el suelo. Se dio vuelta al escuchar una voz.

    -Hola profesor.

    La familia Inax había aparecido en el patio de la casa de los Andes.

    -Espero que no te moleste que hayamos aparecido directamente en el patio. Es como si hubieramos entrado sin pedir permiso.

    -No hay problema, Alem. Mi casa es tu casa.

    El amable profesor saludó a sus invitados.

    -¿Somos los primeros en llegar?-preguntó Melina.

    -Sí-respondió Gabriel-, son los primeros.-El profesor miró por encima del hombro a la puerta de su casa-. ¡Vení a saludar! ¡Ya llegaron algunos de nuestros invitados!

    -¿Hay alguien más?-se preguntó Evelyn-. Pero recién dijo que somos los primeros en llegar.

    Ismael salió al patio.

    Alem inmediatamente fue a abrazarla.

    -¡Ah! ¿Qué creés que estás haciendo? Soltame. Esto es vergonzoso.

    -¡Maldito Isma! Seguro que volviste hace días y yo me entero ahora, pero te perdono. Me alegra tanto verte.

    -Soltame, porque sino voy a contar hasta tres y después te voy a dar una descarga eléctrica. Tres, dos, u...

    El cuerpo del joven de Ezpeleta se estremeció al recibir una descarga eléctrica.

    El mecánico platense se alejó de él riendose.

    -¡Alem!

    -Te lo hice antes de que vos me lo hicieras a mí. Seguro que no te lo esperabas.

    Ismael saludó a Melina y a Evelyn. Él y Alem se encargaron de llevar al patio algunas sillas para que tuvieran donde sentarse los que estaban y los que llegarían más tarde.

    Más tarde llegaron Edgar y Sara.

    Después de ellos llegó Amanda, acompañada por Ariadna y Tania.

    Al final sólo quedaba una silla desocupada. Un único espacio vacio.

    -¿Marina va a venir?

    Fue Sara la que preguntó.

    Muchos de los presentes miraron a Ismael, esperando que él respondiera a esa pregunta.

    -Ella le dijo a Isma que iba a venir-finalmente respondió Gabriel en lugar de su hijo.

    La mencionada llegó un poco tarde.

    -Ya me imagino por qué llegaste tarde-dijo Edgar-. Ni todo el tiempo del mundo te alcanzaría para arreglarte lo suficientemente bien como para que te veas bonita, ¿no?

    -Te equivocás, Ed. Yo soy bonita, y vos sos el tipo espantoso que no tiene arreglo.

    -No se preocupen-le dijo Amanda a sus amigas al ver las caras que pusieron por el intercambio de palabras entre Marina y Edgar-. Ellos se tratan así. No viven sin pelearse.

    La recién llegada saludó a todos los presentes. Dejó para lo último a su exnovio.

    Ismael sintió que su corazón se aceleró cuando tuvo cerca de esa joven de cabellos dorados. Le dolía tanto saber que no podía abrazarla y besarla en los labios. Estaba obligado a saludarla con un simple beso en la mejilla.

    -¿Desde cuando se saludan así?-preguntó Amanda-. Dense un beso como corresponde. No me van a decir que les da vergüenza, ¿no?

    Sara se acercó a la chica de cabello castaño para decirle algo al oído.

    -¡Ah! ¡No sabía! Perdonen. No sabía nada. En serio. Disculpen.

    -Está todo bien, Ami-dijo Marina-. No hay problema.

    -¿Qué sucede?-le preguntó en voz baja a su marido Melina.

    -Parece que Isma y Marina ya no son novios-les respondió de la misma forma Alem.

    Se formó un incomodo silencio.

    Para terminar con ese tenso clima Edgar empezó a hablar sobre algo gracioso que le había ocurrido en la semana.

    Los presentes pasaron tiempo conversando.

    Ismael se mantuvo casi al margen de la conversación. La presencia de Marina lo desconcentraba. Le molestaba tanto saber que sólo había una cosa que podía hacer teniendola tan cerca. Sólo podía mirarla. Nada más.

    En cambio, a Marina no parecía afectarle ni lo más mínimo la presencia de su ex-novio.

    Llegó un momento en que no resistió más. Decidió alejarse de ella al menos por unos minutos.

    Se levantó y entró en su casa. Se dirigió a su habitación, pero no ingresó en ella. Quedó de pie frente a la puerta con la cabeza agacha. Suspiró.

    -Hey.

    Volteó al escuchar una voz. Se encontró con Ariadna.

    -¿Por qué estás acá? ¿Qué estás haciendo?

    -Le dije a tu papá que necesitaba ir al baño, pero en verdad sólo quería seguirte para hablarte.

    -¿Por qué?

    -Es obvio. Se nota mucho que estás algo triste. ¿Qué relación hay entre la chica rubia y vos?

    -Es... Era mi novia.

    -¿Por qué dejó de ser tu novia?

    -Ella se enojó conmigo porque después de estar lejos de ella durante más de un año y medio no tuve mejor idea que presentarme ante ella para pedirle que me permitiera estar a su lado otra vez. Por eso.

    -Ya entiendo. ¿Qué pensás hacer al respecto?

    -Nada. No hay nada que pueda hacer para lograr que me perdone. Sé que no me lo merezco. No te voy a mentir. Yo sabía que era muy probable que ella me rechazara. Su rechazo me dolió mucho, pero no me sorprendió. Preguntatelo. Si estuvieras en su lugar, ¿serías capaz de perdonarme?

    Ariadna pensó su respuesta.

    -No sé que decir. Es un asunto complicado.

    -Pero entendés que mi problema no tiene solución.

    -No pierdas la esperanza. Nunca se sabe qué puede pasar. Pero si tu relación con ella no mejora no te quedes con ese pensamiento.

    -¿Qué pensamiento?

    -Digo... Supongo que en este momento debés pensar que si ella no vuelve con vos todo se habrá terminado porque nunca habrá alguien más que quieras tener a tu lado, pero no es así. Si ella ya no te ama, ¿qué importa? Seguramente vas a encontrar a otra chica que pueda amarte.

    -¿Por qué me decís todo eso?

    -Porque me caes bien, tonto. Sé que no nos conocemos bien, pero Amanda me habló mucho de vos. Creo que sos una buena persona.

    -Gracias.

    -De nada. No te quedes lloriqueando en tu habitación mucho tiempo. No vas a ganar nada ocultandote. Te enfrentaste a un terrible asesino y salvaste al mundo. Comparado con eso estar en el mismo lugar que la chica que te rechazó es una tontería.

    Ariadna se retiró. Lo dejó solo.

    -Tiene razón. No debo complicarme tanto la vida por algo así. No me voy a morir por estar en el mismo lugar que ella.

    Ismael volvió al patio poco después de que la joven de anteojos se retirara.

    Todos se sintieron mejor al verlo más animado.

    Él y Marina siguieron evitandose. Eso no cambió.

    Más tarde almorzaron todos juntos.

    Durante la sobremesa Ismael se levantó.

    -Prestenme atención por un minuto, ¿si? Tengo algo que decirles.

    -Otra vez no-dijo Amanda temiendo que sucediera lo peor.

    -No te preocupes, Ami-dijo Alem-. Yo me encargo de él.

    Alem se movió a gran velocidad para situarse detrás de su aprendiz.

    Un fuerte golpe en la nuca fue lo último que sintió Ismael antes de perder el conocimiento.

    Edgar evitó que su amigo terminara en el suelo sujetandolo con sus brazos. El joven miró al mecánico platense con el ceño fruncido.

    -Creo que nos debés una buena explicación a todos.

    -Debía hacer algo para detenerlo. Seguramente iba a empezar a decir un montón de tonterías como que quiere irse y todo lo demás también.-Miró a Gabriel-. No hace falta que me de las gracias, profesor.

    Obviamente Edgar no fue el único que se sorprendió por la forma en que actuó Alem.

    Ariadna miraba a unos y a otros esperando recibir alguna explicación.

    -¿Por qué hizo eso? No entiendo nada.

    Tania se acercó a su novia para hablarle al oído.

    -¿Creés que sea seguro tratar con estas personas?

    -Después les explico por qué hizo eso-le dijo Amanda a sus amigas.

    Alem aplaudió para llamar la atención de todos.

    -¡No se queden sentados! Ayudenme a atarlo a una silla. Hay que ponerlo contra la pared.

    Ismael volvió en sí cuando fue sacudido por una descarga eléctrica. Cuando abrió sus ojos vio a Ariadna alejandose de él. Estaba atado a una silla situada junto a una de las paredes del comedor. Miró a su alrededor.

    Utilizaron unas sábanas para atarlo.

    Gabriel miró a la joven que acababa de darle una descarga eléctrica a su hijo.

    -Ah. Entonces vos también.

    -Sí. Tengo el máximo potencial.

    -¿Cuál es tu plan, Alem?-preguntó Sara.

    -Convencerlo de que no debe irse.

    -¿Y si no resulta?-preguntó Edgar.

    -Lo obligamos a quedarse-respondió Amanda.

    La pequeña Evelyn miró a su madre.

    -Mamá, ¿por qué papá golpeó al tío Isma y después hizo que lo ataran a una silla?

    -Ya hablaremos de esto cuando estemos en casa-dijo Melina.

    -¿Alguien puede explicarme qué carajo está pasando?-preguntó Ismael.

    -Alem dice que estamos evitando que te vayas otra vez-dijo Gabriel.

    -Para convencerlo sólo necesito cinco minutos a solas con él-dijo el mecánico platense mientras golpeaba la palma de su mano izquierda con su puño derecho.

    -No hablás en serio-dijo Sara-. No pensás seriamente en recurrir a la violencia, ¿no?

    -¿Por qué es necesario que esté contra la pared?-preguntó Amanda.

    -Para que esté en contacto con la casa-dijo Ariadna-. Podría teletransportarse llevando la silla con él, pero no llevando una edificación. ¿No es así, Alem?

    -Sí. Estás en lo correcto.

    -¡Dejen de hacer tonterías!-gritó Ismael-. No pienso irme de casa. Desatenme ahora mismo. Hagan el favor, ¿si? Pero si les resulta más cómodo puedo decir lo que quiero estando atado.

    Le prestaron atención.

    -Quiero que sepan que me alegra mucho que me hayan recibido con los brazos abiertos. Se los agradezco mucho. A todos.

    -Pero no todos te recibieron tan bien-pensó Amanda mientras miraba a Marina con el ceño fruncido.

    La joven de cabellos dorados evitó la mirada de la chica de cabello castaño.

    Alem suspiró y luego miró a su alrededor. Dirigió una mirada a cada uno de los presentes. Se rió.

    -Hoy sí que nos divertimos mucho, ¿no? Deberíamos reunirnos más seguido. ¿No les parece?

    -No trates de desviar la atención, Alem Inax-dijo Melina-. Todo este extraño espectáculo es obra tuya. Ya vamos a hablar cuando estemos en casa.

    -Uy, creo que alguien está en problemas-dijo riendose Edgar.

    -No te vas a reir tanto cuando estés casado con Sara y te tenga bajo su mando, Ed-dijo Alem.

    Evelyn y Tania se encargaron de desatar a Ismael.

    Llegó la hora de las despedidas.

    Los anfitriones saludaron a sus invitados.

    En un momento, sin que nadie se diera cuenta, Marina agarró del brazo derecho a su ex-novio y lo apartó de los demás.

    Ismael simplemente se lo permitió. Fue con ella a su habitación.

    -Ah... ¿Por qué me trajiste hasta acá?

    -Porque necesito hablar con vos en privado.

    -Ya veo. Entonces, ¿qué se te ofrece? ¿Qué puedo hacer por vos?

    -Podés responderme una pregunta. ¿Todavía me querés?

    -Sí. Te quiero.

    -¿Tanto como antes?

    -Sí. ¿Por qué preguntás eso? Creo que no debería importarte lo que yo sienta si ya no querés estar conmigo.

    -Sí que me importa. Me importa mucho.

    Marina se le acercó para besarlo.

    Ismael la correspondió. Se sintió tan bien al probar una vez más esos labios que para él eran tan deseables como un vaso con agua fría en un caluroso día de verano.

    Cuando el beso terminó se miraron uno a otro con rubor en sus mejillas.

    -Te quiero mucho, Isma. Sé que me lastimaste, pero no puedo seguir así. No puedo vivir ignorandote ni borrarte de mi vida de un día para otro. Te quiero a mi lado. No puedo evitarlo.

    -Entonces, ¿me das otra oportunidad?

    -Sí. En este mundo ya hay mucha gente para odiar, pero para amar no. Por eso prefiero amarte antes que odiarte.

    Se besaron una vez más.

    -Hasta luego, Isma-dijo Marina antes de salir de la habitación.

    Ismael se sentó en el borde de su cama y suspiró. Se sintió afortunado por haber recibido dos besos de su amada, junto con su aceptación.



    Domingo 14 de septiembre del año 2.014.







    -Estoy viviendo un muy buen momento-dijo sonriendo un joven que estaba de pie frente a la tumba de su madre.

    Su nombre era Ismael Andes y tenía diecinueve años. La situación en la que se encontraba le causaba una gran felicidad. Ni siquiera el recuerdo de aquel oscuro día en que había muerto su progenitora podía borrar su sonrisa.

    -Hola mamá. Supongo que te preguntarás por qué vine tan temprano, ¿no? No muchas personas se deben levantar para ir a un cementerio a las ocho de la mañana. Bueno. Es que quería tener oportunidad de hablarte a solas.

    Miró hacia el cielo.

    -Te agradezco mucho por haberme mostrado el camino que debía seguir. Seguí viviendo y con el tiempo encontré la paz que necesitaba. No fue fácil, porque yo mismo compliqué todo. Me fui corriendo tras lo que yo creía que me correspondía. Tardé mucho en darme cuenta de lo equivocado que estaba. Mi lugar en este mundo, el sentido de mi vida, lo que me corresponde. Todo eso estuvo frente a mí todo el tiempo.

    Guardó silencio durante unos segundos.

    -Mi lugar en el mundo es esa casa en la que viví con papá y vos durante años. Estar junto a las personas que quiero le da sentido a mi vida. Lo que me corresponde es estar junto a las personas que quiero para darles la ayuda que necesiten y ser un guardián indestructible si llega a ser necesario algún día. Protegerlos a todos. Eso debo hacer.

    Ismael sonrió.

    -El mundo es un asco y tal vez nunca cambie. Eso lo sé, pero no me importa. Ya no. Lo importante es lo que haga con mi vida a partir de ahora. Estoy bien, mamá. Todos estamos bien. Sé que no siempre será así, pero no te preocupes. Estoy dispuesto a luchar contra las adversidades.

    El joven vio a lo lejos a una persona. No le prestó mucha atención. Pensó que seguramente estaba ahí para visitar a algún familiar muerto y nada más. Supo que estaba equivocado cuando esa persona estuvo cerca.

    Era una mujer que él conocía. Tenía puesto un vestido negro y unos zapatos del mismo color. Usaba anteojos. Llevaba con ella una cartera. El viento jugaba con sus negros cabellos.

    -¿Te acordás de mí, Ismael Andes? Supongo que no. Sólo me viste una vez hace mucho tiempo.

    -Sí, te recuerdo. Sos Flora. La novia de Janos. Este encuentro no es una casualidad, ¿no? ¿Cómo supiste que...?

    -Contraté a alguien para que vigilara la tumba de tu madre durante el día. Él me avisó que viniste.

    Ismael miró a su alrededor.

    -No pierdas tiempo. No lo hallarás. Está vigilando desde muy lejos.

    -¿Querés hablar conmigo?

    -Sí, pero antes tengo que mostrarte algo. Seguime.

    Caminaron juntos entre las infinitas hileras de lápidas del cementerio.

    Flora se detuvo cuando llegó al lugar al que quería conducir a Ismael.



    Janos Etna.

    1.998-2.014



    -Ya veo. ¿Cuándo murió?

    -La semana pasada. Resistió mucho tiempo.

    -Así que está acá. En el mismo cementerio que mi mamá.

    -Bueno. En realidad él no está ahí.

    -¿Qué?

    -Su cuerpo fue incinerado. Sus cenizas en una urna.

    -Entonces, ¿por qué está acá esta lápida? ¿Qué sentido tiene?

    -Janos me dijo que quería tener un lugar al que pudiera ir para visitarlo, aunque ya no quedaran ni rastros de su cuerpo.

    -Ahora decime. ¿Por qué viniste a verme? ¿Por qué me trajiste hasta acá?

    -Para cumplir con la última tarea que me encomendó mi novio. Tengo que darte dos cosas.

    Flora metió una mano en su cartera. Sacó una carta y se la ofreció a Ismael, quien la aceptó.

    -¿Una carta?

    -Sí. Son palabras de Janos, pero la letra es mía. En sus últimos momentos ya no tenía fuerzas para hacer algo tan sencillo como escribir. Ahora mirá lo que hay detrás de la lápida.

    Ismael encontró una urna blanca.

    -¿Esto es...?

    -Sí. La urna que contiene sus cenizas.

    -¿Qué esperás que haga?

    -Leé esa carta y después encargate de esparcir sus cenizas. Por favor. Esa fue su última voluntad. ¿Podés hacerlo?

    -Sí.

    -Gracias Ismael. Que tengas una buena vida.

    -¿Ya te vas?

    -Sí. Ya no tengo ningún asunto que tratar con vos.

    -Permitime hacerte una pregunta. ¿Cómo llegaste tan rápido después de que te avisaron que yo estaba en el cementerio?

    -Antes de morir, Janos me hizo un pequeño favor.

    Flora se fue de ese cementerio teletransportandose.

    Ismael abrió el sobre que tenía en sus manos y luego sacó la hoja de papel que contenía.





    Ismael:

    Cuando leas esto voy a estar en el infierno divirtiendome con mis hermanos, los demonios.

    ¿Seguiste mi consejo? ¿Volviste a tu casa para estar con tus seres queridos? Espero que sí. Y si no lo hiciste, ¿qué estás esperando, idiota?

    Odio admitirlo. Yo hubiera dado lo que fuera por tener una vida como la tuya. Date cuenta de que sos muy afortunado.

    Sufriste una fuerte caída cuando tu madre murió. Pero supiste levantarte y volverte lo suficientemente fuerte como para derrotarme. Salvaste al mundo.

    Siempre me pregunté qué uso le habrás dado al poder para cumplir un deseo. Lamentablemente nunca lo sabré.

    Espero recordar nuestro acuerdo cuando abra mis ojos en mi próxima vida.

    Espero que ambos tengamos mejor suerte cuando nos encontremos en otro tiempo y con distintos nombres.

    Hasta pronto.

    Janos Etna





    Cuando terminó de leer la carta se encargó de esparcir las cenizas de su antiguo rival.

    El viento se las llevó.

    -Hasta pronto, Janos. Suerte en tu próxima vida.

    Ismael se fue del cementerio teletransportandose. Para seguir adelante con su vida. Para mostrarle su fortaleza al mundo que odiaba.



    Martes 14 de octubre del año 2.014.



    Ya está. El final de esta historia que me tomó mucho tiempo terminar. Invito a dejarme un gran comentario en esta ocasión. ¡Vamos! Jijiji.

    Todo lo que quieran decirme. Cuál es su personaje favorito, si les gustó como terminó la historia, lo que les haya parecido interesante, algo que les parezca que no haya quedado claro. Lo que sea.

    Una buena crítica hace al buen escritor.

    ¿Continuacion? He pensado en varias ideas para una continuación. También pensé en hacer la historia de Alem. Su vida antes de encontrarse con Isma. Pero no voy a hacer nada relacionado con Escenario para tres por lo menos hasta que avance bastante con otra novela con la que estoy trabajando y que algún día cuando la termine y la registre la subiré también.

    ¡Muchas gracias por leer!

    ¡Los saluda el sr. Teras! Very Happy
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    Escenario para tres. Parte 37: En paz. Empty Re: Escenario para tres. Parte 37: En paz.

    Mensaje  Invitado Lun Mar 19, 2012 9:38 pm

    Personaje favorito Alem...porque? Porque rulea...

    Lo que falto...una escena xxx de las dos minitas...Ariadna y Tania?

    Podes hacer continuaciones...libro dos...la historia de Alem...

    Libro tres...las lesbianas...conta su historia y mucho mas
    careta

    Libro 4...estaria bueno saber del enfrentamiento dentro de miles de años...que pasa entonces...

    Libro 5.....ni idea...se me acabaron xD.....

    Creo que el libro muestra muchas cosas tuyas...pensamientos tuyos.....

    Espero leer mas cosas tuyas...o novelas...o algun fic protagonizado por Reds xD...

    Un gusto haberla leido.....te dejo +1...

    Y ya que estamos te invito a leer mis creaciones...podras ver los links en mi firma...

      Fecha y hora actual: Jue Mayo 09, 2024 1:43 pm