lun@tiko Lun Jun 04, 2012 6:53 pm
Bruck seguía en el suelo, muy lastimado, este no era capaz de mover ningún músculo de su cuerpo… miraba al techo del centro comercial, su vista no estaba nublada, pero sentía como un cansancio estaba logrando que se cerrasen. Una voz se escuchó:
-¡Bruck!
-¿Quién es?-.Respondió este, luego, alguien conocido reaparece, y era Rukagua.
-Bien, sigue con vida.
-Sabía que regresarías… yo, gané.
-Así lo veo. Quiero disculparme, yo me di la vuelta y sin pensarlo lo dejé abandonado… yo, ¡Yo lo siento tanto!-.Lloraba víctima de su debilidad.
-Joven Rukagua, no llores. El miedo siempre le gana a las personas, es común.
-Pero, usted no le tiene miedo a nada.
-En eso te equivocas… en mi vida, yo siempre he tenido miedo, pero lo único que hago, es ocultarlo, solo eso.
-Usted… mierda, usted es increíble.
-Gracias, pero solo soy un hombre… lo importante, es que volviste.
Mientras en otras circunstancias, se habría librado una gran matanza… los grupos se habían dividido. Yuuki estaba sola, su compañero había sido asesinado por uno de los “jefes”. Ella lloraba en un pequeño rincón, oculta de los alienígenas que estaban persiguiéndola ya hace mucho. Nunca le hizo daño a nadie, sabía que la manera que tenía de vestirse era provocadora, pero solo lo hacia para reconfrontarse a ella misma, ya que sus notas en la Universidad estaban mal, muchas cosas en su vida, estaban mal… que los hombres la felicitasen por su belleza, eso le hacia pensar a ella que era buena para algo, y que era por mucho la mejor, sin embargo, nunca fue una mala chica.
Había un charco enorme de sangre, Lyoko había acabado de luchar contra uno de los jefes… la batalla estuvo difícil, puesto que el alíen era de “tercera generación evolutiva”, o así se presento él mismo. Los ejércitos de maniquíes fueron acabados, ya no quedaba ni uno solo… solo faltaban los de 3° generación, y aquel a que llamaban “madre”. Lyoko no quería que nadie estuviera muerto, ya que vio hace mucho a sus compañeros y no estaba segura de que estuvieran aún con vida, tenía miedo, de ser nuevamente la única que llegara a la habitación.
-Oye, Lyoko.
Al voltearse, vio a Manza. Este estaba con mucha sangre por encima del traje. No estaba herido, definitivamente estaba solo, Lyoko inmediatamente pensó que quizás su compañero habría fallecido.
-¡Manza!.. ¿Dónde está tu compañero?
-Esta muerto, lo asesinaron.
-Oh…
-¿Sabes de los demás?
-No tengo idea…
-Yo lo sé todo… ellos, están muertos.
-¡No, no puede ser!
-Sí, soy el único que está con vida.
-Y-yo… soy una pésima líder… ellos… -.Lyoko empezó a llorar por aquellos amigos, pero no sabiendo que era mentira, pronto conocerá el verdadero lado de “Manza”.
Ellos se alejaron y entraron a un local muy grande de ropa. Mientras Lyoko lloraba y caminaba, Manza se quedaba algo atrás y agachaba la cabeza para ver el trasero de Lyoko. Este estaba excitado, todo lo que era Lyoko, significaba el premio más grande. Manza mojó sus labios con su misma lengua… Entonces, este sacó su X-gun y apunto de cerca a Lyoko. Ella no sabía que hacía Manza, este luego empezó a susurrarle en la oreja:
-No te muevas Lyoko, si no, haré explotar tu cabeza en mil pedazos.
-M-manza… ¿Qué estás…
-Shhh, no hables. Ahora, quiero que te quites el traje.
-Manza, no…
-¡Dije que te quites el puto traje o te disparo mierda!
Manza estaba dando a conocer su verdadera naturaleza… Lyoko empezó a desesperarse, y a llorar. No creía que Manza estuviese cuerdo con lo que hacía.
-No quiero lastimarte, ya te lo dije antes, me encantas… quiero que seas mía, ahora.
-P-por favor… yo no…
Luego, Manza le propina un golpe en la cabeza a la muchacha, derribándola. Al caer, Manza se monta sobre ella, Lyoko habría caído de frente. Manza tocaba su trasero y lamía su rostro, la pobre Lyoko no sabía que hacer. Luego, manza empezó a tocar sus pechos y menearlos cada vez más y más fuerte…
-¿Te gusta Lyoko?... vamos, no llores, quiero que sea divertido. Te diré un secreto, Yo soy el violador del que todos hablan…
-Eres él…
-Te diré algo más, yo asesiné a mi compañero, igual que a los dos otros en aquella piscina, de mi primera misión.
-¡Tú los mataste!.. Eres… ¡Eres un asesino!
-Me encanta que me digan eso.
Luego, manza volteó a Lyoko y la tenía de frente. Este, forzadamente le da un beso a ella, y esta no oponía resistencia, ya que estaba aterrada, todo esta escena le trajo recuerdos del pasado, puesto que al momento de llegar a la habitación, había sido víctima de una casi segura violación de parte de un hombre. Al verse acorralada, se suicidó y llegó a GANTZ. No podía creer que sucedía otra vez, era a punto de ser violada, y esta vez, no tenía salida. En ese instante, recordó todo lo que había hecho desde la muerte de Shiory y los demás. Todos los enemigos que había derrotado sin ayuda de nadie, y que producto de eso, solo le quedaban 3 puntos para ser libre, ella sabía que su esfuerzo no podía ser en vano. Cuando manza empezó a sacarse los pantalones y los calzoncillos, Lyoko activo el traje y le partió la mano a Manza con la que este sostenía el arma. Luego, agarró su pistola y le disparo a manza en la cabeza… este tuvo unos segundos para hablar:
-Mierda… ¡Maldita perr…!-.La cabeza de Manza estalló manchando a todo el local con sus restos.
Aquella vez, Lyoko asesinó a un ser humano por primera vez… ella se quedó en el suelo helada, con los ojos más abiertos que nunca con una respiración profunda. Luego soltó el arma y puso sus manos en su rostro, las manos manchadas con sangre la convirtieron hace mucho ya en una asesina, y lo comprendió bien, los alienígenas no son los malos aquí, si no, que es el ser humano.
Los restos de manza estaban por doquier, pero en el lugar se respiró tranquilidad, un silencio agudo lo inundaba todo, aún así, el llanto seguía por todas partes.
Rukagua llevaba a Bruck en su espalda, estos dos hablaban y sonreían, suponían que quizás los demás ya habían hecho el trabajo, pero al frente.
-Ustedes, cazadores…
Los ganters miraron de dónde provenía la voz, y era un alien de 3° clase, uno verdaderamente fuerte. Bruck ya no podía luchar, estaba cansado y sin su traje era riesgoso. Fue entonces, que Rukagua deja en un costado repostado a Bruck y este entra al frente.
-¡Serás mi oponente!-.Alzó la voz Rukagua.
-¡Rukagua, no lo hagas!-.Repetía Bruck.
-¡Quiero ser como usted señor Bruck!, por eso… ¡Yo no perderé!
-¡Idiota, no puedes hacerlo, estás muerto de miedo!
-Entonces lo ocultaré, al igual que usted.
La batalla se aproximaba… quizás, sería la última para este muchacho.
“Ya cuando no queda esperanza, alguien se levanta del suelo dice: ¡Lucha!”.
