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    Escenario para tres. Parte 30: En la orilla.

    Teras
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    Mensaje  Teras Vie Mar 16, 2012 12:18 pm

    Al abrir los ojos vio el cielo. La luz de un sol de mediodía lo deslumbró.

    El joven se incorporó y miró a su alrededor. Estaba en una playa. Frente a él avanzaban las interminables olas. A sus costados y a sus espaldas el suelo cubierto de arena.

    Se sorprendió al notar que estaba ileso, limpio y desarmado. No tenía heridas y no estaba manchado con sangre. Sus armas no estaban con él. Ni siquiera tenía su brazalete. Tenía puesta la misma ropa.

    Se levantó y sacudió un poco su ropa para quitarse la arena.

    -¡Perfecto!-gritó Ismael-. ¡Finalmente le gané a ese estúpido Janos! ¡¿Lo viste, Blas?! ¡Soy mejor que vos, idiota presumido que vivió en la antigüedad! ¡Afortunadamente no llegué a ser ni la mitad de lo que vos fuiste! ¡No me convertí en un perdedor!

    Miró a su alrededor una vez más.

    -¿Qué lugar es este? No creo que este lugar sea el infierno.

    Vio a lo lejos a una persona que estaba recostada sobre la arena. Decidió acercársele.

    Se sorprendió mucho al reconocer al hombre que yacía en esa playa.

    -¡Alem! No puede ser.

    Le gritó y se agachó para darle algunas bofetadas, pero fue inútil.

    El mecánico platense no reaccionó.

    -¡Hey! ¡Dejá de hacer tanto escándalo!

    Ismael se puso de pie y volteó al escuchar una voz desconocida. Vio a un hombre parado sobre una pequeña embarcación que estaba en la orilla. Sos tenía un remo con su mano derecha. Era de estatura media y tenía el cabello corto. Vestía un pantalón azul y una remera marrón. Calzaba unas botas. Tenía el aspecto del alguien de mediana edad.

    El extraño bajó de la barca. Dejó su remo en ella y después se dirigió adonde estaba el guardián.

    -¿Quién es usted?

    -Soy el barquero. El tipo que se encarga de llevarlos hasta el otro lado. Te lo voy a decir antes de que me lo preguntes. Sí, estás muerto. Esto no es un sueño.

    -Eso lo sé. No hace falta que me lo digas.

    El barquero se rió.

    -Me sorprendés, chico. A la mayoría le cuesta mucho aceptarlo.

    -Sólo quiero hacerte algunas preguntas.

    -No pensarás preguntarme estupideces sobre el sentido de la vida y esas cosas, ¿no? Te advierto que yo no sé nada sobre ese tipo de cosas.

    -Descuidá. No pienso preguntarte estupideces. No sé qué utilidad pueden tener los conocimientos sobre el sentido de la vida estando muerto.

    -¡Exacto!-exclamó el barquero-. Es lo que yo siempre digo. Cada vez me caes mejor, chico. Sos inteligente. ¿Cómo te llamás? Mi nombre es Mav.

    -Mi nombre es Ismael.

    El joven miró a Alem.

    -¿Él también está muerto?

    El transportador de almas dio una mirada al maestro del guardián.

    -Lo he visto anteriormente. Al venir a buscar a otras almas. Aún no está muerto. Porque sino ya me lo habría llevado. ¿Conocés a este hombre?

    -Sí. Su alma está acá, pero su cuerpo está en la cama de un hospital en estado de coma. ¿Qué sucederá con él?

    -Si es lo suficientemente fuerte se levantará y volverá a su cuerpo. Sino tendré que venir a buscarlo.

    -Entiendo.

    Ismael empezó a mirar hacia todos lados, como buscando a alguien.

    -¿Dónde estará ese maldito?

    -¿Necesitás hacerme otra pregunta o ya podemos ir hasta la otra orilla?

    -Sí, tengo una pregunta. ¿Llevaste hasta la otra orilla a un hombre casi tan alto como yo que tiene el cabello blanco? Su cabello es muy largo.

    -No. Hoy he transportado muchas almas, pero no he visto nadie con esas características. ¿Él también murió?

    -Sí. Murió antes que yo, pero sólo con algunos segundos de diferencia.

    -Entonces él debería estar acá.

    -Eso significa que...

    -Sí-afirmó el barquero-. El tipo por el que me preguntaste está vivo.

    -¡No! Si él estuviera vivo yo también debería estarlo. El truco que me enseñó Alem no puede fallar. Debe haber algún error. ¡Tengo que irme de este lugar ahora mismo! ¡Me alejaré de esta orilla!

    Ismael se puso en marcha, pero después de dar algunos pasos se desplomó. Perdió todas sus fuerzas.

    -No puedo moverme-pensó el joven-. ¿Qué me sucede?

    -Como soy uno de los titulares del inframundo tengo algunas habilidades especiales. Ahora no podés moverte porque yo no te lo permito, pero no creas que lo hago por maldad. Al contrario. Lo hago por tu bien. Si volvieras al mundo de los vivos quedarías atrapado por siempre. Te convertirías en lo que los mortales llaman fantasma. Si no te llevo hasta la otra orilla no podrías reencarnar nunca más.

    -Él tiene razón. Dejalo en paz, Mav.

    Ismael se sorprendió al escuchar la voz de una mujer que había reprendido al barquero del más allá. Habían pasado más de dos años desde la última vez que había escuchado esa voz. Se preguntaba si sus oídos no le habían fallado, si realmente estaba allí.

    -Sí-dijo Mav-. Como usted ordene.

    Inmediatamente recuperó sus fuerzas. Volvió a sentir sus extremidades. Se levantó y se dio vuelta. Sintió una gran felicidad al ver a la persona que estaba frente a él, y lloró. Eran lágrimas de felicidad.

    Evelyn sonrió al ver a su hijo. Su cabello negro que le llegaba hasta los hombros y cubría parte de su espalda. Tenía puesto un vestido blanco. Cargaba sobre su espalda unas majestuosas alas blancas.

    -Sos vos. No me equivoqué. No lo imaginé. Estás acá. Viniste a ayudarme.

    -Acercate a mí, Isma. Abrazame.

    El guardián se acercó a su madre y la abrazó.

    -Te quiero mucho, mamá. Me sentí muy mal cuando te fuiste. Volver a verte me hace muy feliz.

    -Lo sé. Sé que sufriste mucho. Te quiero mucho, hijo.

    Cuando terminó el abrazo Ismael dio una mirada a las alas de Evelyn.

    -Ahora sos un ángel, ¿no? Me agrada saber que tenés el lugar que te corresponde.

    -Sí. Ahora soy tu ángel. Es mi deber cuidarte y velar por vos.

    Evelyn miró de arriba a abajo a su hijo mientras sonreía.

    -¡Creciste mucho! Antes de que dejara el mundo de los vivos ya eras un poco más alto que yo.

    Mientras tanto el barquero había regresado a su embarcación y se había marchado.

    -Mamá, gracias por ayudarme.

    -Hay tantas cosas que quiero decirte, Isma. Pero ahora no puedo. Vine por un motivo. Tenés que volver a tu cuerpo.

    -¿Qué debo hacer?

    -Lo que pensabas hacer antes de que Mav te detuviera. Tenés que alejarte de esta playa.

    -Lo haré.

    -Antes de que te vayas sólo quiero decirte dos cosas. Primero, confiá en vos mismo. Sé que podés derrotarlo.-Evelyn puso una mano sobre el pecho de su hijo-. En tu interior está la fuerza que necesitás para hacerlo. La sentiste cuando estuviste en la casa de Amanda. Y segundo, por favor ya no tientes a la muerte. Quiero que vivas e intentes encontrar la paz que necesitás.

    -Está bien. Haré ambas cosas. Te lo prometo. Derrotaré a Janos y viviré el tiempo que me corresponda.

    Ismael abrazó una vez más a su madre antes de alejarse corriendo de esa playa sin mirar atrás.

    Viernes 21 de diciembre del año 2.012.



    El truco que le enseñó Alem a Isma no funcionó muy bien que digamos. ¡El combate continua!

    Los saluda el sr. Teras. Very Happy
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    Escenario para tres. Parte 30: En la orilla. Empty Re: Escenario para tres. Parte 30: En la orilla.

    Mensaje  Invitado Lun Mar 19, 2012 5:17 pm

    Que capitulo cursi carajo.....

    Al Final el muere pero el otro gato no.....

    Carajo.....queria que se cagaran a palos.....

      Fecha y hora actual: Sáb Mayo 11, 2024 2:33 am