Sus brazos caen al piso chorreando la sangre que en ese fondo es de color negra, ahora veo como una pistola equis sale volando hacia el piso mientras que una mujer cae al piso.
Una cabeza negra chorreando sangre negra sale volando lejos del cuerpo.
Abro los ojos ya no veo ese color rojo intenso como parte del fondo de mi imagen ahora solo veo mi habitación o lo que es mi habitación actual, estoy cubierto con una sábana hace demasiado frío, claro al amanecer siempre hace frío, duermo sobre un colchón ya algo usado, me levanto solo un poco pero lo suficiente como para ponerme de rodillas y doblar ese la sabana y por fin me pongo de pie, me encuentro en una habitación hecha completamente de concreto es de dos por dos apenas quepo en ella, aunque soy bajito no necesito más de dos pasos para llegar a la puerta como en mi habitación no tengo foco y la única fuente de luz es un agujero por donde no entra mucha luz me cuesta trabajo levantarme, no tengo reloj así que desconozco la hora.
Abro el candado para quitar la puerta de cartón salgo de la habitación y vuelvo a poner el candado en la puerta de cartón, sé que no sirve de nada en ese momento pero es mejor que nada aunque no tengo nada ahí, solo ropa vieja y algo sucia, paso por el pasillo gris de concreto sin pintar.
Paso a través de otras dos habitaciones iguales o por sus puertas, al pasar por esas habitaciones detecto un insoportable mal olor, al que después de meses que vivo aquí no me he acostumbrado.
Llego al final del pasillo y bajo las escaleras, en ellas conduce a la salida, pero primero debo pasar a la recepción a pagar por la semana o si no me mandaran a los matones.
Me pongo en la ventanilla y la gorda mujer de unos cincuenta años, con granos y verrugas en toda la cara me responde fastidiada, sacó el dinero los billetes doblados y se los entrego.
La mujer agarra los billetes de malas y poniendo una cara de asco.
-si está completo apenas niño- responde- pero la próxima semana ya tienes que traerme el doble-
-¿¡el doble!?-
-así son las cosas, la policía y el narco están al asecho y estoy pagando por tu seguridad-
Quiero decirle una palabrota y mandarla al carajo de una buena vez, pero gracias a esta horrible mujer la policía no me ha encontrado.
Desde que terminó la guerra la policía no me ha dado problemas, quieren que me reporte a un servicio para militar y eso que soy menor de edad y el narco quieren que sea sicario, uno peor que el otro así que me he tenido que esconder, ninguno de mis escondites ha durado más de dos semanas y pico pero esta pocilga ha durado al menos un año.
Salgo de malas a la calle aún tengo algo más para comprarme un desayuno barato, y ponerme a trabajar, mi trabajo limpiar parabrisas, vaya bonito trabajo que tengo, pero es mejor que nada.