Van Houten Jue Mar 03, 2016 1:56 pm
Kaiin les sorprendió corriendo a una velocidad sobrehumana, tomo a Alaska por el cuello, luego de susurrarle algunas palabras, le clavo sus colmillos en donde lo tenía agarrado.
― ¿¡Pero qué haces inepto?! ― Grito Alaska alarmado, hizo un movimiento brusco con sus brazos pero al darse la vuelta por completo ya no había nadie atrás de él. Todo esto parecía un mal sueño, pero no lo era. Ese dolor era muy real, y la sangre que caía por su cuello también lo era.
― Que amable ese chico ― Hablo Baltzar, Alaska se encontraba de rodillas aguantando el dolor. Aquello se sentía como una si una daga fría estuviese entrando por su cuello; algo corría por sus venas, sentía como si una corriente corriese por cada una su de sus extremidades. Dio un fuerte golpe al piso mientras trataba de ponerse de pie ― Al pasar los primeros minutos deja de ser tan desagradable, luego te sentirás más vivo que nunca.
Caminaba algo mareado por la sala, su cabeza daba vueltas; se detuvo en seco cuando miro la ventana rota de su apartamento “No…” Dijo en voz muy baja, luego repitió la palabra tan duro que se pudo haber escuchado en todo el edificio. Pateo uno de sus muebles tan fuerte que, salió volando y choco hasta la otra pared de la habitación. ―Estamos volviendo― Aquello lo dijo de forma inconsciente, Baltazar y Sanoj sentían como su poder volvía a ellos, pero, para Alaska esto era algo totalmente nuevo.
― Te gusta el poder ¿Verdad Alaska? ―
― Me siento… Diferente ― Alaska miro sus manos ― Si patear con tal fuerza un mueble, sin lastimarme los pies, imagínate todo lo que puedo hacer con mis manos.
Corrió hasta una columna y le dio un fuerte golpe, esta misma se rajo toda hasta comenzó a quebrarse, los pedazos de concretos comenzaron a caer al suelo. Alaska sonrió, solo sintió un poco de dolor, pero ignoro todo aquello. Fue hasta su habitación, se puso la ropa que le faltaba, una camisa leñadora y un sombrero. Tomo un par de tirantes que estaban en una mesita de noche. Salió hasta la sala, el techo también se estaba agrietando. El lugar no duraría mucho, fue hasta la ventana que Kaiin había roto. Miro la cantidad de pisos que había.
― Vamos chicho, no es tan difícil como crees
― Somos expertos en esto
― Déjanos el control a nosotros, somos uno solo ahora
Y Alaska comenzó a saltar de balcón en balcón hasta llegar al suelo.
Comenzó con una larga carrera, saltando de un edificio a otro. Su objetivo no estaba muy lejos de ahí, debía encontrar el bar clandestino, un bar donde se reunían la gente como él. Baltzar sabia la ubicación, no sería un problema llegar.