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    Escenario para tres. Parte 19: Doppelganger.

    Teras
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    Mensaje  Teras Miér Mar 14, 2012 3:26 pm

    Ismael despertó al escuchar una voz. Su propia voz. Se incorporó y vio a una versión muy diferente de él mismo.

    Ese otro Ismael no tenía la cicatriz en la mejilla derecha y tenía el cabello largo. Una armadura cubría gran parte de su cuerpo. Las partes de la misma cubrían sus piernas, su cintura, sus antebrazos, su pecho y su abdomen. Llevaba con él una espada.

    Ambos estaban en medio de una desolada ruta.

    Alrededor de ese camino pavimentado de dos carriles sólo había un árido suelo carente de vegetación.

    El cielo estaba completamente despejado.

    En lo alto se encontraba el siempre radiante sol.

    -¿Quién sos?-preguntó Ismael.

    -Mi nombre es Blas. Ya no pierdas tiempo. Levantate.

    El guardián se levantó sin dejar de mirar a su extraño doble.

    -Esa respuesta no me basta. ¿Quién sos?

    -Soy la persona que vos fuiste hace miles de años. Blas, el guerrero de la espada escarlata. El guardián.

    -¿En donde estamos? ¿Por qué estás acá?

    -Estamos en el interior del espejo. Yo debo acompañarte hasta que llegues al lugar en que se encuentra tu rival.

    -¿Hacia donde debemos dirigirnos?

    Blas se acercó a un cartel que estaba a un lado del camino. Miró hacia su izquierda.

    -Dice que si querés morir tenés que ir para ese lado. Y si sos un cobarde tenés que ir para el otro lado, para salir del espejo. No lo digo yo. Está escrito en el cartel.

    -Este espejo está muy equivocado si cree que soy un cobarde o que le tengo miedo a la muerte. Vamos guardián antiguo.

    Ismael estaba decidido a enfrentar al rival que lo esperaba más allá del horizonte. Avanzó caminando por la ruta.

    Blas lo siguió.

    -Me sorprende que puedas moverte tan rápido con esa pesada armadura.

    -Si un hombre no era lo suficientemente fuerte como para moverse rápido con todo esto encima terminaba muerto. Así era en la antigüedad, Ismael.

    -Todo era muy diferente, ¿no?

    -Sí. Nunca voy a entender por qué la voluntad divina que decide cuando debe llevarse a cabo un enfrentamiento definitivo eligió mi época. El mundo de ese entonces no se parecía en nada al mundo actual. No había tanta corrupción, y las cosas importantes no habían perdido su valor. El honor, la generosidad, el respeto y la empatía estaban presentes en el corazón de mucha gente. Y un buen día llegó él. Ese demonio de cabello blanco. No pude salvar a mi amada y todo terminó.

    -¿Vos sabés como es el mundo en la actualidad?

    -Sí. Yo morí hace miles de años, pero mi esencia está intacta en tu interior, junto con todos mis recuerdos. Sé todo lo que vos sabés.

    -Me cuesta mucho aceptar que Ami y yo fuimos algo más que amigos.

    -Comprendo. Ella es como una hermana menor, ¿no? La vez pasada fue diferente. Cuando llegó el momento del enfrentamiento los tres éramos mayores. El asesino, mi amada y yo. No había mucha diferencia de edad entre nosotros.

    -¿Por qué será diferente ahora?

    -¿Quién sabe? Lo único que sé es que al final, sea como sea, él va a ganar otra vez.

    Ismael se detuvo. Puso su mano sobre la empuñadura de su espada.

    Blas también se detuvo.

    -¿Por qué paramos?

    -¿Creés que él va a ganar? Atrevete a volver a decir eso y te corto en pedazos, antiguo yo.

    -Sólo soy honesto. Yo, en el momento en que luché con ese asesino, era un guerrero muy poderoso. Y vos, por mucho que te esfuerces, no vas a llegar a ser ni la mitad de lo que yo fui. Por eso creo que vas a ser derrotado.

    -¡Te lo advertí!

    Ismael desenvainó su espada y atacó al antiguo guerrero.

    Blas reaccionó justo a tiempo para cubrirse. Su espada era muy similar a la de su atacante. Demostró su gran habilidad para el combate al contraatacar. Luego retrocedió.

    -Es muy hábil-pensó Ismael-. No me lastimó sólo porque no quiso hacerlo.

    -No desperdicies tus energías luchando conmigo. Si realmente querés demostrar que estoy equivocado derrotá a ese rival que te espera más adelante, y después destrozá a Janos. No vas a ganar nada atacándome. No estás acá para eso. Date cuenta de cuales son tus prioridades. Pensá racionalmente. No seas estúpido.

    Ismael no dijo nada. Envainó su espada y siguió caminando.

    Blas también guardó su espada y fue tras él.

    Ambos se detuvieron nuevamente más adelante, cuando vieron una inmensa pared que era tan alta que llegaba hasta el cielo, y se extendía horizontalmente hasta donde llegaba la vista. Cuando estuvieron cerca de ella observaron que estaba hecha con ladrillos rojos y cemento.

    -¿Y ahora qué vamos a hacer? ¿Será posible llegar al otro lado de alguna manera?

    -Sí-respondió Blas-, debe haber alguna forma. Yo voy a por la derecha. Vos andá por la izquierda. Si llegas a encontrar una puerta, un pasadizo o un hueco, avisame.

    Se separaron para buscar.

    Unos minutos después, Ismael escuchó la voz del antiguo guerrero. Acudió inmediatamente al oír su llamado.

    -¡Encontré algo!

    Había encontrado una puerta por la cual podrían acceder al sitio que cubría la inmensa pared.

    -Yo sólo puedo acompañarte hasta acá-avisó Blas-. Tendrás que seguir adelante solo.

    Ismael quiso abrir la puerta, pero una extraña fuerza le impedía tocar el picaporte.

    -¿Qué problema hay? ¿Por qué no puedo abrirla?

    -Porque tenés que vencer a tu rival recurriendo únicamente a tu propia fuerza. Debés dejar atrás esos objetos especiales. El brazalete y el puñal.

    -Supongo que después podré venir a recogerlos.

    Ismael dejó caer al suelo los objetos que le impedían avanzar y abrió la puerta. Descubrió que el interior estaba completamente falto de iluminación. Él odiaba la oscuridad. Prefería pensar que la odiaba antes que aceptar que le daba miedo. Entró y cerró la puerta.

    Unos segundos después pudo ver claramente el lugar en que se encontraba a pesar de la falta de iluminación, lo cual le resultó muy extraño. Miró hacia atrás y notó que la puerta ya no estaba. Sólo había una pared.

    Estaba en un amplio pasillo. Las paredes y el techo eran grises.

    -¿Y ahora cómo voy a recuperar mis cosas?

    Sólo había una cosa que podía hacer: seguir avanzando. Caminó por el pasillo y cuando llegó al final se encontró con un puente de piedra. Al llegar a él pudo ver el cielo, pero no pudo ver qué había más adelante o a su alrededor porque todo el lugar estaba cubierto por una densa niebla. Lo único que notó fue que poner un pie fuera de ese puente tendría como resultado una muerte segura.

    Avanzó unos cuantos pasos. Se detuvo al escuchar unos ruidos. Eran pasos. Alguien o algo se estaba acercando a él.

    Decidió esperar. Empezó a temblar. No de miedo, sino por el frío.

    El acercamiento de la criatura a la que tendría que enfrentar generaba un descenso de temperatura.

    Su rival fue acercándose poco a poco.

    Primero pudo divisar su figura a lo lejos. Unos segundos después pudo verlo claramente.

    Era un joven alto que tenía el cabello corto. Tenía una cicatriz en la mejilla derecha. Su piel era gris, y en ella podían verse con claridad sus venas, que eran de color negro. Vestía un pantalón azul y un suéter blanco con mangas negras. Tenía una espada aferrada con un cinturón.

    Estaba vestido igual que Ismael, y su apariencia era similar.

    -¿Vos sos mi rival? ¿Quién sos?

    -Ya me conocés. Mi nombre es Ismael Andes.

    -¿En serio? No pensé que podría existir un tipo con tan mal aspecto que se pareciera tanto a mí y que tuviera el mismo nombre. Y yo pensaba que no podía verme peor.

    -Sólo decís eso para ocultar el miedo y la confusión que sentís ante esta extraña situación. Sé que es así. No lo niegues.

    Ambos desenvainaron.

    El filo de la espada del Ismael deforme era morado. El color de esa hoja era diferente, pero tenía la misma forma que la espada escarlata.

    Ismael avanzó rápidamente y atacó a su monstruoso doble. Escuchó el sonido que se producía al chocar los aceros. Su rival había logrado cubrirse.

    El doble contraatacó utilizando la telekinesis. Atacó después de que su rival retrocedió al ser empujado por una fuerza invisible.

    Ismael hizo todo lo posible para evitar ser dañado al recibir los ataques. El otro logró hacerle algunas heridas leves. Se alejó teletransportandose.

    El doble deforme se teletransportó para poder estar cerca de su adversario nuevamente.

    El verdadero guardián se cubrió con el filo escarlata. Con su mano libre se aferró al brazo con el que su doble sostenía su espada morada. Pensaba obligarlo a soltar su arma. Le dio un rodillazo aprovechando que estaba cerca.

    El doble contraatacó de la forma menos esperada.

    Ismael sintió un gran dolor cuando los dientes de su agresivo gemelo presionaron con fuerza su hombro izquierdo. Logró sacárselo de encima dándole una descarga eléctrica.

    -¡Estás loco de remate! Lo próximo que vas a morder va a ser el filo de mi espada.

    -No seas tan duro con vos mismo. No estás loco.

    -¡Callate! Vos y yo no somos la misma persona.

    El Ismael deforme se rió.

    -¿Eso creés? Entonces dejame decirte que te equivocás. ¿Qué puedo hacer para probarlo? Creo que debería hablarte sobre aquellas cosas que te negás a aceptar o admitir como verdad.

    -¡Callate!

    Siguieron luchando.

    En un momento Ismael fue capaz de herir a su rival. Estaba demostrando su gran habilidad para el combate, la cual había desarrollado luchando con Alem Inax.

    El doble se vio obligado a retroceder.

    -¡Espléndido! Peleás mucho mejor cuando tu deseo de derramar la sangre de tu enemigo se despierta. Sentiste una gran satisfacción al destrozar a ese chico que dejó marcada tu mejilla. Disfrutaste cada pelea que ganaste. Se te hizo costumbre cortar dedos porque te gusta ver la expresión en el rostro de tus rivales cuando sienten un gran dolor. Sos un ser sangriento y despiadado. Te negás totalmente a aceptarlo.

    Ismael se sintió muy aturdido cuando pasaron frente a sus ojos, como imágenes de una película, todas las ocasiones en que había actuado con violencia. Aún así fue capaz de levantar su espada para defenderse de los ataques de su doble. Contraatacó lanzando un rayo que el otro evadió teletransportandose.

    -No vuelvas a hacer eso-dijo el guardián.

    -Yo no hice nada. Vos mismo te estás atormentando con esos recuerdos. ¿Vas a seguir negando tu culpabilidad respecto a esos hechos como lo hiciste por la muerte de tu madre?

    -¿La muerte de mi madre? Ella no murió por mi culpa. La mataron. ¿Qué pude haber hecho para evitarlo?

    -¡Podrías haber hecho algo!

    El doble atacó nuevamente impulsado por su ira. Logró desarmar a su rival.

    La espada escarlata cayó al profundo abismo que rodeaba al puente.

    Ismael evitó recibir el golpe de gracia deteniendo la espada de su enemigo con su telekinesis. Le arrebató su arma y luego la arrojó al abismo. Contraatacó. Sus puños impactaron el cuerpo de su adversario.

    El doble se cubrió. Recibió con su mano izquierda el puño derecho de su atacante y le dio una descarga.

    Ismael terminó en el suelo después de recibir una patada en el pecho. Se levantó y vio al otro sacando una navaja de uno de los bolsillos de su pantalón para luego tirarla al abismo.

    -¿Eh? Creí que me ibas a atacar con eso, espectro Ismael.

    -Te equivocaste. Es que creo que deberíamos terminar con esto peleando sin armas, como auténticos guerreros. No creo que te desagrade la idea.

    Ismael tiró su navaja al abismo sin dudar.

    -¿Qué mas da? Ya perdí el brazalete, el puñal y la espada. Perder una cosa más no me afecta.

    -Muy bien. Así me gusta. No somos tan distintos. ¿Te das cuenta?

    -¡No! Yo no me parezco a vos. No luzco como un cadáver, no voy por ahí mordiendo a la gente, y sé que la muerte de mi madre no podía ser evitada.

    El espantoso doble frunció el ceño y abrió su boca al dar un estridente grito. Quedaron a la vista sus filosos dientes, que no parecían los de un ser humano. Corrió y atacó con toda su furia.

    Ismael fue golpeado por ese temible ser. Fue derribado nuevamente. Su enemigo le puso un pie sobre el pecho. Él lo miró.

    -¿Quién sos vos realmente? ¿Por qué me odiás tanto?

    -¿Es necesario que lo repita? Soy Ismael Andes. Sé que vos deseabas ser de esta forma. Anhelabas corromper hasta el más mínimo fragmento de tu alma. Yo era tu ideal, pero sólo lograste llegar a la mitad del camino y empezaste a desear que tu vida terminara para ya no tener que cargar con vos mismo. Todo fue por culpa de Amanda, que siempre estuvo interfiriendo. Y después...

    Ismael quedó completamente desconcertado al sentir que su enemigo expresaba tristeza, además de odio, con esas palabras.

    El doble derramó unas lágrimas antes de continuar.

    -Y después todo empeoró. Apareció ese tal Alem, volvió Marina, y yo desaparecí de tu corazón. Te olvidaste de mí. No pienso perdonarte. Hoy se termina todo para vos.

    El Ismael deforme quitó su pie. Se agachó para agarrar del cuello al guardián y lo llevó hasta el borde del puente arrastrándolo.

    El verdadero Ismael se defendió golpeando con un rayo a su horrible gemelo, el cual terminó en el suelo poniendo sus manos sobre su abdomen y vomitando sangre. Se levantó.

    El impacto de un rayo a tan corta distancia podía llegar a ser fatal.

    El doble también se levantó. No pensaba darse por vencido.

    Los dos contendientes estaban destrozados. Ambos anhelaban que esa lucha llegara a su fin.

    -Antes que nada tengo que aclararte algunas cosas. No es un deseo de derramar sangre lo que despierta mi habilidad para el combate. Es mi alma que no está dispuesta a tolerar ninguna humillación, ninguna derrota.

    Ismael se teletransportó y golpeó en el rostro a su rival, quien retrocedió tambaleándose.

    -Yo soy un mortal. Como todos. Y por lo tanto no puedo evitar que sucedan muchas cosas. La muerte de mi madre fue un buen ejemplo. Entiendo que fui muy estúpido al pasar noches sin dormir culpándome por algo que yo no podría haber evitado.

    El doble contraatacó. Fue evadido.

    Ismael derribó a su enemigo golpeándolo con sus puños.

    -Una cosa más. Me alegro de no ser como vos.

    El doble que estaba en el interior del espejo no volvió a levantarse. Su cuerpo desapareció.

    -Qué mal terminaste. Al final gane yo, espejo estúpido. ¿Ahora cómo voy a salir?

    Ismael fue empujado por un fuerte viento, que al final terminó derribandolo. Cuando se incorporó vio el espejo frente a él. Miró a su alrededor. Estaba en el comedor de la casa de su maestro.

    En ese momento Alem estaba cocinando. Volteó al escuchar unos ruidos y vio al joven de Ezpeleta.

    -¡Volviste con vida, Isma!

    El mecánico platense ayudó a levantarse a su aprendiz. Estaba muy sorprendido y alegre.

    Ismael notó que sus pertenencias estaban con él. Su espada y su puñal. Ambas cosas ajustadas con su cinturón. Su navaja estaba en su bolsillo. Tocó su antebrazo derecho para confirmar que el brazalete espejo estaba ahí. No podía arremangarse porque su maestro vería ese objeto.

    -¿Pasa algo?-preguntó Alem.

    -No. Es que estoy sorprendido. Había perdido todas mis cosas.

    -Te felicito por pasar esta prueba. Muy pocos han logrado vencer al doppelganger.

    -¿Doppelganger? ¿De qué hablás?

    -Me refiero al sujeto que derrotaste. Tu doble perverso y monstruoso. Debió resultarte muy extraño enfrentarte a vos mismo.

    -¿Entonces era verdad lo que él me dijo? ¿Él y yo éramos la misma persona?

    -No del todo. Su deber era obligarte a lidiar con la suciedad de tu alma, y lo logró. Sino ahora estarías muerto. Una persona que no está en paz consigo misma nunca lograría vencer a su doppelganger. Tu fuerza va a aumentar por haber pasado esta prueba. Y no sólo tu alma se fortalecerá. Es un gran logro.

    Ismael se sentó sobre una de las sillas del comedor. Dejó su espada y su puñal sobre la mesa, y después se quitó su cinturón.

    -Creo que tenés razón. En este momento, a pesar de las heridas y el cansancio, por alguna razón me siento muy bien.

    Alem se acercó para ver el hombro izquierdo del joven.

    -¿Qué te pasó en el hombro?

    -Ese maldito demente se atrevió a morderme.

    -No olvides ponerte alcohol en tus heridad.

    Ismael miró por una de las ventanas del comedor.

    Ya era de noche.

    -¿Qué hora es?

    -Ah, la última vez que vi la hora faltaban unos diez minutos para las 10:00 Pm. El tiempo transcurre de forma diferente en el espejo.

    -Ya lo suponía. Pasaron más de seis horas acá. Y en el interior del espejo sólo pasaron como dos horas y media.

    -Tenés que bañarte después de la cena. No podés volver a clases todo sucio y lastimado.

    -Lo sé. El agua caliente va a hacer que me ardan todas las heridas.-Ismael sonrió-. Vas a quedar como un estúpido cuando le gane a Janos, antiguo yo-dijo en voz baja.

    -¿Dijiste algo?-preguntó Alem, quien se había acercado a la cocina

    -No. Sólo divagaba. Nada importante.



    Domingo 29 de julio del año 2.012.



    Ismael se ha reforzado gracias al entrenamiento. El día decisivo se acerca. ^_^

    Los saluda el sr. Teras. Very Happy
    Anonymous
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    Escenario para tres. Parte 19: Doppelganger. Empty Re: Escenario para tres. Parte 19: Doppelganger.

    Mensaje  Invitado Jue Mar 15, 2012 2:52 am

    Ismael version Caballeros del Zodiaco?

    Ismael Versus Ismael.....

    Loco odio tener que dejar de leer...porque no hay mas Caps publicados.....bajon.....

    Subilos todos de una carajo.....

      Fecha y hora actual: Lun Mayo 20, 2024 8:46 am