Si la ruptura del tiempo y el espacio fuese posible, y la esquina del destino estuviera a 3 minutos de encontrarse con mi persona, creo que esta había sido la ocasión exacta para darme cuenta de mi motivo en la vida...
Mi pierna daba un paso enfrente de la otra como si danzaran, como lo habían echo siempre, y como lo harían siempre. Ese día había salido tarde del colegio, no tenía dinero para un taxi así que decidí tomar el metro*.
Tomé la línea 2 para después transbordar a la línea 1 que me llevaría a mi hogar. Bajé del vagón y fui cuando me di cuenta que el transporte público en el cual viajaba había tardado mas esta vez, la noche había ganado su presencia de nuevo frente a su enemigo el día.
Subí las escaleras que me llevaban a la superficie, cuando de la nada, como si se tratase de un evento improvisado y no planeado por los antiguos o nuevos dioses, escucho un "click" detrás de mi cabeza.
Si me das todo lo que llevas encima, tal vez no saldrás herido- dijo la voz causante de mi miedo.
Yo ya había sido asaltado una vez, la cual pude salvarme gracias a mis conocimientos de defensa personal.
No- dije, mientras trataba de agacharme y voltear rápidamente para asestar un golpe en su estómago y arrancarle de sus garras la causante de muchos robos, su arma.
Entre una mezcla de adrenalina, miedo y valentía pude asestar el golpe, estaba a punto de quitarle su arma cuando...
*Boom, boom*.
Alguien mas me había dado 2 disparos en la espalda. Sentí como 4 brazos me arrebataban lo que alguna vez habían sido mis enceres personales, mi vista se nublaba, mis únicos 2 sentidos vigentes era el oído y la vista...
Te lo dije, si me hubieras entregado el dinero sin querer hacerte el héroe, ahorita seguirías vivo. ¿Pensaste que actuaba yo solo?. Gracias a mi compañero ahora tenemos tu dinero, y tu dignidad.- Dijo el malhechor mientras se alejaban corriendo.
En el instante en que cerré los ojos, escuché una voz desconocida.
Otro más- dijo aquella voz.
Aparecí en una habitación junto con otras personas que para mi, eran desconocidos hasta ahora. Un presentimiento, un sexto sentido, mi intuición me decía que mi estancia allí, iba ser un tanto placentera y dolorosa. Entonces, entendí, mi presencia y mi vida por fin habían tomado un rumbo, tenía una corazonada muy fuerte de que este era mi destino... Y fue cuando me di cuenta:
Todo lo que fui, es lo que soy.
Metro:Súbterraneo.
Mi pierna daba un paso enfrente de la otra como si danzaran, como lo habían echo siempre, y como lo harían siempre. Ese día había salido tarde del colegio, no tenía dinero para un taxi así que decidí tomar el metro*.
Tomé la línea 2 para después transbordar a la línea 1 que me llevaría a mi hogar. Bajé del vagón y fui cuando me di cuenta que el transporte público en el cual viajaba había tardado mas esta vez, la noche había ganado su presencia de nuevo frente a su enemigo el día.
Subí las escaleras que me llevaban a la superficie, cuando de la nada, como si se tratase de un evento improvisado y no planeado por los antiguos o nuevos dioses, escucho un "click" detrás de mi cabeza.
Si me das todo lo que llevas encima, tal vez no saldrás herido- dijo la voz causante de mi miedo.
Yo ya había sido asaltado una vez, la cual pude salvarme gracias a mis conocimientos de defensa personal.
No- dije, mientras trataba de agacharme y voltear rápidamente para asestar un golpe en su estómago y arrancarle de sus garras la causante de muchos robos, su arma.
Entre una mezcla de adrenalina, miedo y valentía pude asestar el golpe, estaba a punto de quitarle su arma cuando...
*Boom, boom*.
Alguien mas me había dado 2 disparos en la espalda. Sentí como 4 brazos me arrebataban lo que alguna vez habían sido mis enceres personales, mi vista se nublaba, mis únicos 2 sentidos vigentes era el oído y la vista...
Te lo dije, si me hubieras entregado el dinero sin querer hacerte el héroe, ahorita seguirías vivo. ¿Pensaste que actuaba yo solo?. Gracias a mi compañero ahora tenemos tu dinero, y tu dignidad.- Dijo el malhechor mientras se alejaban corriendo.
En el instante en que cerré los ojos, escuché una voz desconocida.
Otro más- dijo aquella voz.
Aparecí en una habitación junto con otras personas que para mi, eran desconocidos hasta ahora. Un presentimiento, un sexto sentido, mi intuición me decía que mi estancia allí, iba ser un tanto placentera y dolorosa. Entonces, entendí, mi presencia y mi vida por fin habían tomado un rumbo, tenía una corazonada muy fuerte de que este era mi destino... Y fue cuando me di cuenta:
Todo lo que fui, es lo que soy.
Metro:Súbterraneo.