Esbocé una media sonrisa amarga y sardónica mientras me preparaba.Me puse el traje negro con broches azules y sujeté con fuerza mi arma.
Él ya había causado bastante daño,era hora de la venganza, de hacerle pagar todo el mal que había causado al mundo pero sobre todo a mí.Yo sabía también que matarle sería mi propio final, mi última batalla, ya que una vez muerto no habría nada que me atara a la vida, todos mis compañeros y amigos me habían abandonado por el camino.
Tenía miedo, pero no a morir, tenía asumido y aceptado que esa sería mi última noche, tenía miedo a mirarle a los ojos y que mi fuerza de voluntad flaqueara, miedo de olvidarme de mi odio hacia él los motivos que tenía para acabar con su vida.
Miré a mi alrededor con los cinco sentidos alerta y el corazón latiendome con fuerza pero no vi a nadie, estaba sola.Tal vez era un cobarde y no vendría.En ese momento salió de entre las sombras y cruzamos una mirada cargada de significado.
- No quieres hacer esto -fueron sus primeras palabras.
- Tú no sabes nada -le espeté fríamente.
- Sé más de lo que tú crees -dijo con una sonrisa enigmática.
No respondí, alcé mi arma y apunte en su dirección a la altura del corazón.En ese instante me percaté de que estaba completamente desarmado y desprotegido.Bien, eso no iba a detenerme... Con lentitud se acercó a mí, estaba clavada en mi sitio, paralizada, sin poderme mover.Seguía mirandome...
Con suavidad se inclinó hacia mí y rozó sus labios con los míos, el mundo pareció detenerse.
Se oyó un disparo y el cayó.
Me arrodillé a su lado, el odio había desaparecido.
-Lo siento, tenía que hacerlo, no tenía elección.
Le sostuve la cabeza con ternura y le sonreí.Él asintió, susurró unas palabras en mi oído y con un gorgoteo agónico espiró.Con lágrimas en los ojos le besé en la frente y me sumí en la oscuridad...
Continuará...