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    Avatar la leyenda de Burai capidtulo 8

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    Mensaje  Diogo Rangel Dom Feb 08, 2015 10:32 pm

    Capítulo 8 Los guerreros del sol
    Les hicieron señas para que los siguieran, pasaron por unos túneles naturales, Burai tenía la fuerte sospecha que fueron hechos por maestros tierra, una vez que terminaron de cruzarlos, solo fueron unos pasos, llegaron a una gigantesca cueva, bastante bien iluminada por varios segundo Burai pensó que el sol entraba directo a ellos, el chico tuvo que taparse los ojos para poder enfocar bien el lugar, en realidad el solo no daba directo ahí, lo que brillaba era un enorme cristal en una torre al centro del lugar, eso era la mayoría de la luz que entraba, el resto eran antorchas colocadas estratégicamente en la pared para dar una mejor iluminación pero que era ese cristal, Burai vio a los guardias eran hombres adultos que superaban los treinta años fácilmente, todos iban con el torso desnudo con excepción de un collar que parecía hecho de piel, se cubrían la parte baja del cuerpo con unas lo que parecía pantalones cortos de color rojos que les cubrían hasta las rodillas, usaban rodilleras y coderas de color café claro y calzaban con unos huaraches también tenían una banda metálica amarilla en los brazos justo donde terminaba el hombro y empezaba el brazo, uno de ellos volteó a el chico vio que tenían marcas que parecían figuras geométricas en el rostro y una diadema también de color rojo, siguieron avanzando por el pasillo hasta llegar a lo que parecía un balcón que se encontraba a diez metros de alto de lo que parecía una enorme ciudad que descendía metros y metros hacia abajo, entonces ese era el escondite de esos maestros, Burai fue hacia el balcón y recargándose en el grueso barandal miro hacia abajo las personas se veían diminutas, pero se podía apreciar la gran actividad que tenían era casi igual a la de las ciudades del reino tierral, peor lo más sorprendente no era la gente si no el gigantesco cristal que estaba iluminando todo.
    -¿Qué es este lugar?-
    -te respondo si me respondes- contestó Tenoch que estaba al lado.
    -qué cosa-
    -te pregunte si estabas sorprendido- dijo mientras se acercaba al barandal para observar la pequeña ciudad-
    -sí y mucho
    -chicos vengan- les ordenó el señor Kuri
    Los dos chicos voltearon y siguieron al padre de Tenoch y a dos de los guardias que los condujeron hasta el otro lado de la ciudad rodeando por el pasillo del balcón justo cuando estaban del lado opuesto a donde entraron, comenzaron a bajar por unas amplias escaleras de caracol, una vez que estuvieron más abajo el chico podía apreciar más el cristal pero aún no veía de donde salía la luz definitivamente no era electricidad, fueron más abajo, a toparse con gente que entraba y salía de las casas, cada veinte escalones o algo así había un pasillo que comunicaba a una puerta una vez que estuvieron en la parte de más abajo, Burai pudo ver a unos niños jugando con fuego control como si fuera algo común, y pudo ver que las casas estaban hechas de ladrillos de color café, los guardias los guiaron por la puerta de roble , Burai esperaba que pasaran a una habitación pero se equivocaba , pasaron a un pasillo casi idéntico al que usaron para entrar, iluminado por antorchas, no lo recorrieron mucho y dieron un giro a la derecha y llegaron a otro lugar que también parecía una ciudad subterránea también estaba iluminada por un cristal igual de grande que el anterior, la única diferencia era que en esta parte no había tanta gente ni tantas casas, los guardias los guiaron por otras escaleras de caracol hacia abajo, Burai tenía la sensación de que el piso en aquella zona estaba bastante más abajo, el chico dio se detuvo en el escalón para dar una mirada solo habían algunos edificios muy altos que llegaban hasta el techo y en las paredes habían más puertas que en la otra sala, pero eran puerta pequeñas entre puerta y puerta habían agujeros en las paredes, no muy profundo que podían ser usados como escaleras , y en el centro se podían ver círculos rodeados de pequeñas gradas, como si fueran estadios deportivos o pequeños coliseos ya que eran redondos, avanzaron hasta llegar a la planta baja caminaron algunos pasos antes de que el señor Kuri les hiciera una seña.
    -ustedes siéntense aquí y espérenme, es algo importante.
    -Porqué-
    -Solo háganlo si no me tardo…- el señor Kuri les dio la espalda mientras seguía a los demás guardias que lo guiaron hacia una de las puertas más grandes mientras los guardias lo escoltaban, el chico se dio cuenta de que en la frente no tenían diademas eran cintas y cada una tenía símbolo diferente, o al menos eso creyó Burai.
    Una vez que se fueron estuvieron ahí sentados un buen rato, en todo ese tiempo no paso nadie ninguna persona ningún guardia, Burai se entretenía haciendo salir llamas de fuego control y extinguiéndolas una y otra vez, mientras Tenoch estaba sentado acurrucándose contra la pared, fue cuando Burai recordó algo.
    -por cierto no me respondiste ¿Qué es este lugar?-
    Tenoch levantó la cabeza y con la mano se secó la saliva que salía de su boca, de verdad se estaba durmiendo, Tenoch se levantó y sacudió la cabeza antes de darse con las palmas unas leves cachetadas.
    -qué es este sitio- bostezo- no sé muy bien mi padre me habló de este sitio hace poco, dijo que era un santuario de los guerreros del sol-
    -¿los guerreros del sol?-
    -maestros fuego se supone que son la primera civilización de ellos, pero no se la verdad, la historia que no enseñan en la escuela ya está muy modificada- respondió y volvió a Bostezar- pero lo que me sorprendió a mi es que no fuéramos con la rebelión, pero por una parte tiene razón, llevan esperando tanto tiempo al avatar que no esperaran más a que domines los elementos.
    -¿y cómo entra la luz a este sitio?-
    -No tengo idea- respondió levantando y bajando los hombros en ese momento caminaron un grupito de chicos de aproximadamente de la edad Tenoch estaban vestidos de la misma forma que los guardias que los habían escoltado, parecía bien animados y felices parecían estar felicitando a uno de los chicos.
    -si ya lo vieron, después de la forma en que lo derroté y de mi talento seguro que me ascienden a Caballero- exclamaba muy animado mientras llegaban a donde estaban ellos, los chicos no miraron ni a Burai ni a Tenoch, cuando se alejaron un chico pasó corriendo por el pasillo debía tener la misma edad que Burai, corrió casi gritando.
    -hermano, me aceptaron-
    La felicidad en su grito fue muy alta, que ni se detuvo para evitar a dos guardias que pasaban caminando hacia los chicos, los dos guardias se hicieron a un lado mientras el chico saltaba por el resto del camino.
    -ustedes síganos- le dijo el guardia mientras que ambos comenzaron a seguirlo por el pasillo hasta las puertas más grandes, cuando las abrieron ambos pasaron a un pasillo, el chico miro las paredes parecía que había garabatos esculpido en ellas, formas que no pudo distinguir.
    Llegaron hasta otra zona iluminada está era más pequeña tenía justo el tamaño de la casa de Burai, su antigua casa, ahí solo estaba una pirámide usada como escalera a la mitad de la pirámide estaba una silla vacía y a tres cuartas partes estaba también otra silla vacía y arriba estaba una silla dorada más grande que las demás sentado en ella estaba un hombre gordo y serio que traía encima un enorme, colorido y muy llamativo penacho* que cubría toda su cabeza, el chico no podía ver su cara ya que tenía una máscara dorada con un pico de ave que le cubría toda la cara.
    Los guardias se detuvieron levantando la mano en lo alto para indicar que se detuvieran mientras que aquel hombre se ponía de pie, los guardias se pusieron de rodillas y uno de ellos también les susurro- de rodillas-
    Los chicos obedecieron, Burai tenía dudas podía confiar ene se hombre cuando el chico se arrodillo el hombre que se levantó del trono levantó la mano y susurro- de pie.
    Pese a que era un susurro sus palabras fueron escuchadas con mucha claridad que como si hablara en voz alta, los guardias y los chicos se pusieron de pie, mientras el hombre llegaba al final de la pirámide y camino hacia los recién llegados, Burai sentía como su mirada s e fijaba primero en Tenoch y luego en Burai.
    -es cierto Kohama su hijo es igual que usted-
    Burai volteó a un lado el señor Kuri estaba al lado del trono no lo había visto, los demás guardias dieron varios pasos al frente y se dieron la vuelta para quedar frente a los chicos, el hombre dio una palmada y sus guardias se fueron.
    -ese es el chico que me dices- decía dando vueltas alrededor de Burai
    -si… emperador-
    -el avatar, demasiado chico para la edad que debería tener, dieciséis años deberías tener veinticinco, no creo que seas el avatar, el señor Kohama Kuri me hablo de que has dominado la tierra y el metal, y has empezado con el fuego muéstrame lo que sabes.
    El chico instintivamente miro al señor Kuri que asintió levemente, dio varios pasos hacia atrás, respiró profundamente, mientras se concentraba en el calor del sol, volvió a respirar tomo la posición y dio un golpe fuerte, lanzando una, no muy potente pero si aceptable ráfaga de fuego verde, el chico dio varios golpes, los golpes de boxeo que le había enseñado el señor Kuri en las últimas tres semanas lanzando sus bolas de fuego, después comenzó a dar patadas giratorias con saltos , las que le enseñaron a dar, como entrenamiento previo de aire control.
    -nada mal- respondió el emperador de nuevo en voz baja caminando en círculo alrededor de Burai- termina de convencerme haz algo que me haga creer que eres el avatar-
    Eso era algo que no lo había pensado, como probar que era el Avatar, él lo sabía debido a que los resurgistas lo habían obligado a entrar en estado avatar, pero no sabía cómo hacerlo a voluntad sin que media docena de maestros fuego lo atacaran, el chico miro a Tenoch que mascullaba con la boca diciendo tierra control.
    No era mala idea entonces el chico se puso en posición dio un respiro y levantó la mano concentrando su chi para hacer salir una columna de tierra y concentrando de nuevo su chi está volvió al suelo quedando igual de liso que al principio.
    -señor espero que con eso haya bastado no se hacer agua control ni tampoco el aire- dijo intentando ser respetuoso cosas que casi no era.
    El emperador dejo salir una leve risa que el chico pudo escuchar parecía bastante satisfecho, su risa aumento mientras se sostenía la barriga, dejo de reír casi de golpe.
    -muy bien me convences, entrenarás el fuego control, serás tratado como cualquier otro ciudadano, pero tendrás que trabajar como ciudadano ya sea en las cosechas o en la pesca.
    -me parece justo, Burai, entrenas aquí y sigue sus reglas, nosotros iremos al templo aire del oeste- intervino el señor Kuri.
    -espere dijo Burai dando un paso ya algo preocupado- ¿me dejan aquí?¿que hay del aire control-
    -es lo mejor chico primero el fuego, una vez que lo domines ve al templo aire del oeste, busca a Tenoch que él te enseñe.
    -¿Qué esperas que yo le enseñe y que hay de ti?-preguntó Tenoch en el mismo tono en que preguntó Burai
    -Tengo cosas que hacer, en el reino tierra, pero primero al templo aire del oeste- contestó el señor Kuri mientras se daba la vuelta y le daba indicación con la mano a su hijo para que fuera con él.
    -¿y tendré tiempo para mejorar el aire control cuando el termine?-preguntó Tenoch
    -habrá tiempo más que suficiente- comenzó a explicar el emperador- primero pasaras por la iniciación un entrenamiento de tres meses de duración, después si lo deseas puedes pasar a ser un guerrero del sol, donde entrenaras durante medio año, si destacas al final de ese entrenamiento, puedes elegir en continuar a entrenar como guardián del sol , entrenar otro medio año, si vuelves a destacar entrenas más tiempo para ser caballero del sol y así sucesivamente irás ascendiendo más, si llegas a eso, como avatar eso espero, te tomara al menos un año nueve meses, espero que sea tiempo suficiente para que tú- señalo a Tenoch-hayas terminado tu entrenamiento.
    -no le prometeré nada emperador, pero si dará lo mejor si no está listo, siempre puedes volver aquí y seguir avanzando, hora de irnos Tenoch-
    Burai dio varios pasos antes de que el emperador le pusiera la mano en el hombro para detenerlo, mientras Tenoch seguía su padre de cerca mientras se retiraban dejándolos solos, a Burai le gustaría seguirlos de cerca y acompañarlos, no es que no le guste la idea de quedarse, o de no querer aprender a hacer fuego control real, cuando ambos se fueron Burai tuvo la horrible sensación de que nunca los volvería a ver.
    -porque presiento que nunca los volveré a ver- susurro y después miro al emperador, si de verdad estaría ahí dos años entrenando si no es que menos o más pero que pasaría con la guerra y la rebelión aguantarían más tiempo sin el avatar, habían durado hasta ahora pero, el chico miro al emperador, siempre había pensado en que era regularmente bueno en tierra control, pero ahora que lo pensaba bien nunca había tenido una batalla seria usando solo tierra control, en la batalla contra los bloqueadores de chi en la carretera perdió, se salvó por el estado avatar, pudo salvar a Cheng-ho debido a la ayuda de Rin, escapó del soldado igualitario con la ayuda de Jiro y de Argus, por poco muere cuando entró en estado avatar para demostrar al mundo quien era realmente, derrotó al robo tanque y a los bloqueadores de chi teniendo a un escuadrón completo, de verdad era bueno.
    -disculpe…- quería preguntarle a emperador, pero su voz sonaba muy débil y con inseguridad…- debo esconder que soy el avatar-
    -de que servirá eso tarde o temprano se sabrá a demás nosotros no, estamos en guerra con lo igualitarios, ni con nadie-
    -entonces puedo usar tierra control, necesito probar que tan bueno o que tan malo soy con eso nunca he tenido una pelea real usando solo tierra control y hasta que nivel o rango de fuego control debo llegar para llegar ala expectativa de avatar-
    -eso lo debes decidir tú, si solo quieres terminar siendo un maestro fuego más llega a Guerrero, si quieres que te usen como bandera o como soldado, llega a Guardián. Si quieres ser un líder militar llega al siguiente rango después de caballero…
    -pero que no espera…
    -lo dije para tranquilizar al chico, pero eres tu quien toma la decisión final

    Nadira caminaba grácilmente por el pasillo gris y medio oscuro alumbrado por lámparas de luz de neón, sosteniendo en sus manos un maletín del mismo tamaño y material del que usaban los científicos de los laboratorios prestigiosos, al mujer se detuvo en una de las puertas metálicas y jaló la manija para abrirla, dentro estaban dos soldados apuntando con sus pistolas eléctricas a uno de los maestros que capturaron en el lago, el chico estaba atado de pies y brazos por medio de esposas metálicas fuertemente sujetadas a la pared, cuando la mujer entró en la habitación puso en maletín en la mesa saco del interior un pequeño frasco que contenía un líquido color marrón.
    -los hemos interrogado por horas en habitaciones diferentes no han dicho nada.
    -La mujer no dijo nada sacó del frasco una jeringa y la insertó en el tapón del frasco y comenzó a succionar el líquido dentro de la jeringa, la mujer saco la jeringa dejo salir una gotita de la punta y golpeó con la uña suavemente la aguja, dio varios pasos hacia el maestro tierra que estaba ya con la cabeza agachada, la sangre le escurría a chorros de la nariz rota.
    -este suero te hará decir la verdad, no es el mejor inventó del mundo pero es el favorito de muchos, ya que cuanta gente pagaría para saber la verdad, por favor sujétenlo será en el cuello-
    Uno de los soldados le sostuvo la cara del joven hombre ya que intentó moverse había escuchado muy bien lo del suero de la verdad, la mujer coloco la aguja en la parte central del costado derecho del cuello insertó con fuerza la aguja provocándole un gemido al hombre, mientras penetraba el líquido en su organismo, la mujer retiró la aguja y dio pasos hacia atrás, el soldado dejo de agarrar el rostro del sujeto y también retrocedió pasaron varios minutos en silencio, cuando la mujer rompió el silencio reanudando el interrogatorio.
    -¿sabes dónde estás?-
    El hombre intentando resistirse no hablo pero asintió con la cabeza, la mujer continua en ese instante con el interrogatorio.
    -sabes quién es el avatar-
    -No, no lo se…- dijo con dificultad
    -¿Dónde está Chen-ho el hijo del avatar Korra?- preguntó de nuevo.

    La noche ya había caído, el hijo del avatar, Cheng-ho un hombre de unos sesenta años, delgado y fuerte de corto cabello canoso, salió por detrás de un árbol, se encontraba solitario rodeado de una enorme pradera, la tierra estaba iluminada apenas por la luna llena, el hombre se asomó de un lado a otro y comenzó a correr por la pradera no había nada que lo cubriera, tras unos segundos se tiro al piso y espero unos segundos y volvió a levantarse para correr de nuevo se dirigía hacia una cerca que rodeaba una base militar, era un trabajo muy importante y debía hacerlo solo, siguió corriendo por la pradera hasta llegar a un poste de luz que estaba a unos metros de la cerca, sabía que no debía atravesarlo ya que era una de esas cercas no materializadas que daban toques si te acercabas, con suerte llevaba consigo mismo una vara retrocedió varios pasos tomo vuelo corrió hacia la cerca uso el palo como apoyo y se elevó por los aires entrando a la base, una vez en el piso corrió hacia la pared más cercana y se recargo sobre ella espero a que pasaran los guardias una vez que se alejaron este corrió hacia la oficina de dónde venían uso agua control para hacer un afiladísimo cuchillo para abrir un agujero en la puerta , metió la mano y jalo la perilla por dentro, sacó su bazo de agujero, y entró a una oficina, buscó detrás del escritorio hasta que encontró un interruptor y a continuación se abrió detrás de la pared una puerta , Chen-ho presionó el botón de bajada y el elevador se abrió se metió dentro , el tablero tenía varios botones, pero el que buscaba no estaba ahí, estaba escondido entre el botón de hasta a bajo y el anterior presionó el botón de bajada y el elevador comenzó a descender había , este se abrió después de unos minutos, cuando se abrió estaba frente a un pasillo oscuro iluminado por focos que giraban parecidos a los de las luces de las patrullas de policía pero eran de color amarillo, Cheng-ho siguió por el pasillo hasta llegar a la puerta siguiente, usó sangre control para derribar a los guardias que custodiaban la entrada, agarró las llaves de ambos guardias y usando agua control hizo que ambos guardia introdujeran sus llaves en las ranuras al mismo tiempo, hubo un sonido y las puertas se abrieron detrás d e ellas se veían fuerte luces cuando de repente, sintió que le dieron un potente disparo de bala eléctrica en el pecho, el hombre cayó hacia atrás, las luces se moderaron un poco mientras que dos bloqueadores de chi golpearon partes d e su cuerpo para dejarlo inmóvil.

    El interrogatorio siguió cuando terminaron con el maestro que delató a Cheng-ho siguieron con el siguiente maestro. Que estaba encerrado en un congelador.
    -¿Quién es el espía que intercepta la comunicaciones del ejército para prevenir a la tribu del agua del norte de las invasiones del ejercito ecualista?-preguntó Nadira una vez que el suero hizo efecto

    Estaba por anochecer, todos los empleados de la oficina estaban sacando ya sus cosas para irse uno de los directivos un hombre obeso y medio calvo se encontraba escribiendo unos reportes de los ingresos de la compañía, el hombre por fin terminó el reporte y lo imprimía para ir a recogerlo al otro escritorio, mientras salía de la oficina y se encontraba con su secretaría que estaba entada al lado de la puerta
    -Eliza recuérdame que mañana a primera hora enviar a un repartidor con esto al señor Tendo-
    -si señor-dijo al secretaria agarrando el documento y metiéndolo en un folder.
    -¡no puede pasar!- gritó una de las subsecretarías.
    Varios oficiales de la policía entraron al pasillo donde estaba el directivo y su secretaria, los oficiales le apuntaron con las pistolas de choques.
    -tiene que venir con nosotros- dijo el policía que dirigía la operación mostrando su placa.
    -porqué o para que-
    -por atentar en contra de la seguridad civil y nación y por traición a la nación…
    El hombre no esperó ni un segundo, en un rápido movimiento levantó sus manos lanzando ráfagas de aire control contra los policías estos salieron despedidos hacia atrás chocando contra la pared, quedando inconscientes.
    -manda el reporte mañana Eliza, nos vemos luego- dijo el directivo mientras caminaba de vuelta a su oficina y apagaba la computadora, se puso de pie y después de que la secretarios se fue dando un grito de susto, salió de su oficina, oprimió el botón del elevador y cuando se abrió la puerta recibió el disparo de un dardo paralizante le dio en el hombro, antes de que pudiera reaccionar recibió otro disparo de otro dardo en la rodilla.

    Una vez que terminaron de interrogar a ese maestro siguieron interrogando a los demás, al parecer la estrategia de Nadira había funcionado aunque la nieta del avatar no tenía información, pero al dejarla escapar, llevo a Nadira a otros maestros que si la tenían, algunos maestros no supieron nada, de ese pequeño grupo solo agarraron a dos personas importantes, y gracias a el suero supieron las ubicaciones de otros tres escondites, Nadira siguió interrogando a los maestros uno por uno, en pocos días consiguió a la persona que interceptaba las trasmisiones de la marina para advertir de las invasiones a la nación del fuego, los escondites y los líderes de los rebeldes de la tribu del agua del sur, pueblos del reino tierra donde escondían a los maestros, orfanatos civiles que escondían a los niños maestros, maestros que s e escondían entre la policía y en la política, estaban dando golpes muy fuertes, en especial que tenían al hijo del avatar Korra, ahora si podían ejecutarlo públicamente y eliminar la resistencia, pero primero había que hacer algo.

    Uno de los guerreros del sol estaba encargado de sonar el gong minutos antes del amanecer, cuando sus compañeros le avisaron que ya era la horade hacer sonar el gong para despertarlos a todos, Burai despertó casi de golpe, tras el potente sonido del gong que sonaba por su área, había varios Gongs en cada zona diferente de las ruinas, Burai había descubierto que los maestros del sol vivían debajo de esas montañas desde hace al menos setecientos años y nunca la habían abandonado, el chico se levantó y comenzó a estirarse, mientras que algunos de sus compañeros de cuarto habían comenzado a levantarse, como todos eran inscritos al entrenamiento desde el inicio hasta que fueran reconocidos como guerreros del sol dormirían en el dormitorio todos juntos, el dormitorio que también parecía de piedra contaba con una sola ventana sin vidrio y el resto de la pared, estaba hecho de agujeros de dos metros de largo por medio de ancho y medio metro de alto cada una tenía una colchoneta y una sábana en medio de la habitación se encontraban literas triples, las de hasta abajo estaban en el piso, las de en medio estaban colgadas a una columnas de tierra que estaban en medio de la habitación, en realidad eran hamacas y las de arriba estaban colgadas de la pared, para que hubiese justicia en la asignación de camas la tarde anterior, cuando los llamaron a los jóvenes que serían los iniciados de los guerreros del sol, los separaron por grupos de hombres y mujeres y de cada grupo los formaron por estaturas y los metieron de treinta en treinta a cada habitación, seguido de que con forme iban entrando los pusieron de atrás a ala derecha a enfrente a la izquierda, a Burai le toco en el segundo grupo de los más bajitos, por desgracia le toco en una de las literas justo en la de en medio de la parte más cercana a la puerta, eso significaba que si se caía lastimaría al compañero de bajo y si el compañero de arriba se caía lo lastimaría a el.
    Burai se levantó y con cuidado de no caer sobre su compañero, dejo la hamaca mientras todos comenzaban a cambiarse, habían puesto sus cosas en unos cofres al final del pasillo, les habían dicho que debían estar en el área de entrenamiento número tres al amanecer, los chicos comenzaron a ponerse los uniformes, que para Burai eran esas folklóricas fachas de los pueblos salvajes, pero no estaba en condiciones para discutir, su uniforme de novato solo se diferenciaba que no tenía bandas doradas en los brazos y que la cinta de su cabeza no tenía ningún símbolo, cuando Burai terminó de vestirse, siguió a los chicos hacia el área de entrenamiento, con suerte su dormitorio se encontraba hasta abajo así que no debían bajar las escaleras de la pared, aún faltaba una hora, así que fueron al comedor donde los que entrenaban comían, cada grupo s e sentaba en una mesa diferente dependiendo su nivel de entrenamiento, era una sala enorme, aunque no había amanecido el lugar no estaba a oscuras, lo iluminaban con antorchas.
    Faltando unos minutos para el amanecer los novatos divididos en grupos se dirigieron hacia el área de entrenamiento, una zona circular, rodeada de gradas, se formaron por estaturas hicieron tres filas de diez chicos cada uno, a Burai le toco en la fila de atrás.
    El entrenador un hombre cercano a los treinta años seguido de otros dos poco más jóvenes que el, los tres tenían con al menos una cinta de oro en los brazos caminaron hasta ponerse frente al grupo.
    -ya nos presentamos ayer, hoy iniciará su entrenamiento de iniciación, se les enseñarán los principios básicos del combate, de la convivencia y del fuego, como ya lo sabrán todos…- decía mientras caminaba de un lado a otro mirando a los ojos a los novatos-…o la mayoría al menos…-Burai sintió una mirada fija en el aun cuando no estaba justo enfrente de el, era la segunda vez que veía a sus compañeros así que nadie de ellos sabía que era el avatar, aunque seguramente los supervisores y los maestros si lo sabían.
    -ahora se pondrán por parejas y pasaran al frente-dijeron mientras se retiraban del otro lado del área
    La mayoría de los novatos solo miraron a un lado y seleccionaron al compañero de al lado, algunos otros buscaron entre el grupo a algún conocido, al final solo quedaba Burai, con un chico flacucho poco más alto que el, tenía una cara de molestia, por un momento vio a otro de los chicos, pero este le respondió.
    -lo siento ya estoy con mi gemelo-
    Bajo sus brazos en forma de decepción miro a Burai susurrando un no queda de otra, su rostro decayó más, parecía estar de mal humor.
    -soy…-
    -no me interesa como te llames- respondió en tono seco y fuerte.
    -y tu…-
    -da igual-
    Los instructores regresaron a donde estaban los novatos cargando una pesada olla metálica color café oscuro quizá de cobre o de bronce , dentro había una llama de fuego dorado que aún con la luz del sol reflejada en el cristal iluminaba la zona donde estaban, los instructores la dejaron en el piso frente a los novatos.
    -ahora en parejas, pasaran al frente les daremos un poco de la llama y entre ambos cargaran la llama-
    La parejas fueron pasando de una en una, Burai y su desanimado compañero pasaron casi al final, Burai extendió sus manos pero sus compañero dio un respiro y después de unos segundos volvió a levantar las manos mientras los instructores les pasaban la llama dorada , por un segundo a Burai le temblaron las manos al sentir el peso de la llama, había ya hecho un ejercicio así pero está llama era diferente, era más cálida era como tener algo pesado y caliente en las manos, el otro chico no era de ayuda, Burai sintió como el otro chico intentó que se balanceara el peso de hecho Burai sintió como el peso se iba hacia él, mientras caminaban.
    -no la cargues así …-
    Parecía que no le hacía caso regresaron con los demás novatos, una vez que cada pareja tenía sus llama los instructores dejaron a un lado la olla y el principal se puso de pie.
    -ahora lo primero que deben aprender es que el fuego es vida, no solo destrucción, por entender eso necesitaran aprender del equilibrio como pueden verlo y sentirlo, si no tiene la confianza la llama se extinguirá, pero si dejan que esa confianza se convierta en arrogancia la llama se saldrá de control, en estos momentos la llama tiene un cierto peso entre una persona no la podrán sostener…-
    -¡ya lo hice!-exclamó uno de los novatos
    Era uno de los miembros más jóvenes del grupo y también el más bajito, hasta el momento Burai todavía no había preguntado qué edad tenía el más joven de los novatos.
    El chico sostenía con ambas manos la llama completamente solo, la levantó para que todos lo vieran, dio unos pasos medio tambaleándose.
    -interesante ¿Quién eres chico?- le preguntó al sonriente niño.
    -me llamo Seiya y tengo doce años-
    -Ya vieron todos, este chico debe ser el más joven de todos los novatos de este año y ha podido mantener el equilibrio, aunque le hace falta práctica- añadió cuando vio al chico tambalearse un poco.
    -¡dame acá!- intervino el compañero de Burai poniendo toda su fuerza en sostener la llama en lo alto- yo también puedo-
    -o…
    Sus piernas temblaron mientras comenzaba a perder el equilibrio cayéndose hacia atrás , Burai sin pensarlo se adelantó a sostenerlo por las muñecas, para jalarlo y que no se cayera, cuando estuvo de nuevo levantado gritó
    -¡dije que yo puedo!-
    Dio un fuerte jalón para zafarse, fue tan fuerte el movimiento que terminó lanzando la llama de fuego, uno de los chicos se dio cuenta del peligro y lanzó a su compañero hacia un lado perdiendo su llama de fuego que cayó al piso y se extinguió.
    La llamarada paso hacia una de las gradas, golpeando a una de las rocas que sostenía a una de las antorchas, está cayó al piso.
    -¿Quién lo hizo?- preguntó el instructor
    -torpe viste lo que hiciste-
    -¿Qué? Eres tú quien está de envidioso-
    No importó quien fue el responsable una vez que terminaron las prácticas, el ejercicio, consistió en que cada pareja empujaba y jalaba la llama de uno a otro, y que cada quien la sostuviera por el mayor tiempo posible, pero al finalizar, tanto Burai como el otro chico fueron llevados al área de castigo, al chico por ser egoísta y a Burai por no lograr contenerlo, o al menos eso dijeron.
    Por ser la primera vez los tuvieron muriéndose de hambre de pie, en una celda sin luz, la habitación no era muy grande como para acostarse, ni sentarse cómodamente podían sentarse en cunclillas pero sería incómodo después de un rato.
    -sabes…- intentó Burai entablar una conversación después de quien sabe cuántas horas de estar en silencio.-lamento que nos hayan castigado, no debí forcejear con…
    -una disculpa, eres un imbécil yo la tenía controlada, si no hubieras intervenido…
    -te hubieras caído-lo interrumpió Burai subiendo un poco más la voz, tratando de no gritar y evitar un segundo castigo.
    -eso dices tu en realidad la hubiera equilibrado solo, soy el mejor de aquí sabes y estoy destinado a ser el mejor maestro fuego de los guerreros del sol que haya existido jamás, bueno no importa tu no lo entiendes-respondió.
    A Burai le recordaba a varios no a muchos de sus compañeros de clases, cuando hablaban de ser el mejor en los demás equipos deportivos, también en el club de ciencia y los grupos de estudio, siempre estaban hablando de ser el mejor de esto o de aquello, aunque Burai no era la excepción , aunque no tenía ambiciones así, pensaba en luchar a favor del avatar, aun que le costará la vida, peor ahora siendo el avatar, sería algo muy ambicioso el dominar los cuatro elementos y destacar en cada uno, habría una diferencia entre el ye se chico, digo ser el mejor maestro fuego que jamás existiría, sería lo mismo que aspirar a ser el maestro de los cuatro elementos, literalmente el ser humano más poderoso de todos, podría decírselo, el emperador no se lo habría prohibido pero cómo reaccionaría ante eso, le creería sería lo correcto, decir la verdad, bueno hasta el momento nadie se lo había preguntado, así que no era mentira, pero decirlo sería lo correcto, pero era correcto hacer lo correcto.
    -ya pueden salir- dijo el guardia mientras les abría los barrotes, mientras que ambos salían en silencio.
    Durante los siguientes días siguieron entrenando pasando la pesada bola de fuego entre parejas, con suerte para Burai, le tocaron diferentes compañeros en cada día así que no debía soportar a ese chico, que parecía querer intentar cargar completamente solo la pesada bola de fuego dorado, desde el primer día nadie a excepción del chico de doce años, había podido cargarla, claro cada día mejoraban el pasarla de uno en uno, incluso hicieron un circulo donde entre todos pasaban la bola de fuego como si fuera un juego de relevo donde pasaban dos bolas de fuego al mismo tiempo.
    Fue hasta casi el final de la primera semana cuando al iniciar la clase otro de los chicos comenzó a levantar la bola de fuego por si solo y durante toda la clase, la mitad de los chicos comenzaron a levantarla, Burai no estaba entre ellos, los instructores dieron un aplauso ante tal avance por parte de la mitad.
    -estoy impresionado como de repente muchos de ustedes han logrado encontrar el equilibrio- dijo el mayor de los instructores, lo demás no hablaban mucho.
    El mayor miro a los demás novatos que no con siguieron levantar la bola.
    -es un gran orgullo verlos a ellos, pero no significa ustedes que deban desanimarse- se dirigió a los demás, ya que es el primer grupo que tengo que ha progresado tanto, en los otros grupos hay muchos que ni entre cuatro han podido cargar la llama y ustedes hasta has podido pasarla en hilera, y estoy seguro de que todos ustedes lo lograran-


    El comandante Kameo se encontraba entrenando junto a sus soldados, el dirigía la última marcha del día, lo seguían los jóvenes cadetes corriendo sin carga en la espalda, mientras que el comandante corría a mayor velocidad, cargado de armamento y equipo de sobrevivencia, algunos notaron algo raro por lo general marchaban con sus pesados equipos de combate.
    -tenemos una misión- cantaba el comandante mientras los cadetes lo imitaban cantando-unir al mundo en una misión- los cadetes lo volvieron a imitar.
    Sonó el teléfono, de la oficina del comándate, pero nadie contestó, pasaron cinco minutos volvieron a llamar una vez más nadie contestó.
    Quien llamaba era la mujer de limpieza de la casa del comandante, Nadira había llegado con una docena de miembros de la policía federal y su fiel asistente, habían llegado a la casa dos horas antes con una orden de cateo registraron toda la casa, la señora de la limpieza con temor les decía.
    -esperen no se me permite dejar entrar a nadie- dijo en voz baja mientras los soldados sin ninguna consideración abrieron los cajones y los sacaron de su lugar movieron todos los muebles de su lugar los sillones terminaron boca abajo junto con la cama e incluso el librero terminó vacío.
    -todo terminado comandante- le informó el soldado,
    Nadira sin creerlo se paseó entre los escombros, comenzó a subir las escaleras y llegó hasta el estudio de Kameo.
    -en veinte minutos obtendré lo que ustedes no obtuvieron en dos horas.
    Nadira encendió la luz ignorando las paredes, fue directo a los libros tirados al piso, mientras su asistente entraba en la habitación.
    -si es un comandante ¿por qué tener un libro de niños?- sostuvo en el aire un libro de caballería, y lo abrió sacando la llave del libro y dirigiéndose hacia las paredes moviendo el cuadro del jinete.
    -¿Cómo…-
    -en qué lugar de la casa podría entrar Kameo a una habitación secreta.
    Metió la llave en el cuadro y le dio vuelta para abrir la puerta y acceder a la habitación, bajaron por las escaleras de caracol una vez abajo Nadira encendió la luz para mostrar toda la habitación, estaba casi vacía a excepción del enorme tubo azul y un tablero con botones.
    -bingo encontré el tesoro-exclamó
    -que es eso-señaló el asistente hacia el tubo de contención
    -eso lo vamos a ver-
    Fueron asomarse debido a la luz la imagen no era muy clara, la cámara contenía hielo lo que parecía ser hielo, el asistente miro hacia el escritorio intentando comprender el tablero, pero aquel tablero solo tenía tres botones y no debía apresurarse.
    Nadira recorrió toda la habitación encontró unos enorme y gruesos guantes lo cuales se puso seguido de una mascarilla especial para el rostro, Nadira volvió a la capsula y comenzó a escalarla por lo que parecían unos escalones de metal anexados a la capsula, arriba había una manija de globo y comenzó a girarla hasta que se aflojo lo suficiente como para abrir la tapa, no era muy espaciosa apenas lo suficiente para meter las manos y la cabeza, Nadira respiró profundo y hundió las manos en el agua helada hasta donde alcanzaban los guantes , ahí había algo, Nadira con cuidado comenzó a extraer el cuerpo hasta que comenzó a verse visible saco solo una parte para verlo bien.
    -uy, Kameo, Kameo te subestimo a veces, así que fuiste tú, pero porqué lo escondes, a menos que…
    Jaló un poco más el cuerpo, congelado hasta sacar la mitad del pecho se quitó el guante y coloco la mano en el corazón.
    -bueno no importa- dijo después de unos segundo tras retirar su manos, y acariciar el rostro de una mujer ya entrada en sus años, era de cabello café oscuro que mostraba algunas canas no estaba muy bien peinada con unas trenzas medio atadas y el resto de su cabello estaba suelto traía puesta ropa típicas de la tribu del agua, su complexión era medio delgada pero con una condición fuerte, y su piel una piel morena muy lisa y hermosa, era el avatar Korra.
    Mientras que la sirvienta por enésima vez llamaba y por fin entró la llamada.
    -comandante Kameo- por fin contestó.
    -señor soy yo, la policía militar vino y estuvo revisando la casa…
    Nadira le arrebato el teléfono a la señora para hablar con el con su tono importante-… ya te descubrí, y ahora lo entiendo todo, tendré unos días algo tensos estaré muy ocupada pero lo hablaremos después y quiero que pienses y que me digas que eso que usara el presidente que tanto te tiene aterrado- colgó el teléfono y daba la orden de retirada a los hombres.


    Penacho: El penacho, copete o cresta o tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas

      Fecha y hora actual: Mar Mayo 07, 2024 5:43 pm