Aunque todos los puntos anteriores son válidos, hay uno que sobresale del resto: Su basta influencia occidental.
No hace falta esforzar demasiado la memoria para recordar las numerosas referencias a films clásicos y no tanto de la factoría hollywoodense que fueron citadas en su obra; tal lista requeriría, por lo menos, un artículo entero (Que prometo hacer a futuro), sin embargo, hoy planeo dedicar este espacio al director de culto que aparece en el título.
Quentin Tarantino, el hombre que hizo de la violencia un arte
Muchos dirán “¿Cuál es la novedad? Ya sabemos que Hiroya creó a la vampiresa inspirándose en Gogo Yubari de Kill Bill”. A todos esos intrépidos lectores les comento que se equivocan. La cosa viene desde mucho antes que Hiroya le prometiera a Chiaki que iba a incluirla en su trabajo más conocido.
Chiaki y su contraparte dibujada
De hecho, la creación de los vampiros como organización es la forma que el sensei Oku eligió para homenajear a uno de sus realizadores favoritos.
Para empezar, la idea de un club nocturno de nosferatus sensuales que atraen a miembros del sexo opuesto para alimentarse ya fue vista en From dusk till down (Del crepúsculo al amanecer), de la cual Hiroya admitió ser fanático.
Sin embargo, la alusión más importante, y tal vez la más evidente, es el aspecto visual de los personajes de Reservoir Dogs (Perros de la calle); si prestan atención van a ver que la primera aparición de los vampiros es una réplica de la apertura de la película.
¿Hace falta decir algo más?
Casi finalizando la nota, no podemos dejar de remarcar el tipo de diálogos informales y colgados vistos en Reservoir Dogs y Pulp Fiction (Tiempos violentos) ¿Notan el parecido entre dos mafiosos hablando sobre hamburguesas mientras van a matar a alguien y tres vampiros discutiendo sobre cuál es el mejor deporte de combate mientras se dirigen a liquidar a los gantzers?
Será hasta la próxima nota excusiva del blog.
Saludos.