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    Escenario para tres. Parte 28: Hoy se decide todo.

    Teras
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    Mensaje  Teras Jue Mar 15, 2012 2:24 pm

    La difícil tarea de salvar al mundo.

    A Ismael no le agradaba nada la idea de tener que pasar veinticuatro horas vigilando a su amiga, pero ya estaba decidido. Yo no podía ni quería dar un paso al costado.

    Ya no quería retirarse de esa batalla. No sólo porque quería salvar al mundo que su amiga y muchos otros amaban a pesar de lo horrible e injusto que era. Su orgullo estaba en juego.

    Todo el tiempo pensó en sus anteriores combates con su temible enemigo.

    La derrota que había sufrido en la estación de trenes abandonada.

    El combate indefinido en el colegio.

    -Esta vez voy a derrotarlo-se decía a sí mismo-. Yo puedo hacerlo. Lo voy a matar. Ese repugnante asesino no volverá a sonreír frente a mí nunca más.

    Ismael caminaba por la calle peatonal Rivadavia, en el centro de Quilmes, a las 9:48 Am. Vestía un pantalón corto azul y una camiseta negra que tenía el nombre de su banda de rock favorita.

    Siempre se había dicho a sí mismo que esperaba tener puesta esa remera en el día de su muerte.

    -Hoy podría ser el día pensaba el guardián.

    Para emsombrecer su rostro se había puesto una gorra y sus anteojos negros detectores.

    Iba armado con su espada y el puñal que le había dado Janos. Las dos armas blancas estaban en sus respectivas vainas.

    Sabía que a la policía podía llamarle la atención ver a una persona con dos armas blancas aferradas a la cintura, pero no le importaba.

    Estaba dispuesto a quitar de su camino cualquier obstáculo. Podía deshacerse de cualquier persona teletransportandola.

    En su brazo izquierdo el brazalete espejo. En el derecho el guantelete.

    La brújula en el bolsillo izquierdo de su pantalón.

    El guardián estaba listo para luchar.

    Amanda Acevedo caminaba por la misma calle peatonal acompañada por sus padres y sus dos hermanos menores. Un nene de diez años y una nena de siete años.

    Habían pasado por varias tiendas de ropa.

    Como ya llegaban las fiestas mucha gente salía a comprar ropa nueva para lucir.

    Ismael desconocía los nombres de los padres y de los hermanos menores de su protegida. Para él todos ellos eran unos extraños, y viceversa.

    -Era más fácil vigilarla cuando estaba en su casa.

    El joven tomó su brújula y puso su mano derecha sobre el mango del puñal.

    -¿Dónde está Janos Etna?

    La flecha apuntó hacia adelante.

    -¡Está allá adelante! Ami y yo estamos yendo hacia él. Si tan solo pudiera saber qué tan lejos está. Podría estar muy lejos o demasiado cerca.

    Ismael se adelantó para poder estar más cerca de su protegida. Debía estar mejor posicionado para poder defenderla de algún ataque sorpresivo.

    Le seguía el paso a la chica y miraba a su alrededor constantemente. Nunca había estado tan nervioso como en ese momento.

    El guardián se sorprendió al ver a lo lejos a su rival mientras cruzaba una calle.

    Amanda también lo había visto. Sintió un escalofrío. Quedó paralizada en plena calle al igual que su protector.

    El cruel hombre de cabello blanco sonrió al verlos. Tenía una brújula en su mano izquierda. Vestía un pantalón corto gris y una desagradable remera blanca que aparentaba estar manchada con sangre y tenía un mensaje en la parte delantera: el fin soy yo. Llevaba con él una espada, la cual descansaba en su vaina en ese momento.

    De un momento a otro el asesino apareció frente a su presa y levantó su puño derecho. Pensaba ponerle fin al asunto rápidamente.

    Ismael reaccionó inmediatamente. Salvó a su amiga dándole una patada voladora a su agresor.

    Janos terminó en el suelo después de recibir ese ataque. Estaba muy aturdido. El pie del joven de Ezpeleta había impactado su rostro.

    Se escucha el sonido de la bocina de automóvil que pertenecía a un enfurecido conductor que anhelaba pasar.

    Ismael se quitó la gorra y la dejó caer al suelo. Miró a su pequeña amiga por encima del hombro.

    Amanda sonrió cuando lo reconoció.

    Los padres de la chica no se alegraron al verlo.

    Los hermanos menores miraban a unos y a otros, como esperando que alguien les explicara qué sucedía al recibir sus miradas.



    -¡Isma! Me alegra tanto verte, mi amor.

    -Yo lo deseo tanto como vos, Ami. Pero ahora no hay tiempo para abrazos o palabras dulces. Ese tipo quiere matarte. Tenés que irte, pero antes tenés que hacerme un pequeño favor. Dame alguna de tus pertenencias. No me preguntes por qué. No hay tiempo.

    El señor Acevedo agarró a su hija por el brazo derecho.

    -Amanda, tenés que alejarte de él. Es un...

    El hombre no terminó lo que quería decir porque una fuerza invisible empezó a presionarle el cuello.

    Janos se había incorporado. En ese momento estaba atacando con su telekinesis.

    Ismael le lanzó un rayo para desconcentrarlo.

    El asesino evadió el ataque teletransportandose.

    -¡Buen intento, guardián!

    El señor Acevedo pudo respirar nuevamente.

    Amanda se quitó uno de sus aretes y se lo entregó a su amigo.

    -Gracias Ami.

    -No. Gracias a vos. Por protegerme.

    Janos volvió al ataque. Apartó de su camino al guardián dándole una descarga eléctrica. Nuevamente se le presentó la oportunidad de atacar a la dulce chica que debía matar, y no la desaprovechó. Sin embargo no pudo cumplir con su objetivo.

    Ismael lo detuvo agarrándolo del cabello.

    -¡¿Qué creés que hacés?! ¡Soltame!

    -Sí, claro. ¿Creés que soy estúpido?

    El guardián le dio un rodillazo en la espalda a su enemigo. Luego lo agarró por el cuello y lo golpeó contra el suelo. Se levantó teniendo al otro a sus pies.

    -Ami, tienen que irse ahora.-Ismael miró al padre de su amiga-. Y usted sepa que yo no soy un... Lo que sea que haya querido decir. No olvide que le salvé la vida. ¡Váyanse!

    La familia Acevedo se retiró del lugar ante la atónita mirada de algunos curiosos que aún observaban la escena al igual que el hombre que tocaba la bocina, quien dejó su auto dispuesto a quitar de la calle a quienes le impedían el paso.

    -¡Corranse o los corro yo! ¡¿Qué prefieren?!

    Janos se levantó y miró al automovilista. Se preparó para atacarlo. Una extraña corriente eléctrica pasó por su brazo derecho.

    El hombre retrocedió asustado.

    -Prefiero que te mueras, viejo estúpido.

    -¡Alto!

    -¡No interfieras, guardián!

    El asesino obligó a retroceder varios metros a su rival utilizando su telekinesis y luego lanzó un rayo que impactó al automovilista, dejándolo sin vida en el acto.

    La poca gente que observaba la escena huyó al ver eso.

    Ismael se levantó. Había perdido el equilibrio al ser afectado por la telekinesis de Janos.

    -Me da gusto verte, guardián. Aunque no lo creas. Espero que logres resistir más tiempo que Istar Lugones. ¿Te gusto mi espectáculo televisivo? Creí que asistirías. Me sorprendiste mucho.

    -Yo nunca lucharía por personas que me odian y desean verme muerto. Tengo ciertos límites.

    -¿Cómo está tu maestro? ¿Muerto?

    El asesino sonrió.

    -¡¿Vos lo atacaste?!

    -Claro que sí. No fue difícil encontrarlo gracias a la información que te saqué por la fuerza hace tiempo. Sólo necesitaba saber su nombre. Del resto se encargó mi ayudante. En la base de datos de los estúpidos del Eje oculto encontró lo que yo necesitaba saber sobre ese mecánico. Decimelo. ¿Te molesta que yo haya matado a Alem Inax?

    El guardián se rió.

    -¿Qué te parece gracioso?

    -Alem no está muerto, imbécil.

    -¡No puede ser!-exclamó el sorprendido Janos-. ¿De qué estará hecho?

    -Olvidá ese asunto. Ahora lo único que debe importarte es este duelo a muerte.

    -Tenés razón. Voy a destruir el mundo muy pronto. Es un gran día.

    -No voy a permitir que pongas un solo dedo sobre mi amiga. Voy a protegerla. Utilizaré todas las fuerzas de mi cuerpo y de mi alma. Hasta estoy dispuesto a dar mi vida para salvar la suya. Porque mi cuerpo, mi alma y mi vida no tienen ningún valor. No tiene ninguna importancia que me sacrifique porque ya estoy deshecho.

    -Las fuerzas de tu cuerpo y de tu alma son insuficientes. Aunque sacrifiques tu vida no vas a lograr nada. ¿Querés destruirme? Vas a morir en el intento otra vez, guerrero de la espada escarlata. Va a suceder lo mismo que sucedió hace miles de años.

    -¡No estés tan seguro!

    Ismael se adelantó y descargó la fuerza de su puño izquierdo.

    El otro se cubrió fácilmente con una mano, pero fue dañado al recibir otro ataque que su rival realizó inmediatamente después.

    El guardián lo golpeó con su puño derecho. Aquel que estaba cubierto por el guantelete.

    Janos fue sorprendido por la gran fuerza que le otorgaba ese objeto al brazo derecho del joven, pero no pensó en retroceder. Contraatacó dándole golpes y luego lanzó un rayo.

    Ismael reaccionó a tiempo para cubrirse con el brazalete, el cual desvió la trayectoria del rayo.

    Un semáforo fue destruido por el potente proyectil luminoso.

    -No pienses que vas a tener ventaja por utilizar esos objetos. La verdadera fuerza de un guerrero puede superar cualquier obstáculo. Tus implementos no te van a ayudar a alcanzar la victoria.

    El asesino agarró por el cuello a su enemigo. Empezó a apretarlo.

    El guardián puso su mano derecha sobre el brazo del otro y empezó a presionarlo.

    -Bien. Vamos guardián. Este es un desafío. ¿Qué sucederá primero? ¿Te quedarás sin aira o se romperá mi brazo por tu gran fuerza?

    Los segundos pasaron.

    Ismael estuvo a punto de desfallecer por la asfixia.

    Janos sintió sus huesos a punto de romperse.

    Ambos salieron despedidos al darse una descarga eléctrica mutuamente. Cayeron sobre el suelo de la peatonal.

    El choque de sus energías vitales los sacudió violentamente.

    Se levantaron.

    Sus cuerpos estaban aturdidos por lo que acababa de suceder, pero no pensaban tomarse ni un momento para descansar.

    El asesino atacó una vez más. Deseaba terminar con ese combate lo más pronto posible.

    Ismael fue sorprendido por la velocidad del hombre de cabello blanco. Recibió unos cuantos golpes, pero luego se defendió utilizando su telekinesis. Detuvo a su rival y luego le dio un golpe en el pecho. Otra vez atacó con el puño del guantelete.

    Janos retrocedió tambaleándose y vomitó un poco de sangre. Se agachó y empezó a toser.

    El guardián atacó una vez más pensando que su golpe había afectado mucho a su rival. No pensó que el otro podía estar fingiendo.

    El asesino sonrió al verlo acercándose. Se levantó rápidamente y le dio un rodillazo en el abdomen a su oponente.

    Ismael se alejó teletransportandose. El golpe lo había dejado sin aliento. Necesitaba reponerse, pero sabía que el otro no le daría oportunidad.

    Janos se le acercó y lo derribó dándole una patada. Desenvainó su espada. Quería rematarlo.

    El joven de Ezpeleta se incorporó y tomó su puñal. Se cubrió con esa arma blanca.

    El asesino atacó, pero se detuvo justo antes de que el filo de su espada hiciera contacto con el del puñal. Retrocedió.

    -Fue muy inteligente de tu parte-pensó el terrible hombre de cabello blanco-. El filo de mi espada podría haber sido destruido por el filo de ese puñal que puede cortar cualquier cosa.

    Ismael se levantó. Dejó el puñal en su correspondiente vaina y luego desenvainó su espada escarlata.

    -Estoy listo para seguir, asesino.

    Janos envainó su espada.

    -¿Eh? ¿Por qué hacés eso?

    -Ya fue suficiente por ahora. No hay razón por la que deba darme prisa. Tengo mucho tiempo para encargarme de ustedes. Nos vemos después. Voy a descansar un rato.

    El asesino desapareció.

    -Debo seguir a Ami.

    Ismael tomó su brújula y el arete que le cedió su amiga.

    -¿Dónde está Amanda Acevedo?







    El guardián estaba en una vereda frente a una pared. De vez en cuando miraba a su alrededor. Su protegida estaba en una casa ubicada en la otra vereda.

    La chica había salido de su casa para visitar a una de sus amigas.

    Eran las 4:37 Pm.

    -Faltan siete horas y veintitrés minutos para la medianoche-dijo Ismael mientras veía la hora en su celular-. Y ese psicópata no aparece.

    -¿Psicópata? Qué fea forma de referirte a mi persona.

    -¡¿Eh?!

    El joven notó que el asesino también estaba en esa vereda. A metros de distancia de él.

    Janos se movió rápidamente e intentó golpearlo. El otro se cubrió como él esperaba. Utilizó su energía vital para darle una descarga eléctrica.

    Ismael se defendió empujando a su rival con todas sus fuerzas. Logró derribarlo.

    El asesino se sorprendió cuando notó que cayó sobre un suelo cubierto de pasto. Se levantó y miró a su alrededor.

    Había muchos arboles.

    Ambos estaban en una plaza.

    Algunas personas que estaban allí se quedaron mirando a los dos que habían aparecido de la nada.

    -Ya entiendo, guardián. Me teletransportaste a este lugar en el momento en que mi puño te tocó.

    -Claro que sí. Debo mantenerte alejado de ella.

    -Me quedan un poco más de siete horas.

    Ismael utilizó su telekinesis.

    El terrible asesino fue arrastrado por una fuerza invisible hasta que se estrelló con un árbol. Quedó algo aturdido, pero reaccionó a tiempo para evadir el puño derecho de su rival. Saltó hacia su izquierda y contraatacó lanzando un rayo.

    El guardián desvió su trayectoria golpeándolo. Algo que le hubiera sido imposible lograr sin el guantelete.

    Un árbol cayó al ser golpeado por el rayo.

    Las pocas personas que estaban en esa plaza huyeron por lo que había sucedido.

    Ismael volvió al ataque una vez más, pero fracasó. Se alejó de su enemigo luego de ser golpeado.

    El joven superaba la fuerza del asesino gracias al guantelete, pero no su habilidad.

    -Debo destruir esa cosa-pensó Janos-. Y debo hacerlo lo más pronto posible.

    El asesino continuó luchando mientras pensaba en destruir uno de los preciados objetos que portaba su oponente. Ya estaba pensando en ganar y no en luchar para divertirse. Deseaba ponerle un punto final a todo eso.

    El guardián notó su cambio de actitud, ya que el otro empezó a atacarlo sin descanso. Le costaba mucho defenderse aún teniendo algo de ventaja por los objetos especiales que tenía. Empezó a sentirse como un pequeño animal acorralado por un depredador. Cuando el otro avanzaba, él retrocedía.

    Hasta la expresión en el rostro del asesino había cambiado. Ya no sonreía. Parecía que estaba furioso.

    Ismael retrocedió unos pasos al ver que el otro se acercaba.

    -¿Qué pasa, guardián? No estás asustado, ¿no?

    Janos se acercó a su enemigo y lo agarró del brazo derecho. Utilizó su energía, pero no para dar una descarga eléctrica. La envió hacia el guantelete.

    El guardián sintió que su brazo derecho empezó a temblar. Golpeó al otro para que lo soltara.

    El asesino se mantuvo firme aún siendo golpeado.

    Finalmente el metal del que estaba hecho el guantelete cedió. Primero se resquebrajó. Pero eventualmente terminó hecho pedazos al recibir la energía de Janos.

    El asesino soltó el brazo de su rival y se alejó.

    Ismael miró los trozos de metal que estaban tirados en el suelo y en su brazo derecho.

    El guantelete había sido destruido completamente.

    -¿Qué pensás hacer ahora que destruí uno de tus preciados juguetes, guardián?

    -Voy a seguir luchando. Obviamente. ¿Qué más puedo hacer? Perder o darme por vencido no son buenas opciones. Hoy voy a luchar hasta el último segundo para vencerte.

    -¿Todavía seguís creyendo que podés ganarme? ¡Debo hacer algo para borrar tu esperanza!

    Janos derribó a su rival dándole una patada en el pecho. Luego intentó pisotearlo.

    Ismael tomó el pie derecho del otro con sus manos y le dio una descarga eléctrica. Aprovechó que su rival quedó aturdido para levantarse y golpearlo.

    El asesino respondió lanzando otro golpe.

    El guardián retrocedió al ser golpeado.

    La fuerza del hombre de cabello blanco había aumentado por alguna razón.

    Ambos permanecieron mirándose fijamente por un momento, como esperando un momento adecuado para atacar.

    -Acá termina el segundo encuentro-dijo Janos-. Esta noche será el tercero y último. Tendrás tiempo para pensar con desesperación en que no vas a poder hacer nada para proteger a tu pequeña amiga.

    El asesino se rió antes de desaparecer.

    Ismael sentía que su cuerpo temblaba. Tenía miedo. Odiaba admitirlo, pero él sabía que era verdad.

    Estaba aterrado porque pensaba que tal vez no tenía la fuerza suficiente para proteger a Amanda. La idea de que ella pudiera llegar a ser lastimada por su enemigo lo aterraba.

    -¡Maldición! ¡Dejá de temblar! ¡Voy a solucionar esto como sea! ¡Tranquilo, Ismael Andes!

    Viernes 21 de diciembre del año 2.012.



    Todo se complica. El fin del combate está cada vez más cerca. Una noche pueden cambiar los destinos de Ismael, Amanda, Janos... y el mundo entero.

    Los saluda el sr. Teras.
    Anonymous
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    Escenario para tres. Parte 28: Hoy se decide todo. Empty Re: Escenario para tres. Parte 28: Hoy se decide todo.

    Mensaje  Invitado Lun Mar 19, 2012 4:03 pm

    Uhhh...la pelea Final..... que onda???

    Creo que lo alargas mucho...eso de que se peleen varias veces pero no se maten.....

    Ahora sigo leyendo.....

      Fecha y hora actual: Sáb Abr 27, 2024 8:58 pm