Hola a todos. Hace mucho que no posteo nada por lo cual seguro resultará rarisimo ver este post. Es uno de esos post algo extensos por lo cual si no tienes ganas de leer
La determinación y yo. ¿Por qué el título? Será porque me he encontrado con lo que perdí por heridas que sufrí. Me he reencontrado con la ilimitada fortaleza de mi alma.
Llegó un momento de mi vida en que sufrí otra dura caida.
Otra más. Porque la primera fue hace tiempo. Cuando llegó un momento en que saber que otras personas tenían una vida mucho más horrible que la mía no me bastaba para hacerme sentir mejor. Y me enojé con el mundo. Con todos. Porque todos tenían la vida que querían y yo no. Nada resultaba como yo lo deseaba. Todo me salía mal y yo no lo merecía.
Quizá hayan tenido un momento así en sus vidas en que simplemente dijeron: ¡Carajo! ¿Por qué me tiene que salir todo mal a mi? ¿A quién le hago daño?
Pasan las cosas. Tu familia te reclama todo el tiempo como si realmente no te esforzaras nada, el estudio va mal, la chica que te gusta te rechaza y sabes en el fondo que es porque le gusta el vago repugnante que considerabas tu mejor amigo, te cansas de ser todo el tiempo el maldito y estúpido virgen. Y no haces más que hundirte en tu propia miseria de vivir.
Afortunadamente supe lidiar con ello. Pude manejarlo. De una extraña manera que no quiero detallar para no ahondar tanto en mis asuntos personales.
Ahora vamos por la otra caida que sufrí.
A principios de este año. Soñé porque alguien me hizo soñar. Creí en promesas vacías como un pobre idiota. Vi amor donde solo había mentiras. Pero de un día para otro los sueños de una vida que quise tener fueron destrozados brutalmente.
¿Qué puedes hacer ante esa situación?
¿Llorar? No. ¿Qué ganas haciendolo? No solucionas nada así.
¿Culpar a quién me daño? ¿Dirigirle todo mi odio ilimitadamente y desearle lo peor en la vida? No. Yo no hago las cosas de esa manera. El mal que deseas a las otras personas vuelve multiplicado. No tengo que desperdiciar mi vida con odios.
¿Debo olvidar esto? ¿Hacer de cuenta que nunca sucedió? No. Eso sería peor. Podría caer en el mismo error.
No llorar, no huir, no fallar. Quiero evitar eso de ahora en adelante siempre. Entiendo mejor todo. Eso que viví fue una prueba para mi. Y lo que necesitaba demostrar a todos es que yo era capaz de levantarme y lo hice.
Cuando ves que te complicas la vida por solo un par de cosas que pasaron entiendes lo estúpido que puedes ser.
No quiero ser alguien más que es no es nada más que inutilidad caminante. Yo quiero ser alguien excepcional y sé que puedo lograrlo.
La gente a mi alrededor confía en mi capacidad. Yo puedo ser un gran escritor algún día. Y voy a lograrlo para no fallarles a todos los que creyeron y aun creen en mi.
Esos tipos tan arrogantes que viven mirandome de costado en el instituto. Malditos repugnantes envidiosos. Me odian porque saben que a pesar de que yo no sea el tipo más inteligente y más participativo en clases los profesores creen más en mi que en cualquiera de ellos. Asquerosos intelectuales seudo progresistas que se creen muy pro.
Mi vida quizá se complique por momentos, pero algo es seguro. Si se complica es porque es una prueba. Y yo puedo resistir más que cualquier otra persona.
Es lo que necesitan las personas para mantenerse con vida a pesar de todo. No esa asquerosa estupidez del amor. Sino determinación. La certeza de que pase lo que pase nada te podrá detener y no permitirás que nadie se interponga. ¡Nadie! Tomarás lo que merezcas y lo que la vida te deba.
¡Entiendan lo que es la determinación!
¡Yo soy Teras!
La determinación y yo. ¿Por qué el título? Será porque me he encontrado con lo que perdí por heridas que sufrí. Me he reencontrado con la ilimitada fortaleza de mi alma.
Llegó un momento de mi vida en que sufrí otra dura caida.
Otra más. Porque la primera fue hace tiempo. Cuando llegó un momento en que saber que otras personas tenían una vida mucho más horrible que la mía no me bastaba para hacerme sentir mejor. Y me enojé con el mundo. Con todos. Porque todos tenían la vida que querían y yo no. Nada resultaba como yo lo deseaba. Todo me salía mal y yo no lo merecía.
Quizá hayan tenido un momento así en sus vidas en que simplemente dijeron: ¡Carajo! ¿Por qué me tiene que salir todo mal a mi? ¿A quién le hago daño?
Pasan las cosas. Tu familia te reclama todo el tiempo como si realmente no te esforzaras nada, el estudio va mal, la chica que te gusta te rechaza y sabes en el fondo que es porque le gusta el vago repugnante que considerabas tu mejor amigo, te cansas de ser todo el tiempo el maldito y estúpido virgen. Y no haces más que hundirte en tu propia miseria de vivir.
Afortunadamente supe lidiar con ello. Pude manejarlo. De una extraña manera que no quiero detallar para no ahondar tanto en mis asuntos personales.
Ahora vamos por la otra caida que sufrí.
A principios de este año. Soñé porque alguien me hizo soñar. Creí en promesas vacías como un pobre idiota. Vi amor donde solo había mentiras. Pero de un día para otro los sueños de una vida que quise tener fueron destrozados brutalmente.
¿Qué puedes hacer ante esa situación?
¿Llorar? No. ¿Qué ganas haciendolo? No solucionas nada así.
¿Culpar a quién me daño? ¿Dirigirle todo mi odio ilimitadamente y desearle lo peor en la vida? No. Yo no hago las cosas de esa manera. El mal que deseas a las otras personas vuelve multiplicado. No tengo que desperdiciar mi vida con odios.
¿Debo olvidar esto? ¿Hacer de cuenta que nunca sucedió? No. Eso sería peor. Podría caer en el mismo error.
No llorar, no huir, no fallar. Quiero evitar eso de ahora en adelante siempre. Entiendo mejor todo. Eso que viví fue una prueba para mi. Y lo que necesitaba demostrar a todos es que yo era capaz de levantarme y lo hice.
Cuando ves que te complicas la vida por solo un par de cosas que pasaron entiendes lo estúpido que puedes ser.
No quiero ser alguien más que es no es nada más que inutilidad caminante. Yo quiero ser alguien excepcional y sé que puedo lograrlo.
La gente a mi alrededor confía en mi capacidad. Yo puedo ser un gran escritor algún día. Y voy a lograrlo para no fallarles a todos los que creyeron y aun creen en mi.
Esos tipos tan arrogantes que viven mirandome de costado en el instituto. Malditos repugnantes envidiosos. Me odian porque saben que a pesar de que yo no sea el tipo más inteligente y más participativo en clases los profesores creen más en mi que en cualquiera de ellos. Asquerosos intelectuales seudo progresistas que se creen muy pro.
Mi vida quizá se complique por momentos, pero algo es seguro. Si se complica es porque es una prueba. Y yo puedo resistir más que cualquier otra persona.
Es lo que necesitan las personas para mantenerse con vida a pesar de todo. No esa asquerosa estupidez del amor. Sino determinación. La certeza de que pase lo que pase nada te podrá detener y no permitirás que nadie se interponga. ¡Nadie! Tomarás lo que merezcas y lo que la vida te deba.
¡Entiendan lo que es la determinación!
¡Yo soy Teras!