Gantz Club



Unirse al foro, es rápido y fácil

Gantz Club

Gantz Club

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase.

    Teras
    Teras

    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Novato_3


    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Nivel Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Numero
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-11 / 1001 / 100Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1

    Nada

    Mensajes466 Reputación56
    Dinero0
    Puntos Gantz43 100 Puntos0 Vida
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1

    Traje
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 3000 / 300Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1

    Vehiculo
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 1000 / 100Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 5000 / 500Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 9000 / 900Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1

    Energia
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-1100 / 100100 / 100Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Izquierda-10 / 9990 / 999Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Derecha-1
    Radar Nada

    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Empty Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase.

    Mensaje  Teras Sáb Mar 10, 2012 10:42 pm

    Solo en un salón de clases pasaba tiempo mirando por una ventana.

    Se suponía que no debía estar ahí porque ya había empezado el recreo, pero no le importaba.

    Ya nada le importaba.

    ¿Qué podía importarle a un joven que había perdido sus sueños, deseos y objetivos? ¿Qué significado podía tener su vida? ¿Cuál era su lugar en el mundo?

    No sabía la respuesta a esas preguntas, y no pensaba encontrarlas.

    Sentado junto al ventanal del salón miraba a lo lejos pensando en su pasado. Recordando el momento en que juró hacer lo que quisiera.

    -Nunca más volveré a ser el estúpido Ismael que simplemente pone la otra mejilla-pensó-. Eso se terminó para siempre.

    -¡Hey! Isma.

    Ismael miró por encima del hombro a dos de sus compañeros, los cuales habían entrado al salón segundos atrás.

    Él los miró.

    Vieron su casi inexpresivo rostro.

    -¿Qué quieren?

    -Queremos que vengas con nosotros, hermano-dijo Edgar-. Rápido. Porque sino nos vas a regañar.

    -No me importa. Váyanse ahora si no quieren que la preceptora los vea. Creo que pasó cerca del salón hace un rato.

    -Si venís con nosotros te voy a mostrar como van quedando los dibujos que me pediste-dijo Sara para tratar de convencerlo-. Sé que dije que no te los iba a mostrar hasta que los terminara, pero no importa. ¿Te interesa?

    -Veni con nosotros, Isma-dijo Edgar-. Si lo haces te voy a regalar una de mis revistas. La que quieras. Te lo prometo.

    Sara miró a su compañero con el ceño fruncido.

    -Isma no tiene ese pervertido interés en ver fotos de mujeres desnudas, Ed. No es como vos. Es un chico decente.

    -¿Decente? Tendrías que haberlo visto babeándose por la chica que salió en la edición de este mes.

    -¡¿Qué dijiste?!

    -Lo que escuchaste.

    -Me niego a creerlo.

    Ismael sabía que en el pasado esa situación le hubiera resultado graciosa. Pero en ese momento lo irritaba. Le molestaba la compañía de sus amigos.

    Finalmente se puso de pie.

    -Está bien. Salgamos. Si sólo así van a dejar de fastidiarme.

    Salió al patio con ellos.

    Sus amigos intentaron entablar una conversación, pero él no les prestaba ni la más mínima atención.

    Quería estar solo. Por alguna razón le resultaba molesto estar entre tanta gente.

    -Ah, maldición-dijo Edgar al ver a un grupo de estudiantes acercándose. Era seguro que iban a molestarlos.

    Delante de todos iba Ernesto. Un buscapleitos que siempre ofendía con sus palabras a cualquiera que se le cruzara por delante para provocarlo. Era conocido por haber tenido numerosas riñas dentro y fuera del colegio.

    Ismael ya había sido blanco de sus agresiones verbales y lo había ignorado.

    -¡Hey! ¡Cordillera!

    Ese era el apodo que le había puesto. Por la cordillera de los Andes.

    -Hacenos un favor-dijo Edgar dirigiéndose al molesto joven que estaba en tercer año-. Tomá un cuchillo bien filoso y clavatelo en la cabeza, parásito.

    -¡Qué extraño! No recuerdo hablado a vos, metiche.

    Ismael ni se dio vuelta para mirarlo. Le daba la espalda. Lo ignoraba.

    -Tengo que preguntarte algo, cordillera. ¿Les costará mucho hacer el tramite en el registro civil? Ahora en el documento de tu madre debe figurar el cementerio como nuevo domicilio, ¿no?

    Ernesto sonrió maliciosamente. Orgulloso de haber ofendido de tal forma a ese joven. Sus despreciables amigos se echaron a reír.

    Ismael volteó para mirarlo.

    -Cuando termine con vos vas a necesitar un cambio de domicilio.

    Edgar sabía qué pensaba hacer su amigo. Lo detuvo agarrandolo del brazo derecho.

    Sara observaba la situación en silencio.

    -Isma, tratá de pensar tranquilamente por un momento. Te vas a dar cuenta de que en verdad no querés hacer eso.

    -Te respeto mucho porque sos mi mejor amigo, Ed. Pero dejame decirte que yo sé muy bien que quiero hacer. No quiero escucharte decir estupideces. Soltame ahora mismo.

    Edgar lo soltó. Lo vio alejándose sin poder hacer nada.

    -Tenemos que hacer algo, ED-dijo Sara-. Ese tipo va lastimar a Sima.

    -No te preocupes. Es Ernesto el que está en problemas. Te lo aseguro. Cuando Sima está tranquilo es el tipo más amable que puedas conocer, pero cuando se enoja no es nada agradable. Lo he visto enojado muy pocas veces, pero sé como actúa.

    Ismael se acercó al joven que lo ofendió. Lo miró fijamente.

    -Repetí lo que dijiste.

    -¿Qué te pasa, cordillera? ¿Te fallan los oídos? Lo repetiré. Dije que tu madre necesita un cambio de domicilio. ¿Escuchaste bien ahora?

    Ernesto lanzó un golpe.

    El otro se cubrió con una mano. Sujetó el puño de su atacante.

    -Buen intento, novato.

    Respondió dándole un golpe en el rostro.

    El buscapleitos retrocedió. Se limpió la sangre que salió de una de sus fosas nasales.

    -Te voy a mandar con tu mami, cordillera. Prepárate.

    -No te tengo miedo. Deci lo que quieras. Amenazame. Al final vas a terminar temblando de miedo. Sé muy bien como hay que tratar con los hijos de...

    Mala palabra.

    Pronto llegó el momento en que Ernesto se arrepintió de haberlo provocado.

    Ismael atacó guiado por su incontenible furia. Recibió algunos golpes, pero eso no pareció afectarlo. Siguió utilizando sus puños aún cuando su oponente ya no pudo defenderse. Sólo se detuvo cuando pensó que ya lo había agredido lo suficiente como para sentirse satisfecho.

    El joven de tercer año permaneció agachado frente a él después de recibir esa golpiza. Temblaba y jadeaba.

    Todos los demás observaron esa situación sin hacer nada. Sólo se escuchó a algunos haciendo comentarios.

    La única que no quiso ver esa riña fue Sara. Ella miró hacia otro lado.

    -¿Ya terminó?

    -Sí-le respondió Edgar a su amiga-. Ya podés darte vuelta.

    Ismael agachó la cabeza. Miró al joven que estaba agachado frente a él.

    -Te dije que ibas a temblar de miedo.

    Ernesto llevó su mano derecha hacia el bolsillo derecho de su pantalón. Tomó su navaja. Luego se levantó repentinamente y atacó con esa arma blanca.

    Ismael no reaccionó lo suficientemente rápido como para evadirlo. Retrocedió con una profunda herida en su mejilla derecha. Sintió un dolor que le resultó insignificante comparado con el que sintió cuando murió su madre. Al recibir ese ataque su ira volvió a cobrar fuerzas. Fijo su mirada en el asustado joven que lo apuntaba con una navaja.

    -Bien. Me tomaste por sorpresa, pero no importa. ¡No vas a lograr herirme otra vez!

    -¡No te acerques!

    Ernesto atacó desesperadamente. Estaba aterrado. Ya no quería pelear. Sólo deseaba que ese joven que tenía una herida en el rostro se alejara de él.

    Ismael frenó el ataque agarrando el antebrazo derecho de su rival. Luego le dio un golpe en el abdomen.

    El otro soltó la navaja. Se agachó y cubrió su abdomen con sus brazos. Gimió de dolor.

    Ismael se agachó para agarrar esa arma blanca manchada con su propia sangre y luego se levantó. Le llamó la atención ver ese filo teñido de rojo. Como si esa imagen estuviera relacionada con algún pasado muy lejano. No tuvo mucho tiempo para pensar en ello. La voz de su mejor amigo lo alejó de sus pensamientos.

    -¡Ya basta, Isma!-gritó Edgar-. ¿Qué más querés hacer? ¡Ese tipo ya está destrozado! ¡Ya fue suficiente!

    -¡Yo decido cuando es suficiente!

    Muchos de los presentes miraron a la preceptora, quien se sorprendió al encontrarse con esa situación.

    La joven mujer dirigió su mirada a un grupo de adolescentes.

    -Deténganlo por favor.

    Ismael vio a varios chicos mayores que él acercándose. Sabía perfectamente que querían hacer. Pretendían evitar que siguiera lastimando al joven que estaba arrodillado. Eso lo enfureció aún más.

    -No me detendrán-pensó-. ¡No se los permitiré!

    Perdió completamente el control sobre sí mismo. Durante minutos su mente fue desplazada por su furia. Actuó sin dudar, sin pensar.

    Cuando la bestia sedienta de sangre que habitaba su interior se calmó pudo volver a tomar control sobre sus acciones.

    Miró a su alrededor. Vio a los chicos que habían intentado detenerlo retrocediendo muy asustados. Él los había lastimado utilizando sus puños o el filo de la navaja. Volteó para ver una ve más al joven que lo había ofendido. Lo miró fijamente. Se preguntaba si ya lo había hecho sufrir lo suficiente.

    Ernesto permanecía arrodillado. Lloraba y temblaba de miedo.

    -Esto parece una muy mala broma-dijo Sabrina, la preceptora-. Ismael nunca había recurrido a la violencia.

    Sara seguía dándole la espalda a la situación. Se negaba totalmente a ver lo que sucedía.

    Edgar seguía observando inmóvil. Estaba tan sorprendido como todos los demás por el comportamiento de su amigo.

    -No. Aún no es suficiente.

    Ernesto dio un grito de dolor cuando sintió el filo de la navaja clavándose en su hombro izquierdo.

    -¡Sentilo! ¡Se llama dolor! ¡Preparate! ¡Porque recién estoy empezando!

    Ismael alzó su puño izquierdo. Pensaba lanzar un golpe, pero fue detenido por alguien que se aferró con fuerza a su brazo. Pensó en librarse utilizando su puño derecho.

    Retiró la navaja de la herida y luego la dejó caer.

    -Ahora vas a...

    Se sorprendió al ver a su mejor amigo aferrado a su brazo.

    -¿Qué? ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a golpearme a mí también?

    -Ed.

    -¡Hace el favor de dejar de comportarte como un perro rabioso! ¡¿No te das cuenta de que estás avergonzando a tu mamá, estúpido?!

    Edgar soltó el brazo de su amigo. Se apartó.

    -¿Acaso sos estúpido, Ed? Estuve a punto de golpearte.

    -Tenía que intentarlo.

    Ismael se agachó para recuperar la navaja y luego se levantó.

    -Ya no voy a lastimarlo-aclaró por la forma en que lo miró su amigo.

    -Isma, entiendo que estás pasando por un momento difícil.

    -¡No mientas! ¡No podés entender un carajo! ¡Se murió mi madre! ¡No la tuya!

    -¿Eso qué importa? ¿Creés que no soy capaz de sufrir por su muerte? Yo también la quería mucho. Lo mejor que podemos hacer para honrarla es seguir adelante y recordarla con cariño siempre. Si te comportás así ella se va a poner triste. Pensá en ella. Pensá en Marina. ¿Qué pensarían si te vieran ahora?

    -¿Por qué debería importarme la opinión de dos personas que no están y que nunca volverán?

    -Marina prometió que volvería.

    -Lo sé. Pero por alguna razón ya no creo que vaya a cumplir con su promesa- -Ismael suspiró-. Para ser sincero, ya no quiero que vuelva. No tendrá la oportunidad de verme así.

    Edgar quedó perplejo al escucharlo.

    .Estoy sorprendido, pero creo que pronto te vas a dar cuenta de que lo que estás diciendo es una tontería. Marina va a volver. Vas a ser feliz junto a ella como antes. Estoy seguro. No dejes de creer.

    -Te agradezco por intentarlo, Ed. Pero no hay nada que puedas hacer o decir para ayudarme. Sufrí terriblemente sin merecerlo. Siento que ya no entiendo como funciona el mundo. Ya no puedo creer en nada. En nada.

    Ismael dejó atrás a su amigo y a Ernesto. Guardó la navaja en el bolsillo izquierdo de su pantalón después de plegar el filo.

    Ante la atenta mirada de muchos de los estudiantes de aquel colegio se dirigió caminando hacia la preceptora. Era seguro que lo castigarían por lo sucedido.

    Edgar se le acercó para decirle algo más antes de que se fuera del patio acompañado por la preceptora.

    -Al menos pensá en Amanda. Ella te considera un hermano mayor. No podés dejarte caer.



    Jueves 21 de octubre del año 2.010.







    Hora libre para los alumnos de tercer año, quinta división.

    -Menos mal-dijo Edgar, quien estaba sentado en su lugar y apoyaba sus pies sobre la mesa-. Odio matemática. Y además olvidé hacer la tarea.

    Junto a él estaba Sara. En las horas libres ella se dedicaba a dibujar o a escribir. Era una gran artista. En ese momento tenía una lapicera en su mano derecha, pero no escribía. Estaba mirando a un compañero, a Ismael.

    El joven estaba leyendo. Eso era lo que hacía en las horas libres. Siempre llevaba algún libro en su mochila.

    -¿No estás inspirada hoy?- preguntó Edgar.

    -Sí-respondió Sara-. Es que hay algo que no dejo de preguntarme. ¿Por qué Isma y vos dejaron de ser amigos?

    -Yo creo que él y yo seguimos siendo amigos. Aunque ya nada sea como antes, y ya no se junte con nosotros. Durante un tiempo intenté devolverlo al mundo real. Terminé dándome por vencido. Como todos.

    -Como sabés yo conocí a Isma cuando entré en este colegio. Vos lo conociste mucho antes, ¿no?

    -Sí. Marina y yo lo conocimos en primaria.

    -¿Marina?

    -¿No te acordás de ella? Estuvo acá hace dos años. En otro curso.

    -Ah, la novia de Isma. Es que no recordaba su nombre. ¿Por qué dejó el colegio?

    -No dejó. Volvió con su familia a Corrientes.

    Sara suspiró y miró a Ismael.

    -Qué romántico. ¿No estará así porque extraña mucho a su amada?

    -No. Cuando ella se fue se deprimió un poco. No tardó mucho tiempo para volver a ser el mismo. Todo empezó cuando su mamá murió.

    -Lamentablemente no tuve la oportunidad de conocerla. Solamente hablé con ella una vez, cuando nos reunimos en la casa de Isma para hacer una tarea. Era una persona muy agradable, ¿no?

    Edgar suspiró y miró hacia arriba.

    -La señora Evelyn era un ángel en la Tierra. Sólo puedo decir que se fue adonde le correspondía estar demasiado pronto. No puedo creer que una persona como ella haya podido interesarse en el papá de Isma.

    -No digas eso-dijo en voz baja Sara-. Isma podría enojarse con vos. Estás arriesgando tu vida.

    -Claro que no. Se lo dije cuando tenía catorce años. Él se rió y me dijo que tenía razón. Los docentes son las peores personas que existen en el mundo.

    Ismael guardó el libro que tenía en su mochila. Luego se dirigió hacia la puerta del salón.

    -¿Adónde vas, Ismael?-preguntó la preceptora, quien en ese momento ocupaba el lugar que solían ocupar los profesores: la silla y el escritorio al frente de la clase.

    -A la biblioteca. Terminé con el libro que traje. Voy a pedir que me presten uno hasta que termine esta hora.

    -Está bien. Voy con vos.

    -¿Va a dejar solos a los demás, Sabrina?

    -Sé perfectamente que es más riesgoso dejarte solo a vos que a una clase entera.

    -Qué desconfiada. ¿Adónde fue a parar la Sabrina que me felicitó por mis notas en el 2.010?

    -¿Adónde fue a parar el Ismael Andes que yo felicité por sus notas en el 2.010?

    Ismael salió del salón junto con la preceptora.

    -Ahora que se fue voy a aprovechar para decirte algo-dijo Sara-. Seguramente vas a pensar que estoy loca.

    -No soy quien para juzgar-dijo Edgar-. ¿Quién dice que yo estoy cuerdo?

    -Más vale que nunca se lo digas a nadie. Podrías arrepentirte.

    -Está bien. Dejá de amenazarme y decí lo que tengas que decir.

    -Bueno.-Sara respiró profundamente-. Ahí va. A mí me gusta Isma.

    Edgar miró a su compañera. No podía creer lo que había escuchado

    -¿Eh? ¿Hablás en serio?

    -Claro que sí.

    -¿Por qué nunca intentaste algo?

    -Hace unos años porque ya tenía novia. Y ahora porque me da miedo.

    -¿Te gusta y te da miedo? Eso no tiene sentido.

    -¡Ya lo sé! Yo tampoco puedo entenderlo, pero es así. No hay nada que hacer. Y no sólo eso. Me gusta más el Isma actual que el que todos conociamos.

    Edgar quitó sus pies de la mesa y se sentó apropiadamente.

    -Eso no me lo creo. ¿Qué te resulta atractivo del Isma actual? Es un desquiciado total. Soy su amigo, pero no puedo negar eso.

    -Me gusta su apariencia. –Sara se sonrojó-. Esas cicatrices que le quedaron después de algunas riñas hacen que luzca muy heroico o como sea que se diga. Su forma de ser me resulta muy inquietante, pero también me intriga. Quiero saber por qué siempre quiere estar solo. Entender el misterio que lo rodea. Quiero saber si existe la posibilidad de que yo me gane un lugar en su corazón. Pero, al igual que todos, me da miedo acercarme a él.

    -¿Por qué? Él nunca le hizo daño a una chica. ¿Tenés miedo de ser rechazada? ¿Será eso?

    -Puede ser. ¿Qué opinás, Ed? ¿Qué tengo que hacer?

    -Creo que deberías decirselo. Ser rechazado no es la muerte. Si lo sabré yo.

    -Si no me animo nunca me voy a sacar la duda. Es lo mejor que puedo hacer.

    -Y si no resulta seguí buscando hasta que encuentres a alguien que te corresponda.

    -Está bien. Está decidido. Lo voy a hacer.

    -Andá a la biblioteca y deciselo.

    -¡Pero no ahora mismo! Lo voy a hacer cuando tenga el valor suficiente, tonto.

    -No lo decía en serio-dijo riéndose Edgar-. No te enojes. Espero que pronto tengas el valor suficiente para declararte. Alguien podría ganarte de mano.

    -¿En serio? No pensé que Isma podría gustarle a alguna otra chica.

    -Nunca se sabe qué puede pasar.

    Sara volvió a concentrarse en la escritura.

    -Voy a encontrarlo- pensó la chica-. En alguna parte en el interior de ese chico solitario debe estar el Ismael Andes que todos conocíamos. Voy a excavar hasta que lo encuentre.



    Miércoles 11 de abril del año 2.012.



    Qué gusto extraño el de Sara, ¿no? ¿Se animará a declararse? Y si lo hace, ¿cómo le irá? Para saber hay que seguir leyendo. No hay otra forma. ^_^

    Los saluda el sr. Teras. Very Happy
    Anonymous
    Invitado
    Invitado


    Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase. Empty Re: Escenario para tres. Parte 6: Compañeros de clase.

    Mensaje  Invitado Dom Mar 11, 2012 5:24 pm

    Los chicos malos se llevan las minas xD... careta

    En una parte escribis Sima en vez de Isma...y hay un par de errores ortograficos.....algo que me sorprende viniendo de vos...

    Sigo leyendo.....

      Fecha y hora actual: Dom Mayo 19, 2024 4:57 am