Advierto que me tomé algunas libertades para desarrollar la historia. En las misiones de la historia estaran incluso los usuarios que faltaron a las misiones. Como ustedes saben nunca hay ausencias para las verdaderas misiones del manga.
Sintió un terrible dolor. Los huesos de aquel joven de estatura media y largo cabello negro crujieron cuando el auto que pasó aquel semáforo en rojo impactó su cuerpo.
Maldijo a la persona que lo atropelló con cada fibra de su ser.
El frío lo abrazó. El gusto de la sangre en su boca. Su vida llegaba a su fin.
Sus ojos se cerraron.
-Adiós para siempre a todos-fue uno de sus últimos pensamientos-. A todos mis seres queridos.
Una nueva oportunidad. Una oportunidad para seguir con su vida o tener una muerte aún más horrible.
Abrió sus ojos y vio un techo. No sentía ningún dolor. Eso le pareció muy extraño.
-¿Ven? Ahí llegó uno nuevo. Espero que sirva de algo.
-Por la pinta que tiene seguro que no.
-Al menos esperemos que crea lo que le digamos.
Se levantó al escuchar unas voces. Miró a su alrededor.
Todos tenían unos extraños trajes negros. Sólo había una mujer en ese grupo.
Observó el lugar. Era una pequeña habitación ocupada por una esfera negra. A la derecha estaban unas puertas que daban acceso a un balcón. Detrás de él había dos puertas. Una llevaba a un pasillo. La otra era un baño. Sin duda lo más llamativo era la esfera negra que estaba junto a una puerta en el interior de la habitación.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué se supone que es este lugar?
Temblaba y respiraba agitadamente.
Un hombre alto y fornido que tenía rastas se acercó para hablarle.
-Si haces todo lo que te digamos vas a estar bien. Antes que nada tienes que saber que, aunque te parezca increíble, todavía sigues con vida.
-Déjalo Alex-dijo un joven que estaba cruzado de brazos apoyado contra una pared-. No pierdas tiempo con él. No necesitamos más tipos que sepan lo que está ocurriendo y puedan luchar. Nos van a robar los puntos. Ciertamente tu no quieres eso. Además, está más que claro que nosotros somos más que suficiente para enfrentar lo que sea.
-Nadie te pidió que hablaras, Sunshiro-dijo un chico de cabello blanco, que al igual que los demás tenía aquel extraño traje negro-. Si vas a seguir molestando mejor toma una de las katanas y ráscate el cerebro con ella.
El hombre de las rastas ignoró a sus compañeros.
-Toma el maletín que tenga tu nombre y ponte el traje que contiene. Después toma un arma. La que sea. Hazlo si no quieres morir.
-¿Armas? ¿Traje? ¿Dónde voy a conseguir esas cosas?
-Ya lo sabrás.
-¡Miren!-exclamó un joven que tenía anteojos-. Ahí llega otro.
-Ya nos dimos cuenta, Martín.
Un laser que salía de la esfera negra iba construyendo parte por parte un cuerpo humano.
-Ya veo. Así llegué a la habitación.
Llegaron otros dos.
Uno se comportaba de una manera algo extraña. En ningún momento se quitaba la capucha.
El otro tenía bigote y parecía más normal. Parecía.
Ambos reaccionaron de la misma forma que el primero que llegó.
Asustados. Sin entender la complejidad, el horror y la gravedad de la situación en la que estaban.
-Alex, ya casi no queda tiempo-habló otra vez el chico de cabello blanco.
-Lo sé, Link-le respondió el hombre de las rastas antes de dirigirse a los nuevos una vez más-. Cuando la esfera se active tomen el maletín que les corresponda y pónganse el traje, después tomen un arma. Después nos van a mandar a matar a algunos bichos raros. Manténganse alertas y vivos. No hay tiempo para explicaciones. Hagan lo que les digo o mueran. Ustedes eligen.
-¿Por qué ustedes ya tienen los trajes?-preguntó el tipo de bigote.
-Porque nos lo llevamos de la habitación. Rápido. Digannos como se llaman.
-Llámenme Teras-dijo el joven de cabello largo-. Es el nombre de un personaje que yo cree. No pienso decirles mi verdadero nombre. Voy a hacer lo que ustedes me digan porque está claro que ya estuvieron en esta situación, pero no pienso revelarles mi identidad a unos completos extraños que no sé ni de donde salieron.
-Sólo dinos tu nombre de pila-dijo la única mujer en el grupo.
-Me niego-insistió Teras.
-Si el hippie no dice su nombre yo tampoco. Llámenme Manza.
Todos miraron al joven que se cubría con la capucha.
-Sólo llámenme Shred. Punto.
Los que ya estaban en la habitación se presentaron. Cada uno acostumbraba utilizar el apodo que la esfera le había puesto.
Ese extraño aparato que los había trasladado a ese lugar mostró un tenebroso mensaje:
Sus vidas han terminado.
Ahora yo haré lo que quiera con
sus nuevas vidas.
Ese es mi criterio.
En ese instante empezó a sonar una música y una voz que cantaba una canción que parecía bastante alegre. No se entendía lo que decía ya que cantaba en otro idioma.
Teras supuso que cantaba en japonés o en algún otro idioma asiático.
La esfera se abrió por los costados.
Los del traje negro se acercaron a ella y sacaron unas armas que parecían salidas de una novela de ciencia ficción.
Otros pasaron por la puerta que estaba a un costado. Cada cual salía de allí empuñando lo que parecía el mango de una espada.
-¡Tomen sus cosas!-les ordenó Nishi a los nuevos-. No se queden ahí mirando.
Shred fue el primero que se adelantó y tomó el maletín que contenía el traje, y algo que parecía una pistola.
La esfera también contenía otra pistola con una forma más extraña que la anterior, un rifle, y un extraño y diminuto aparato. En el interior también descansaba un hombre calvo que estaba completamente desnudo que tenía los ojos cerrados y tenía una mascarilla sobre su rostro.
-Carajo. Esto se pone cada vez más raro.
-Él es Gantz-dijo Hirano refiriéndose al hombre de la esfera.
-Se calmó bastante rápido y aceptó esta situación con facilidad-dijo Manza. Me sorprende. Vamos. Nosotros también tenemos que tomar nuestras cosas, Tetas.
-¡Teras!-Corrigió el joven de cabello largo-. Y no soy un hippie. Para que lo sepas.
Ellos también se equiparon.
La esfera presentó al enemigo.
Hone alien.
Características: fuerte, brilla.
Le gusta: coleccionar huesos.
Frase: Llegó la noche.
-¿Quién ese ese?-preguntó sorprendido Cherry.
-Se parece un poco a Skeletor de He-man-comentó Hack.
Se escucharon risas.
-Toma una de estas-dijo Darkblack antes de arrojarle a Manza uno de esos extraños mangos de espada.
Recibió ese objeto y lo observó detenidamente.
-¿Para que sirve esto?
-¡Cuidado!-le advirtió Alex, quien le quitó lo que tenía en las manos y dio a conocer a los nuevos para que servía ese objeto.
Del mango salió un filo de color negro.
Sunshiro observó aquella situación.
-Bigotón idiota. ¡Estabas a punto de clavarte la katana gantz!
Algunos se rieron.
Se escuchó un grito.
-¡Mierda! ¡¿Qué carajo está pasando?!
Era la voz de Teras.
Su cabeza se iba desvaneciendo.
-¡Te están mandando a otro lugar!-explicó Alex-. Es la transferencia. Vas a estar bien. Quédate en el lugar al que llegues. Espéranos.
Sintió un terrible dolor. Los huesos de aquel joven de estatura media y largo cabello negro crujieron cuando el auto que pasó aquel semáforo en rojo impactó su cuerpo.
Maldijo a la persona que lo atropelló con cada fibra de su ser.
El frío lo abrazó. El gusto de la sangre en su boca. Su vida llegaba a su fin.
Sus ojos se cerraron.
-Adiós para siempre a todos-fue uno de sus últimos pensamientos-. A todos mis seres queridos.
Una nueva oportunidad. Una oportunidad para seguir con su vida o tener una muerte aún más horrible.
Abrió sus ojos y vio un techo. No sentía ningún dolor. Eso le pareció muy extraño.
-¿Ven? Ahí llegó uno nuevo. Espero que sirva de algo.
-Por la pinta que tiene seguro que no.
-Al menos esperemos que crea lo que le digamos.
Se levantó al escuchar unas voces. Miró a su alrededor.
Todos tenían unos extraños trajes negros. Sólo había una mujer en ese grupo.
Observó el lugar. Era una pequeña habitación ocupada por una esfera negra. A la derecha estaban unas puertas que daban acceso a un balcón. Detrás de él había dos puertas. Una llevaba a un pasillo. La otra era un baño. Sin duda lo más llamativo era la esfera negra que estaba junto a una puerta en el interior de la habitación.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué se supone que es este lugar?
Temblaba y respiraba agitadamente.
Un hombre alto y fornido que tenía rastas se acercó para hablarle.
-Si haces todo lo que te digamos vas a estar bien. Antes que nada tienes que saber que, aunque te parezca increíble, todavía sigues con vida.
-Déjalo Alex-dijo un joven que estaba cruzado de brazos apoyado contra una pared-. No pierdas tiempo con él. No necesitamos más tipos que sepan lo que está ocurriendo y puedan luchar. Nos van a robar los puntos. Ciertamente tu no quieres eso. Además, está más que claro que nosotros somos más que suficiente para enfrentar lo que sea.
-Nadie te pidió que hablaras, Sunshiro-dijo un chico de cabello blanco, que al igual que los demás tenía aquel extraño traje negro-. Si vas a seguir molestando mejor toma una de las katanas y ráscate el cerebro con ella.
El hombre de las rastas ignoró a sus compañeros.
-Toma el maletín que tenga tu nombre y ponte el traje que contiene. Después toma un arma. La que sea. Hazlo si no quieres morir.
-¿Armas? ¿Traje? ¿Dónde voy a conseguir esas cosas?
-Ya lo sabrás.
-¡Miren!-exclamó un joven que tenía anteojos-. Ahí llega otro.
-Ya nos dimos cuenta, Martín.
Un laser que salía de la esfera negra iba construyendo parte por parte un cuerpo humano.
-Ya veo. Así llegué a la habitación.
Llegaron otros dos.
Uno se comportaba de una manera algo extraña. En ningún momento se quitaba la capucha.
El otro tenía bigote y parecía más normal. Parecía.
Ambos reaccionaron de la misma forma que el primero que llegó.
Asustados. Sin entender la complejidad, el horror y la gravedad de la situación en la que estaban.
-Alex, ya casi no queda tiempo-habló otra vez el chico de cabello blanco.
-Lo sé, Link-le respondió el hombre de las rastas antes de dirigirse a los nuevos una vez más-. Cuando la esfera se active tomen el maletín que les corresponda y pónganse el traje, después tomen un arma. Después nos van a mandar a matar a algunos bichos raros. Manténganse alertas y vivos. No hay tiempo para explicaciones. Hagan lo que les digo o mueran. Ustedes eligen.
-¿Por qué ustedes ya tienen los trajes?-preguntó el tipo de bigote.
-Porque nos lo llevamos de la habitación. Rápido. Digannos como se llaman.
-Llámenme Teras-dijo el joven de cabello largo-. Es el nombre de un personaje que yo cree. No pienso decirles mi verdadero nombre. Voy a hacer lo que ustedes me digan porque está claro que ya estuvieron en esta situación, pero no pienso revelarles mi identidad a unos completos extraños que no sé ni de donde salieron.
-Sólo dinos tu nombre de pila-dijo la única mujer en el grupo.
-Me niego-insistió Teras.
-Si el hippie no dice su nombre yo tampoco. Llámenme Manza.
Todos miraron al joven que se cubría con la capucha.
-Sólo llámenme Shred. Punto.
Los que ya estaban en la habitación se presentaron. Cada uno acostumbraba utilizar el apodo que la esfera le había puesto.
Ese extraño aparato que los había trasladado a ese lugar mostró un tenebroso mensaje:
Sus vidas han terminado.
Ahora yo haré lo que quiera con
sus nuevas vidas.
Ese es mi criterio.
En ese instante empezó a sonar una música y una voz que cantaba una canción que parecía bastante alegre. No se entendía lo que decía ya que cantaba en otro idioma.
Teras supuso que cantaba en japonés o en algún otro idioma asiático.
La esfera se abrió por los costados.
Los del traje negro se acercaron a ella y sacaron unas armas que parecían salidas de una novela de ciencia ficción.
Otros pasaron por la puerta que estaba a un costado. Cada cual salía de allí empuñando lo que parecía el mango de una espada.
-¡Tomen sus cosas!-les ordenó Nishi a los nuevos-. No se queden ahí mirando.
Shred fue el primero que se adelantó y tomó el maletín que contenía el traje, y algo que parecía una pistola.
La esfera también contenía otra pistola con una forma más extraña que la anterior, un rifle, y un extraño y diminuto aparato. En el interior también descansaba un hombre calvo que estaba completamente desnudo que tenía los ojos cerrados y tenía una mascarilla sobre su rostro.
-Carajo. Esto se pone cada vez más raro.
-Él es Gantz-dijo Hirano refiriéndose al hombre de la esfera.
-Se calmó bastante rápido y aceptó esta situación con facilidad-dijo Manza. Me sorprende. Vamos. Nosotros también tenemos que tomar nuestras cosas, Tetas.
-¡Teras!-Corrigió el joven de cabello largo-. Y no soy un hippie. Para que lo sepas.
Ellos también se equiparon.
La esfera presentó al enemigo.
Hone alien.
Características: fuerte, brilla.
Le gusta: coleccionar huesos.
Frase: Llegó la noche.
-¿Quién ese ese?-preguntó sorprendido Cherry.
-Se parece un poco a Skeletor de He-man-comentó Hack.
Se escucharon risas.
-Toma una de estas-dijo Darkblack antes de arrojarle a Manza uno de esos extraños mangos de espada.
Recibió ese objeto y lo observó detenidamente.
-¿Para que sirve esto?
-¡Cuidado!-le advirtió Alex, quien le quitó lo que tenía en las manos y dio a conocer a los nuevos para que servía ese objeto.
Del mango salió un filo de color negro.
Sunshiro observó aquella situación.
-Bigotón idiota. ¡Estabas a punto de clavarte la katana gantz!
Algunos se rieron.
Se escuchó un grito.
-¡Mierda! ¡¿Qué carajo está pasando?!
Era la voz de Teras.
Su cabeza se iba desvaneciendo.
-¡Te están mandando a otro lugar!-explicó Alex-. Es la transferencia. Vas a estar bien. Quédate en el lugar al que llegues. Espéranos.
Última edición por Teras el Sáb Oct 15, 2011 12:00 pm, editado 3 veces (Razón : No es asunto tuyo, gantz.)