Despertó muy aturdido. Se puso de pie y trató de mantener el equilibrio en esa oscuridad. Su vista estaba algo borrosa.
Miró a su alrededor. Notó que no estaba en el mismo lugar. No tenía armas y estaba solo.
Permaneció de pie en ese lugar hasta que pudo ver y pensar claramente. Lo segundo fue lo que lamentó.
Fue ensordecido por las voces en su interior. Las multiples personalidades en él.
-Estamos jodidos.
-Sí.
-Solo tenemos el traje. Si nos cruzamos con alguna cosa que sea muy fuerte.
-Dejenmelo a mi. Yo puedo enfrentar lo que sea.
-Tenemos que encontrar a los otros ya mismo.
-¡Tendríamos que matarlos por habernos dejado solos!
La voz del Teras principal silenció la de todos los demás.
-¡Cállense! ¡Podemos manejar esto! ¡No tienen que perder la calma! ¡Nada más!
El gantzer multipersonalidad avanzó por esas catacumbas en las que se encontraba en ese momento.
El lugar era distinto a lo que había visto anteriormente.
Las paredes no tenían jeroglíficos ni imágenes de dioses egipcios. No había ninguna clase de iluminación.
Enfrentaba uno de sus grandes miedos: la oscuridad.
-En la oscuridad todos somos débiles-se decía a sí mismo-. En la oscuridad todos somos ciegos. En la oscuridad estás a merced de cualquier cosa.
Pasaron minutos que le parecieron eternos. Caminando sin tener la más mínima idea de lo que le esperaba más adelante.
Por suerte para él encontró la luz. Corrió desesperadamente hacia ella.
Salió de aquel lugar.
Frenté a él se extendía aquel desierto que había visto cubierto por la oscuridad de la noche. Pero en ese momento era de día y el cielo estaba cubierto por las nubes de un color gris muy oscuro que solo se presentaban cuando una tormenta se avecinaba.
Se sentó sobre el suelo y respiró profundamente. Le resultaba sorprendente que fuera de día.
¿Cuánto tiempo les había dado Gantz para cumplir esa misión?
-Al fin pude salir. ¿Dónde carajo estarán los otros? Tengo que encontrarlos.
Se puso de pie y cuando lo hizo vio a lo lejos a alguien acercándose.
Fue acercándosele lentamente. Hasta que pudo ver de cerca de ese individuo.
Era un gantzer. El cabello le llegaba casi hasta los hombros y estaba despeinado. Un pantalón largo y una chaqueta cubrían su traje negro. Portaba una katana y un x-rifle con el cual apuntó a Teras.
-¡Hey! ¿Acaso parezco un alien?
-No, pero tengo que asegurarme.
Cuando vio los huesos del que estaba frente a él con los rayos x del arma dejó de apuntarle.
-Bien. Por ahora no voy a matarte. Tus huesos dicen “humano”, pero nunca se sabe a qué trucos extraños pueden recurrir. Te estaré observando.
-No sabía que hubiera otros. ¿Tu también eres llevado a una habitación en la que hay una esfera negra y todo lo demás?
-¿Cómo te llamas?
-Me llaman Teras. Tengo que advertirte que tengo varias personalidades. Algunas son peligrosas, pero otras no. Cuando sucede mi cabello cambia de color. Te lo digo para que no pienses que soy un alien si llega a suceder.
-¿Varias personalidades? ¿De qué manicomio te escapaste? Soy Reikkko.
-¿Viniste solo?
-No. Estoy con mis compañeros.
Teras miró a su alrededor como buscando a alguien.
-No los veo por ningún lado.
-Nos separamos para buscar a nuestras próximas victimas. Orden de nuestra líder.
-¿Dijiste “nuestra líder”? ¿Una mujer?
-Sí, eso dije. La llamamos Joha.
La personalidad pervertida surgió. El cabello del gantzer se volvió rojo. Sonrió.
-¿Y qué tal está? ¿Tiene buenas tetas y buen culo?
Reikkko golpeó en la cara al gantzer multipersonalidad, haciendo que volviera a la normalidad. Lo derribó.
-Me repugnan los pervertidos.
Teras, ya con su cabello negro habitual, se levantó.
-¡Hey! No tengo la culpa de lo que hagan o digan los otros. Entonces... ¿Qué haremos?
-No sé qué harás tu. Yo voy a seguir buscando cosas que matar.
-¿Por qué no usas el radar? Así sería más sencillo.
-Por alguna razón el radar no funciona.
-¿En serio?
-Puedes comprobarlo tu mismo.
-¡No me digas! ¿Con qué radar? Cuando empecé tenía un x-rifle y uno de esos. Ahora no tengo nada.
-Es tu culpa por ser tan idiota. ¿Cómo podés perder tus cosas?
-No sé cómo las perdí. Estaba con mi grupo. Todos estábamos disparándole a un bicho raro que tenía una cabeza de perro. Después vi una luz muy fuerte y aparecí en el interior de ese lugar. Casi se me detiene el corazón de tanto caminar en la oscuridad.
-¿Cabeza de perro? ¿Era de color negro?
-Sí.
-El Anubis alien.
-¿A ustedes también los mandaron para matar a ese?
-Exacto.
Reikkko sin decir nada más ni despedirse siquiera se alejó caminando.
Teras simplemente lo vio alejándose sorprendido. Decidió llamarle la atención.
-¡Hey!
-¿Qué quieres? No voy a darte ninguna de mis armas. Arréglate como puedas.
-Está bien, pero...
-¡¿Qué?!
-¿Puedo acompañarte?
-Está bien, pero si nos encontramos con alguno de mis compañeros vas a estar en peligro. Y peor si nos encontramos con Joha.
-¿Por qué?
-Porque podrían pensar en matarte para que no nos robes los puntos.
-No importa. No serían las primeras personas que quieren matarme.
Escucharon un ruido. Poco después vieron a un extraño ser surgiendo de la arena.
-¿Qué carajo es eso?-se preguntó Teras.
-Yo me encargo de este. No interfieras. No intentes nada porque sino te voy a matar.
-Todo tuyo, jefe.
Reikkko dejó su katana sobre la arena y se acercó corriendo al nuevo objetivo, el cual intentó golpearlo con sus armas. Evadió un golpe del extraño látigo que portaba su enemigo. Mostraba su velocidad y fuerza de un auténtico gantzer.
Un potente viento levantó mucha arena.
-¡Matalo!
-¡No me distraigas!
Un disparo de x-rifle destruyó el arma que el alien llevaba en su mano izquierda.
Reikkko fue golpeado por el bastón que portaba el enemigo quedando paralizado en el acto. Ni siquiera podía hablar.
-No puede moverme-pensó con desesperación.
Teras tomó la katana. No podía dudar ni fallar. La vida de un gantzer estaba en peligro. No importaba que no fuera de la misma habitación y que pudiera robarle puntos después.
-¡Te ayudaré!
El gantzer de cabello largo lo cortó antes de que pudiera darle el último golpe. Surgió el valor y la fuerza que comúnmente solo lograba cuando era dominado por una de sus personalidades alternas.
Evitó un golpe del bastón y asi evitó quedar paralizado el también. Luego cortó la cabeza del alien.
En vez de derramarse sangre salió un extraño liquido negro que manchó el traje de aquel gantzer.
Teras volteó y lo primero que vio fue el cañon del x-rifle frente a su rostro. Su cabello se volvió blanco. Se había enfurecido.
-¡¿Qué crees que haces?! Acabo de salvar tu miserable vida.
-¡Te dije que no interfirieras!
Apartó el rifle con su mano tan rápido que no le dio tiempo para pensar a Reikkko. Le puso el filo de la katana sobre el cuello.
-¡Si quieres morir solo dimelo! ¡Te cortaré la cabeza ahora mismo! Si te matan no puedes hacer más puntos. ¿Quieres eso?
Teras se alejó de él. Volvió a su personalidad principal. Su cabello se volvió negro. Le devolvió la katana.
-¿Ya lo ves? Algo como eso soy capaz de hacer cuando cambio de personalidad.
Reikkko recuperó su x-rifle también.
-Mala idea. Alejate de mi. Estás muy mal de la cabeza.
Se alejó solo unos metros antes de que sintiera que alguien lo abrazaba por detrás.
Un Teras de cabello rosado le daba esa muestra de afecto.
-Ay, no te hagas el difícil. Sabes que quieres estar conmigo. Desde el primero momento en que me viste. Somos uno para el otro, Reikkko.
-¿Personalidad yaoi? O__O
Miró a su alrededor. Notó que no estaba en el mismo lugar. No tenía armas y estaba solo.
Permaneció de pie en ese lugar hasta que pudo ver y pensar claramente. Lo segundo fue lo que lamentó.
Fue ensordecido por las voces en su interior. Las multiples personalidades en él.
-Estamos jodidos.
-Sí.
-Solo tenemos el traje. Si nos cruzamos con alguna cosa que sea muy fuerte.
-Dejenmelo a mi. Yo puedo enfrentar lo que sea.
-Tenemos que encontrar a los otros ya mismo.
-¡Tendríamos que matarlos por habernos dejado solos!
La voz del Teras principal silenció la de todos los demás.
-¡Cállense! ¡Podemos manejar esto! ¡No tienen que perder la calma! ¡Nada más!
El gantzer multipersonalidad avanzó por esas catacumbas en las que se encontraba en ese momento.
El lugar era distinto a lo que había visto anteriormente.
Las paredes no tenían jeroglíficos ni imágenes de dioses egipcios. No había ninguna clase de iluminación.
Enfrentaba uno de sus grandes miedos: la oscuridad.
-En la oscuridad todos somos débiles-se decía a sí mismo-. En la oscuridad todos somos ciegos. En la oscuridad estás a merced de cualquier cosa.
Pasaron minutos que le parecieron eternos. Caminando sin tener la más mínima idea de lo que le esperaba más adelante.
Por suerte para él encontró la luz. Corrió desesperadamente hacia ella.
Salió de aquel lugar.
Frenté a él se extendía aquel desierto que había visto cubierto por la oscuridad de la noche. Pero en ese momento era de día y el cielo estaba cubierto por las nubes de un color gris muy oscuro que solo se presentaban cuando una tormenta se avecinaba.
Se sentó sobre el suelo y respiró profundamente. Le resultaba sorprendente que fuera de día.
¿Cuánto tiempo les había dado Gantz para cumplir esa misión?
-Al fin pude salir. ¿Dónde carajo estarán los otros? Tengo que encontrarlos.
Se puso de pie y cuando lo hizo vio a lo lejos a alguien acercándose.
Fue acercándosele lentamente. Hasta que pudo ver de cerca de ese individuo.
Era un gantzer. El cabello le llegaba casi hasta los hombros y estaba despeinado. Un pantalón largo y una chaqueta cubrían su traje negro. Portaba una katana y un x-rifle con el cual apuntó a Teras.
-¡Hey! ¿Acaso parezco un alien?
-No, pero tengo que asegurarme.
Cuando vio los huesos del que estaba frente a él con los rayos x del arma dejó de apuntarle.
-Bien. Por ahora no voy a matarte. Tus huesos dicen “humano”, pero nunca se sabe a qué trucos extraños pueden recurrir. Te estaré observando.
-No sabía que hubiera otros. ¿Tu también eres llevado a una habitación en la que hay una esfera negra y todo lo demás?
-¿Cómo te llamas?
-Me llaman Teras. Tengo que advertirte que tengo varias personalidades. Algunas son peligrosas, pero otras no. Cuando sucede mi cabello cambia de color. Te lo digo para que no pienses que soy un alien si llega a suceder.
-¿Varias personalidades? ¿De qué manicomio te escapaste? Soy Reikkko.
-¿Viniste solo?
-No. Estoy con mis compañeros.
Teras miró a su alrededor como buscando a alguien.
-No los veo por ningún lado.
-Nos separamos para buscar a nuestras próximas victimas. Orden de nuestra líder.
-¿Dijiste “nuestra líder”? ¿Una mujer?
-Sí, eso dije. La llamamos Joha.
La personalidad pervertida surgió. El cabello del gantzer se volvió rojo. Sonrió.
-¿Y qué tal está? ¿Tiene buenas tetas y buen culo?
Reikkko golpeó en la cara al gantzer multipersonalidad, haciendo que volviera a la normalidad. Lo derribó.
-Me repugnan los pervertidos.
Teras, ya con su cabello negro habitual, se levantó.
-¡Hey! No tengo la culpa de lo que hagan o digan los otros. Entonces... ¿Qué haremos?
-No sé qué harás tu. Yo voy a seguir buscando cosas que matar.
-¿Por qué no usas el radar? Así sería más sencillo.
-Por alguna razón el radar no funciona.
-¿En serio?
-Puedes comprobarlo tu mismo.
-¡No me digas! ¿Con qué radar? Cuando empecé tenía un x-rifle y uno de esos. Ahora no tengo nada.
-Es tu culpa por ser tan idiota. ¿Cómo podés perder tus cosas?
-No sé cómo las perdí. Estaba con mi grupo. Todos estábamos disparándole a un bicho raro que tenía una cabeza de perro. Después vi una luz muy fuerte y aparecí en el interior de ese lugar. Casi se me detiene el corazón de tanto caminar en la oscuridad.
-¿Cabeza de perro? ¿Era de color negro?
-Sí.
-El Anubis alien.
-¿A ustedes también los mandaron para matar a ese?
-Exacto.
Reikkko sin decir nada más ni despedirse siquiera se alejó caminando.
Teras simplemente lo vio alejándose sorprendido. Decidió llamarle la atención.
-¡Hey!
-¿Qué quieres? No voy a darte ninguna de mis armas. Arréglate como puedas.
-Está bien, pero...
-¡¿Qué?!
-¿Puedo acompañarte?
-Está bien, pero si nos encontramos con alguno de mis compañeros vas a estar en peligro. Y peor si nos encontramos con Joha.
-¿Por qué?
-Porque podrían pensar en matarte para que no nos robes los puntos.
-No importa. No serían las primeras personas que quieren matarme.
Escucharon un ruido. Poco después vieron a un extraño ser surgiendo de la arena.
-¿Qué carajo es eso?-se preguntó Teras.
-Yo me encargo de este. No interfieras. No intentes nada porque sino te voy a matar.
-Todo tuyo, jefe.
Reikkko dejó su katana sobre la arena y se acercó corriendo al nuevo objetivo, el cual intentó golpearlo con sus armas. Evadió un golpe del extraño látigo que portaba su enemigo. Mostraba su velocidad y fuerza de un auténtico gantzer.
Un potente viento levantó mucha arena.
-¡Matalo!
-¡No me distraigas!
Un disparo de x-rifle destruyó el arma que el alien llevaba en su mano izquierda.
Reikkko fue golpeado por el bastón que portaba el enemigo quedando paralizado en el acto. Ni siquiera podía hablar.
-No puede moverme-pensó con desesperación.
Teras tomó la katana. No podía dudar ni fallar. La vida de un gantzer estaba en peligro. No importaba que no fuera de la misma habitación y que pudiera robarle puntos después.
-¡Te ayudaré!
El gantzer de cabello largo lo cortó antes de que pudiera darle el último golpe. Surgió el valor y la fuerza que comúnmente solo lograba cuando era dominado por una de sus personalidades alternas.
Evitó un golpe del bastón y asi evitó quedar paralizado el también. Luego cortó la cabeza del alien.
En vez de derramarse sangre salió un extraño liquido negro que manchó el traje de aquel gantzer.
Teras volteó y lo primero que vio fue el cañon del x-rifle frente a su rostro. Su cabello se volvió blanco. Se había enfurecido.
-¡¿Qué crees que haces?! Acabo de salvar tu miserable vida.
-¡Te dije que no interfirieras!
Apartó el rifle con su mano tan rápido que no le dio tiempo para pensar a Reikkko. Le puso el filo de la katana sobre el cuello.
-¡Si quieres morir solo dimelo! ¡Te cortaré la cabeza ahora mismo! Si te matan no puedes hacer más puntos. ¿Quieres eso?
Teras se alejó de él. Volvió a su personalidad principal. Su cabello se volvió negro. Le devolvió la katana.
-¿Ya lo ves? Algo como eso soy capaz de hacer cuando cambio de personalidad.
Reikkko recuperó su x-rifle también.
-Mala idea. Alejate de mi. Estás muy mal de la cabeza.
Se alejó solo unos metros antes de que sintiera que alguien lo abrazaba por detrás.
Un Teras de cabello rosado le daba esa muestra de afecto.
-Ay, no te hagas el difícil. Sabes que quieres estar conmigo. Desde el primero momento en que me viste. Somos uno para el otro, Reikkko.
-¿Personalidad yaoi? O__O