lun@tiko Dom Oct 27, 2013 11:37 pm
Intro:
Siempre pensé que quizás mi vida sería distinta... un futuro prometedor lleno de esfuerzo y sacrificio en el que me veo a mi mismo como el gerente de alguna empresa importante o es más, ser mi propio jefe y alzarme sobre los demás para que todos quedaran eclipsados por mi poder.
Sin embargo, todo era distinto... Mis calificaciones bajaban y mi desempeño también. ¿Quién soy?, mi nombre es Ignacio, apodado por todos como "fifty", ¿La explicación a ello?, una estupidéz que no merece ser mencionada. Como fuera, el vicio que me poseyó a faltar a clases y escaparme con mis amigos a beber alcohol y hacer cualquier tonterías, ganando así la confianza y amistad de muchos, pero a la vez, el odio de algunos.
Rol:
Saliendo de mi hogar viajé hacia la comuna para volver al liceo a estudiar, desgraciadamente un mensaje que me enviaron por facebook me informó de una prueba de química que sería en el mismo día. Por supuesto, me sentí espantado por el hecho de no haber estudiado y estando a puertas del liceo, retrocedí y me fuí hacia la plaza.
Estuve entre el frío y la niebla matutina esperando quizás a algún amigo o conocido, como sea, tenía dinero y estaba dispuesto a gastarlo como fuese en unas cervezas o cigarros. De pronto, alguien se me acercó acercándose por detrás tomando mi hombro. De susto, miré rápidamente hacia atrás y me fijé de que era un compañero de clases, Gerardo, apodado " El Yayo"... Mi amigo era un chico de mala jerga verbal, ya que su modo de hablar era inminentemente más malo que el mío. Él es un chico alto, más que yo y más fuerte, sinceramente nunca me había caído del todo bien.
De alguna forma, lo convencí de salir conmigo a la parte del río Curacautín y fuímos al puente que conducía al otro lado de la comuna de Lautaro. Ya estando abajo, saqué las cervezas que habría comprado y comencé a beberlas con él. Trataba de hacerme parecer que él me caía bien, pero ni siquiera con el trago n mi sangre, lo pasaba del todo.
Ignacio: Oye Yayo, ¿Por qué siempre fuíste tan pesado para tus cosas?, ¿Por qué ese afán de mostrar tu fuerza y postura ruda?, ¿Crees que así vas a conseguir que te respeten?
Yayo: Sí, si me tienen miedo es mejor... me gusta que me tengan miedo.
Ignacio: Eres muy aweonao. Lo único que ganas siendo así es que te maten algún día.
Yayo: Mejor tomemos más.
En eso, no me fijé que caminaban hacia nosotros unos sujetos, tan solo escuché sus pasos... Entonces cuando intenté mirar, ¡BUM!, escuché un ruido fuerte y mi última vista fue que me encontraba en el suelo... Tenía sueño, pero mis ojos no se cerraron...
*Si el cielo exíste realmente, creo que no seré bienvenido.
Lentamente mi vista cambió de ventana, de pronto, estaba viendo lo que eran los pies de alguien. Cuando miré bien, estaba en el suelo tirado, pero parecía que estaba acostado en el piso de alguna casa o edificio. Me fijé bien y muchas personas me veían de reojo... Me paraba del suelo confundido y comencé a mirar alrededor del lugar, dándome cuanta que estaba en una pequeña habitación de una especia de apartamento.
Me fijé que no era el único que parecia no entender nada, al lado mio había una señora muy vieja... yo la miro en principio con algo de indiferencia pero ella me habla:
-Disculpe joven, ¿Dónde estoy?
Ignacio: No tengo ni idea señora...¿Y Yayo?
No pude evitar mirar que aquella señora no era capas de ponerse de pie, entonces dejé de lado mi indiferencia y le hablé:
Ignacio: ¿Está bien señora?
-Es que... soy inválida, y no puedo ponerme de pie. Se supone que iba a ser arrollada por un auto, incluso recuerdo mi silla de ruedas volando por los aires.
Ignacio: ¿Entonces usted murio...? *CLARO, ESO ME LO CONFIRMA, TODOS EN ESTA HABITACIÓN HEMOS MUERTO, INCLUSO YO... ESE RUÍDO, ¿HABRÁ SIDO UNA BALA?
Luego que terminará, mi vista se fué hacia un sujeto de unos 20 años o más que vestía un peculiar y llamativo traje negro, este comentaba alzando la voz:
-Bienvenidos a la habitación rosa. Todas sus preguntas seran respondidas a su debido momento, Se trata de una actividad recreativa de gobierno, y para participar es MUY importante que atiendan a estas medidas de seguridad.
Detras de mi hay una esfera bastante peculiar que posee unos recuerdos para cada uno, el traje ajustado oscuro que se encuentra adentro del maletin con su nombre es para identificarlos, este programa recreativo tiene premios no solo por participacion sino tambien por ganar, El vencedor se gana 5mil dolares y la posibilidad de seguir participando.
Ignacio: *UN CONCURSO?... ¿DINERO?, PODRÍA SER PERO, PARECE IMPOSIBLE... AÚN ASÍ, YO...
Luego mencionó algo de armas y justamente la esfera que estaba detrás de él se abrió de golpe. Muchos de los presentes se acercaron; un tipo parecía que habría "pinchado" con una mujer que parecía secretaria y otro simplemente se fue encantado a ver las armas. Yo miré de entre ojo al tipo que nos entregó la información y desconfiado me acerqué a la esfera cuando de pronto ¡Un hombre adentro!, quedé impactado con ello, este estaba desnudo con un aparato de respiración. Yo lo quedo mirando de arriba a abajo para luego fijarme en las armas que parecían ser de juguetes y sacadas de una pelicula de ficción.
Entonces, esperé un momento sentado junto a la señora inválida que me habló... No había pronunciado palabra alguna, simplemente me senté al lado de ella porque me parecía que en aquel momento era la única persona en la que podía acercarme.
De pronto, algunos de los que aparecieron conmigo tomaron los trajes y se los pusieron... Yo en tanto, solo miraba la situación.
Luego de un rato me puse de pie y caminé ignorando del todo a los demás tipos con el traje negro... me sorprendía, ya que había inclusive niños... Me acerqué a la parte trasera y vi un maletín con mi nombre y otro con el nombre de pilar, supuse que podría ser la señora inválida.
Ignacio: ¿Es este su nombre?
-Sí joven, ¿Cómo es posible eso?
Ignacio: No lo sé, pero agarré estos dos maletines y esta arma con forma de X. No puedo creer cómo puede saber esa cosa mi nombre.
-Jovencito, ¿Podrías ayudarme a ponerme el traje?
Ignacio: ¿¡Qué!?...¿Cómo...?
-Prometo que no te haré mirar ningún pellejo, sólo tómame en brazo y llévame atrás para ponerme eso... me da mala espina todo esto.
Entonces tomé a la señora en brazos y me sorprendió que nadie me ayudase, eran unos perros maleducados. La llevé a una habitación contínua y la ayudé con la parte arriba del torso, luego ella me hizo voltear mi miraba para cambiarse el resto, como si de verdad me interesara ver sus pellejos. Y entonces estaba la anciana lista.
-Deberías tu tambien ponerte el traje hijo.
Ignacio: No gracias, pero lo llevaré en la mano por si acaso. Aún no me creo eso que dijo aquel tipo.
Salí de la habitación con la anciana con el traje puesto a mis espaldas y así me quedé con ella esperando que algo pasase.
Ignacio: * ESA GENTE DE NEGRO... ESA ESFERA.... ESAS ARMAS... MI MUERTE.... ESTO ES RARO.